¡Un gato!

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Pasado


No supo exactamente cuánto tiempo fue el que se quedó así, detrás del arbusto observando a aquel chico, bien pudieron ser siglos y a él no le hubiera importado. El chico de los ojos azules, como Magnus había optado por llamarle, estaba recargado en un muro, a pesar de la posición relajada aun podía ver su espalda tensa desde donde él estaba. Había considerado en acercársele, de verdad que sí, pero había algo de hipnótico en observarlo de esa manera. De pronto, sin verlo venir el chico se giró, pudo jurar que sus ojos fueron hacia el arbusto donde estaba escondido. Así que como cualquier persona normal, capaz de espiar a las personas a través de arbustos, dio un par de pasos hacia atrás pero sus pies chocaron contra algo y en cuestión de segundos cayó al suelo llevándose consigo una maceta. Tan pronto como la maceta y el cayeron al suelo, el chico de ojos azules camino hasta el con una expresión sorprendida, al llegar a donde él estaba le extiendo una mano y pudo jurar que un ángel bajo a salvarlo; un ángel que lo miraba desconcertado.

-uh... - un sonido salió de sus labios cuando tomo su mano y se levantó, su pantalón blanco ahora era café y no podía recordar un momento en el que se sintiera más avergonzado, o bueno tal vez si pero aquella vez Raphael... - ¿estás bien? ¿Te has lastimado?

- solo mi orgullo – dijo sacudiéndose el pantalón

- no había notado que estabas aquí – se llevó una mano al cuello y miro hacia otro lado – de hecho sentí algo extraño, como si alguien me estuviera observando – regreso la mirada a el – supongo que los arbustos se ven mejor de cerca ¿no es así? – una sonrisa burlona apareció en su rostro

- claro, la magia de la naturaleza es admirable – dice – pero no estaba viendo el arbusto, ni mucho menos espiándote

- ¿ah no? – una sonrisa divertida apareció en su rostro. En ese momento lo supo, o tal vez no del todo, pero debió imaginarlo, estaba jodido - ¿entonces que estabas haciendo detrás de un arbusto?

- Estaba buscando algo – dice mientras comienza a ver hacia todos lados

- ¿El qué?

- eh... - vamos, Magnus di algo, cualquier cosa - ¡un gato! – tan pronto como lo dijo, mentalmente se llevó la mano a la frente dándose un golpe. Eres grande, Magnus.

- ¿un gato? – un par de ojos azules lo miraron desconcertados

- sí, mi gato – dice – no le gusta quedarse solo en casa así que lo traje a la fiesta, pero hace un momento lo perdí

- claro, ¿Y tú gato se llama?

- Presidente Miau – lo dijo tan seguro de sí mismo que si no supiera que es alérgico a los gatos el mismo se hubiera creído que tenía uno llamado Presidente Miau

Una sonrisa apareció en su rostro, de esa clase de sonrisas que te advierten que te alejes pronto antes de que termines mal, pero Magnus, idiotamente, no hizo caso a esa advertencia – bueno, de seguro no fue muy lejos ¿quieres que te ayude a buscarlo?

-no – soltó – digo, Presidente Miau a veces se escapa pero siempre termina regresando a casa – no podía creer que se sintiera tan nervioso – estoy seguro de que cuando llegue a casa el estará ahí, gracias de todos modos...

- Alexander, pero dime Alec – extendió su mano

- un gusto en conocerte, Alec – sonrió mientras estrechaba su mano – soy Magnus

TINIEBLAS (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora