CAPÍTULO 24

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Narra Ana

Después de la caminata por el monte, esa caminata que sólo iba a ser un "paseo". Un paseo que nos llevo alrededor de una hora y media, varias caídas por mi parte y alguna que otra picadura de insecto.

Miriam: es la última vez que te llevo al monte, casi te me matas neña

-¿Y ese acento tan gallego?

Miriam: me estará volviendo ¿no te gusta?

-Me pone muchísimo.

Miriam: calla calla

-Que bebé eres.

Miriam: para otras cosas no piensas eso.

Le pegué un manotazo en el brazo y ella se empezó a reir.

Fuimos caminando hasta casa, para darnos una ducha y arreglarnos un poco, antes de ir a merendar con el abuelo de Miriam.

Narra Miriam

-Venga Ana, acaba ya

Ana: ay Miriam, no me metas prisa.

-Es que nos va a dar la hora de la cena a este paso.

Ana: pesada. ¿Voy guapa?

-Preciosa, pero se supone que no tienes que seducir a mi abuelo.

Ana: no quiero seducir a tu abuelo, sólo quiero que vea que tiene una novia increíble.

-Venga Scarlett Johansson, que llegamos tarde.

Ana: ¿Te pone Scarlett Johansson?

-Bueno, yo voy tirando, tú si no quieres perderte sígueme.

Ana: responde a mi pregunta

-No te oigo.

Algunas veces Ana era realmente estresante.

Aproximadamente en un cuarto de hora, habíamos llegado ya a la casa de mi abuelo, donde el nos esperaba con café, chocolate caliente y tarta.

Nos sentamos con él en la cocina.

Ana: ¿esos de la foto es Miriam?

-Cuando era pequeña y aún se dejaba sacar fotos.

Ana: que mona, si hasta parece buena.

-Parezco buena porque soy buena.

De repente mi abuelo se levantó y al poco volvió con un álbum de fotos.

-¿Y eso?

-Fotos de cuando eras pequeña, es tu novia, tiene derecho a verlas.

Ana: claro, es para ver si me merece la pena tener hijos contigo, para ver si serían guapos o no.

-¿Hijos? Bueno serían preciosos, pero dejad de ser unas marujas.

-Los hijos os van a salir preciosos, voy a poder presumir de bisnietos por todo el pueblo.

-Bueno a ver eso está por hablar, tiempo al tiempo. Yo soy un ser libre.

Después de un par de horas en las que Ana y mi abuelo estuvieron riéndose de mí, llegó la hora de irnos.

-Bueno abuelo, nos vamos.

El nos acompañó hasta la puerta, y nos despedimos de el. Al parecer le había encantado Ana porque le dedicó más tiempo a ella que a mí.

Ana: tu abuelo es majisimo.

-Ya veo que habéis congeniado

Ana: ¿estás celosa?

-¿Cómo voy a estar celosa por mi abuelo?

Ana: bueno tu sabrás, ¿qué tienes pensado hacer ahora?

-Bueno podemos ir a tomar algo y luego vamos a cenar a algún lado.

Ana: ¿y si cenamos en casa tranquilamente?

-Lo que tu quieras.

Ana: bueno pues vamos a tomar algo, y ya vamos viendo.

Llegamos a un bar algo más juvenil, no como el de por la mañana.

Y al entrar me quedé de piedra, no había sido del todo buena idea venir aquí.

Allí estaba ella.

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