CAPÍTULO 25

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Narra Miriam

Caminé con Ana en silencio hasta la barra.

Ana: ¿Miriam estás bien?

-Eh sísí.

Ana: ¿seguro?

-Sí, tranquila. Pídeme algo de beber, que voy al baño un momento.

Fui hasta donde estaba Mary, la cogí del brazo y la llevé hasta el baño.

Mary: pensé que no ibas a venir a saludarme.

-No te acerques a mí.

Mary: eres tu la que has venido.

-Porque sino ibas a venir tú y no tengo ganas de tener problemas.

Mary: ¿Quién es esa?

-No te importa

Mary: o sea, que te la estas follando. ¿Es buena en la cama?

-Es mucho mejor que otras con las que he estado.

Mary: entonces si ahora hago esto, no te vas a alterar ni un poco.

Mary fue caminando poco a poco hacía mí, hasta que mi espalda chocó con la pared.

-Para, por favor.

Me agarró del culo y empezó a darme besos por el cuello.

Mary: ¿seguro qué quieres que pare?

No conseguí contestar, lo que solté fue un gemido.

Mary: me lo tomaré como un no.

Empezaron a dar golpes a la puerta del baño.

Era Ana.

Ana: ¿Miriam estás bien? Llevas mucho tiempo en el baño.

Aparte como pude a Mary.

-Sí, ya salgo.

Ana: vale, te espero en la mesa.

Me asomé un poco para ver si Ana ya se había ido y efectivamente ya no estaba.

-Espera un poco para salir.

Mary: yo no tengo nada que ocultar.

-Mary por favor.

Mary: Mirian si no llega a ser porque tu novia nos ha interrumpido, ahora mismo estarías gritando mi nombre. Céntrate, sabés a donde puedes ir a buscarme si quieres acabar esto. Nos vemos leona.

Mary salió del baño. Mierda, la había cagado.

Me arreglé un poco la ropa y el pelo y salí del baño.

Detrás de la puerta estaba Ana.

Ana: ¿Quién era esa?

-Nadie, ¿por?

Ana: no soy tonta Miriam

-Es mi ex

Ana: ¿te la has tirado?

-Sólo hemos hablado

Ana empezó a llorar e intenté abrazarla, pero se apartó.

Ana: Miriam no soy tonta, dime la verdad.

-Ana te quiero a ti.

Ana: yo me voy. Vete a follartela si quieres.

Ana pagó la cuenta y salió del bar, y yo fui hasta donde estaba Mary.

Mary: que poco has tardado en venir a por mí.

La agarré de la camiseta y la saqué fuera del bar.

Mary: ¿Qué coño haces?

La empuje contra la pared y le metí un puñetazo.

-Eres una imbécil.

Mary no me devolvió el golpe, lo que hizo fue agarrarme las manos.

Mary: Miriam tranquila joder. Nunca te había visto así.

Empecé a llorar y Mary me abrazó.

-Sueltame.

Mary: joder soy una mierda. Déjame ayudarte.

-Ya has hecho suficiente.

Me libré de su abrazo y fui hasta casa dando un paseo.

Cuando llegué, Ana estaba preparando la maleta.

-Ana para, vamos a hablar

Ana: Miriam no hay nada que hablar, la has cagado y ya está.

-Dejame explicártelo todo.

Narra Ana

Acepté a que me lo explicase todo. Nos sentamos en la cama y empezó a hablar.

-Empieza.

Miriam: cuando entramos en el bar, la vi.

-¿Por eso te pusiste tan rara?

Miriam: sí.

-Bueno sigue.

Miriam: entonces fui a hablar con ella, porque si no iba a ser peor.

-¿Peor?

Miriam: Ana no la conoces, está loca. Iba a venir e iba a joderlo todo.

-Se ha jodido igualmente.

Miriam: dejame acabar. Cuando entramos en el baño, empezó a preguntarme por ti. Como las respuestas que le daba no le estaban gustando del todo, me empujó contra la pared y empezó a besarme el cuello. Mi cuerpo no reacciono como a mi cerebro le gustaría. Pero yo no hice nada, no la toque. Quise pararla.

-¿Cómo sé que puedo confiar en tí?

Miriam: Ana sólo te quiero a ti.

-Quiero hablar con la tía esa.

Miriam: mañana antes de irnos, hablas con ella.

-Genial

Miriam: ¿entonces todo bien?

-No sé Miriam, poco a poco. Para empezar hoy duermes en el sofá.

Miriam: lo entiendo pero ¿al menos un beso me lo puedes dar?

-Sí, tonta



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