Dos

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El día de hoy era otro más de entre la semana; simple, alegre, divertido y lleno de trabajo, mientras para muchos todos los días son exactamente igual de aburridos para Daniela no lo eran; ella siempre fue de la idea de que todos los días son diferentes por lo que deben vivirse al máximo, siempre ha sido una chica muy linda, bondadosa y muy hermosa; con una voz melifluosa capaz de darle vida hasta el más obscuro de los colores, por cualquier lado a donde iba todos terminaban amándola gracias a su forma tan peculiar de ver la vida, su bonhomía sin duda era su principal característica ya que al ser alguien tan dulce y dócil no se le consideraba como débil pero ¿Quién querría herir a un ser tan apacible?, pero para la pequeña castaña no siempre hubo un final feliz ya que antes de siquiera nacer ya tenia un destino y futuro asegurados pero esto se acabo pronto: al nacer Daniela Calle una adorable niña vivía una infancia dorada, sus padres un empresario golfista y una abogada ambos muy importantes para el estado, además de su hermana mayor Juliana; siempre fueron una familia muy unida regida por el respeto y la honestidad, María Fernanda y Germán amaban pasar tiempo con sus pequeñas hijas y más cuando se trataba de su felicidad, pero un día todo eso cambio ya que durante una noche fría de verano las ya no tan pequeñas chicas se quedaron en casa mientras que sus padres regresaban de una reunión todo parecía ir bien hasta que el carro de sus progenitores chocó contra un tráiler lanzando así el vehículo hacia una barranca, al llegar la policía a la escena lograron sacar a ambos pero murieron en camino al hospital, las dos chicas quedaron solas pero el estado les dejo toda la herencia de sus padres ya que Juliana era mayor de edad; le dejaron la custodia de su hermana menor, a pesar de todo lo acontecido la pequeña castaña o Calle como todos la llamaban ya que amaba mucho su apellido creció teniendo como base el amor, su hermana mayor jamás la dejó sola. Pero lo único malo en la vida de la castaña era su no siempre muy buena limerencia

Pero hasta la más joven de las rosas puede marchitarse, ¿Quién sería capaz de corromper a tan lindo ser? 

Cuando Daniela despertó por un sonido muy molesto y un tanto irritante, se removió un poco entre las sábanas mientras buscaba con su mano la fuente proveniente de tan molesto sonido y una vez lo encontró se encargó de hacer que dejase de molestar antes de finalmente caer torpemente al piso, una vez se puso de pie nuevamente se dirigió al baño para hacer su aseo personal, hoy era su primer día de clases en el instituto de enfermería desde que llego a la ciudad de Bogotá ya que antes vivía en Medellín-Antioquia junto a su hermana mayor pero una vez que está decidió seguir con el negocio de sus padres tuvieron que mudarse nuevamente a la capital de país pero la castaña decidió que quería vivir a parte ya que Juliana estaba muy ocupada viajando con la agencia, vivir con ella sería como vivir sola, su hermana accedió a tal petición así que ahora cada mes le mandaba el dinero suficiente para pagar sus estudios, sus cuentas y algo de más para ella. Una vez estuvo lista tomo sus cosas y le marcó a su amigo Johan la única persona que conocía desde antes para que pasará por ella ya que no era amante de los automóviles y manejar no era de sus cosas favoritas, cuando el chico llegó ambos fueron a recoger a una amiga de el joven esto a Daniela no le importo ya que no se le hacia difícil convivir con alguien o al menos eso creía.

Cuando los tres chicos: Paula, Johan y Daniela llegaron a la escuela fueron directamente a su clase ya que les tocaba juntos, una vez entraron al salón todos miraron hacia la castaña la cual era una desconocida para todos pero más que inmediatamente se le acercaron varios interesados para pedir su número pero antes de cualquiera pudiera seguir atosigando a la chica Paula se la llevo

—Hola hermosa ¿Eres nueva aquí? porque jamas te había visto, de echo nunca vi a una mujer tan encantadora como tú —la alabó un chico alto, moreno y de cabello negro, a lo cual la pequeña castaña contestó dulcemente

—Hola mucho gusto. Gracias, soy Daniela Calle, sí, acabo de mudarme nuevamente a la ciudad y este es mi primer día de clases aquí

—Pues un gusto conocerte Daniela, soy Sebastián Villalobos —dijo el chico extendiendo su mano hacia la castaña mientras hacía una reverencia

POMPEIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora