Aquella tarde estaba siendo más esplendorosa de lo normal, las calles estaban cubiertas por una fina capa de hojas color rosa claro con algunos rastros de blanco en ellas, los cerezos se movían de un lado a otro; siendo balanceado por una brisa tan sutil que azotaba la ciudad aquella tarde, pacífica pero refrescante, una simple brisa abrazadora que llevaba consigo los pequeños rastros que anunciaban la primavera, las flores habiendo cobrado vida ya. El camino era adornado por hermosos árboles gigantescos, desde encinos hasta simples pero majestuosos hayas, quizás aquellos no eran los árboles más exoticos o únicos pero eran hermosos, como todo aquello que detona vida. Eran hermosos a su manera, y eso los hacía únicos.
El sol brillaba como nunca antes sobre el cielo, las casi nulas nubes que adornaban el cielo estaban dispersas como simples pinceladas decorando aquella masa extensa de color azul, las casas en aquel vecindario eran distintas unas de otras, todas con diseños distintos; adaptándose a el gustos de cada dueño, cada casa con un color distinto. En el patio, sobre una amaca, se encontraba Daniela sentada leyendo con atención un libro, uno de los muchos que había coleccionado durante todos aquellos años, no era su favorito pero eso no lo hacía menos bueno, de echo, era bastante entretenido. Sobre el rostro de la morena yacían unas ligeras gafas de lectura, cuando había llegado al final de aquel capítulo decidió que era suficiente así que lo cerró con cuidado y asegurándose de haber puesto un separador justo en la página en la que se había quedado, no queriendo perderse, lo cual ya le había sucedido antes en diversas ocasiones. Quitó de su rostro aquellas gafas de armason oscuro de su rostro masajenado un poco los parpados de sus ojos, tomando una larga respiración, aspirando el ligero y suave olor del día, el viento soplando con delicadeza sobre su rostro, se recosto sobre aquella amaca dejando de lado el libro que llevaba por título "Wrinkle in time" habiendo ya leído la precuela de este, aquella historia siendo una obra de Madeleine L'Engle, no era su escritora favorita ni aquel libro su preferido pero era una buena historia. Se recostó intentando pensar un poco acerca de lo que había leído; tratando de dibujar un escenario en su mente sobre la obra encontrando al pequeño Charles Wallace como un verdadero genio, sin duda era mucho más listo que el resto aunque nadie lo veía así, entonces, mientras Daniela pensaba acerca del pequeño se encontró asimisma comparándolo con María José; era una chica bastante lista, con diferencias que la hacían distinta al resto aunque menospreciada por los demás, tenía una mente única sin duda alguna y simpre solía decir cosas bastante inteligentes sin siquiera darse cuenta de ello, cada uno de sus pensamientos eran increíbles, su mente almacenando miles de pensamientos magníficos que no siempre compartía con los demás pero que de todas formas estaban allí.
Entonces, recordó todo por lo que habían tenido que pasar durante aquellos años, recordó todas aquellas veces en las que habían compartido momentos inolvidables en la casa que habían vendido hace ya unos años atrás, les gustaba pero preferían dejar de lado aquella fría ciudad que había sido testigo de toda su historia juntas, amaban la casa, claro que lo hacían, después de todo detrás de aquella vieja puerta de madera de roble yacían miles de momentos y ocasiones que habían compartido, esa casa las había visto crecer y así mismo irse pero solo para seguir adelante. En cuanto le habían ofrecido a María José un empleo en un estudio de arte en Portland, habían considerado la idea de viajar al otro lado del continente antes pero no era hasta ese momento en el que decidieron hacerlo. Habían decidido mudarse. Eso había sucedido hace casi cuatro años atrás. En cuanto llegaron a la ciudad rentaron un departamento, con el tiempo lograron comprar su propia casa, una nueva, no era gigantesca pero era perfecta para ellas, en cuanto habían tomado la decisión de irse; Daniela había pedido un intercambio hacia un hospital cerca de donde ahora vivían así no perdería tiempo intentando buscar un nuevo trabajo o un nuevo lugar.
Sus amigos y familia habían estado contentos con su decisión, los llamaban cada mes para saber como estaban y para informarse un poco y saber cómo estaba la situación entre ellos. Daniela no podía dejar de sonreír al darse cuenta de cuanto tiempo había pasado ya, en su mente reaparecieron, como una cinta de película, todo lo que habían vivido. Su vida pasó frente a ella de nuevo; reviviendo cada momento como si hubiese sido ayer cuando estaba parada frente al balcón del antigo apartamento de María José, mientras la sostenía en sus brazos y escuchaba todo lo que la chica había querido gritarle al mundo durante tanto tiempo, recordó aquella noche en la que el amor de su vida se paró frente a ella con deseo de morir, también recordó aquella noche que pasó escuchando todas las palabras que la pelinegra tenía que decir, recordó cada lágrima, cada maldición y cada grito.
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POMPEIA
FanfictionTodavía recuerdo cuando decías: Por si un día el mundo se olvida de mi, escribo mi nombre en los arboles. María José marcó su vida, para siempre. [Faltas de ortografía y errores ortográficos, lo arreglare en cuanto pueda] Inspirada en: LTDL - @Allys...