Veintidós

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El cuarto mes María José ya no usaba chokers.

Daniela no sabía la razón, un día simplemente la vio entrar al hospital sin él, solo estaba usando unos jeans negros ajustados que hacían resaltar su trasero y una sudadera blanca corta que tenía estampada la pequeña frase "I'am the queen", en la parte superior derecha del pecho, aquella prende dejaba al descubierto una parte de su bien tonificado abdomen, podría haber disfrutado más de aquella vista sino se hubiese puesto a pensar en porque no traía su choker, recordó lo que había escuchado hablar a ella y su hermana en el lago.

Pero aún así decidió no preguntar. No ahora.

—¡Poché! —saludo al verla entrar

—Veo que estas sola —dijo  sonriente acercándose a ella para besar su mejilla

Aquel día no había sido muy productivo para el hospital pues no habían tenido mucho visitantes ni pacientes, lo cual era bastante bueno de cierta forma, así que el resto del día Daniela se había dedicado a buscar poemas y frases para conquistar, no todos tenían el talento de la pelinegra de derretir corazones con tan solo una mirada.

—No, cuando estas a mi lado es imposible, contigo nunca estaré sola —esperaba que eso funcionará

Pero como siempre, no resultó pues la pelinegra se echó a reír ante aquello, siempre que Daniela intentaba algo con sus frases no le resultaba.

—Ya deja de ver internet —se burló rodando los ojos

—Cállate idiota, no te burles —la regaño haciendo un pechero el cual la chica no tardo en tomar entre sus labios

—Lo siento frutica, pero no puedo evitarlo cuando te esfuerzas con tus frases sacadas de facebook

—Ya déjame, siempre te tiras los momentos —se quejó cruzándose de brazos

—Ya, ya, ya, esta bien me rindo, me encanto —confesó con una enorme sonrisa en su rostro

—Lo sabía

—Bueno... ¿Quieres ir por un café? Tengo hambre

—Sí, esta bien —accedió comenzando a guardar sus cosas —Vamos

(...)

El director del hospital la dejó irse temprano ese día pues la jornada laboral no había sido muy productiva.

Fueron a desayunar en el mismo café de siempre, y ocuparon una de las muchas mesas que se encontraban en el local, a María José ya había dejado de importarle la mesa central desde hacia algún tiempo

Ahora lo único que parecía importarle era estar cerca de la castaña.

—Poché... —la llamó cautelosamente, la curiosidad que sentía era enorme —¿Dónde esta tu choker?

—En mi casa —respondió con normalidad aquello parecía no importarle —¿Cómo vas con tu nuevo trabajo?

—Bien, algunas veces es muy cansado ya que al ser enfermera debo estar a disposición de lo que digan los doctores y me hacen correr por todas partes —contó con una ligera risa, le gustaba su trabajo y más si se trataba de ayudar a niños

—Veo que te gustan mucho los niños —tenía una pequeña sonrisa y sus ojos brillaban

—Sí, los amo —fue lo ultimo que dijo antes de que el mesero las interrumpiera

POMPEIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora