CAPÍTULO 26

886 59 0
                                    

Narra Ana

Me desperté, y tenía muy pocas ganas de ver a Miriam, así que me quedé un rato más en la cama. Plan que no salió como esperaba, porque vino Miriam a verme.

Miriam: ¿te preparó el desayuno?

-Miriam, déjame.

Miriam: tienes que comer algo.

Le lancé la almohada para que se fuese.

Miriam: vale, ya me voy.

Narra Miriam

Sabía lo que tenía que hacer, y lo iba a hacer.

Bajé a desayunar, me vestí y fui a despedirme de Ana.

-Amor vengo en un momento.

Ana: tranquila, puedes ir a tirartela.

-Joder Ana, basta ya.

Pegué un portazo y me fui.

No iba a tirarmela pero sí que iba a ir a hablar con ella.

Llegué a la que recordaba que era su casa, y efectivamente, seguía viviendo allí.

Mary: hombre Miriam, ya te echaba de menos. ¿Cómo van las cosas con tu novia?

-De eso quería hablarte. ¿Puedes ayudarme?

Mary: poder puedo, pero, ¿por qué debería hacerlo?

-Me lo debes.

Mary: yo no te debo nada, más bien es al revés.

-Ya te pedí perdón en su momento por lo que paso.

Mary: ¿Qué paso Miriam? Vamos a hablar de ello, no como la última vez que huiste.

-Estuvo mal lo que te hice.

Mary: es la mismo que le estas haciendo a tu nueva novia, sólo que conmigo no estabas tan arrepentida.

-Sé que lo que te hice a ti estuvo mal, pero he cambiado. Mary seamos sinceras, nunca nos quisimos.

Mary: habla por ti, porque yo sí te quería. Miriam te tiraste a mi mejor amiga y ¿ahora pretendes que te ayude con tu novia?

-Ana es muy importante para mí, si no lo fuese, no te estaría pidiendo esto.

Mary: te voy a ayudar porque no soy igual de mierdas que tú. ¿Qué tienes pensado?

-Ven hasta mi casa, y habla con ella. Cuéntale la verdad sobre lo de ayer.

Mary: ¿todo?

-Todo

Llevé a Mary hasta mi casa, el camino fue bastante incómodo, ninguna de las dos hablaba.

Llegué y abrí la puerta. Vi a Ana echada en el sofá, parecía estar llorando.

Levantó la cabeza y me vio entrar con Mary.

-La he traído para que lo hablemos todo.

Ana se levantó del sofá y nos indicó que nos sentasemos con ella en la cocina.

Mary: a ver Ana, lo que pasó el otro día, fue todo culpa mía. Miriam no quería e incluso intentó apartarme. Perdonala, sabés que ella no haría algo así queriendo.

Ana: ¿Cómo sé que puedo confiar en ella?

-Ana, te quiero. Te quiero sólo a ti.

Mary: yo no voy a volver a meterme más en vuestra relación.

-¿Lo hablamos a solas mejor?

Ana aceptó y acompañé a Mary a la puerta.

-Gracias por no contarle nada de lo que pasó entre nosotras en el pasado.

Mary: he visto que la quieres de verdad. Prefiero no meterme en vuestra relación.

-Gracias, de verdad.

Mary: cuidala, merece la pena.

-Lo haré.

Mary: suerte.

Nos despedimos, y volví adentro con Ana.

Ana: te perdono Miriam. No vuelvas a fallarme, por favor.

-Te quiero Ana.

Nos abrazamos, por fin todo se había arreglado.

Sólo si es contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora