El sudor frío corre por mi cuerpo y sólo deja escalofríos en su lugar. El calor me consume y mi boca está completamente seca. Intento ponerme de pie para ir a la ducha pero el más mínimo esfuerzo me causa marepo.
Me recorro poco a poco hacia el teléfono en la mesa de noche pero justo cuando estoy por alcanzarlo alguien toca la puerta.
-Majestad, la reina le espera en el comedor real para el desayuno.
-Hans, ayudame- pasa de inmediato y se queda estático al verme.
-Ya vuelvo- se va corriendo y en tan sólo un minuto mi madre llega al lugar.
-Leopoldo- mi madre me llama y apenas puedo verla.- Hans llama al médico, ustedes sumergan un par de toallas en agua helada. La observo dar órdenes mientras intento entender que esta sucediendo conmigo, con mi cuerpo. Miro a todos en busca de su rostro, pero no hay seña alguna de Emily en este lugar.
Susan me pone una toalla helada en la frente y me quitan la pijama para poner de estas por mi torso.
-Susan- trago grueso.
-Si majestad.
-¿Y Emily?- mi madre me observa de inmediato y parece inconforme con su mención, pero sólo calla y observa fulminante a Susan, quien parece guardarse todo.
-No lo sé majestad- observo deshonestidad en sus ojos y eso sólo me preocupa más.
Mi cuerpo sigue temblando y ardiendo es como si cada toque empeorará más las cosas.
-El doctor ya está por llegar- escucho a Hans pero nos iiwueiravlonobservo a él. Sólo veo el techo y pienso en Emily.
-Emily, ¿dónde está Emily?- pregunto una y otra vez.
-Leopoldo tranquilizate.
-No madre, necesito saber donde está Emily- mi respiración se torna agitada y cada vez más difícil.
El doctor entra y me inicia a revisar. Todos parecen atentos a lo que está sucediendo, menos yo. Con la vista nublado observo de manera fugaz los ojos que están frente a mi y de manera distorsionada la cara del doctor.
-¿Qué ceno anoche?.
-Cene un estofado.
-¿Lo había ingerido antes Majestad?.
-Muchas veces.
-¿Algo varió en ese estofado?.
-Si- intento hablar entre jadeos- tome vino.
-¿Lo había probado antes?- asiento- ¿después del desayuno durante en día, se sintió mal.
-No- el doctor comparte miradas con mi madre y no puedo siquiera pensar en lo que están pensando.
-Creo que fue una reacción alérgica al vino, necesitaré un par de laboratoriales, mientras tanto en joven debe permanecer en cama y con extremos cuidados, pues la alergia amenaza con agravarse, hasta cerrar sus vidas respiratorias, cosa que estaba por suceder, sin embargo voy a canalisarlo y suministrarle el medicamento.
-Lo dejo en sus manos- la voz de mi madre tiembla.
Siento como mi vena es atravesada de un momento a otro y luego de unos segundos algo corre por mis ellas.
- El medicamento ya está aplicado, le calmara la fiebre y los temblores, abrirá sus vías respiratorias y dentro de una ahora el joven estara mejor, que no se le deje de poner los paños fríos hasta que su temperatura sea más normal por favor y si me lo permite Majestad me gustaría quedarme con el joven para observar que el medicamento haga su efecto y si se presenta algún otro síntoma en él.
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Enamorado de una plebeya
Teen FictionNo siempre las historias de amor son fruto de un accidente, muchas de ellas inician de la forma más incongruente, en lugares comunes, otras en lugares poco conocidos. En rincones del mundo que pocos conocen, dejando así historias que sólo se quedan...