10 "Resaca"

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-Magnus, despierta. – Alec jalo las sabanas.

-Largo.

-Vamos, Magnus, son las doce de la tarde.

-Me duele la cabeza. -Se quejo. 

-Es resaca. –Magnus giro en la cama, enredándose en las sabanas y después cayendo al piso, Alec soltó una carcajada, Magnus se quejo.

-¡No te rías tan fuerte, maldición! -Magnus apretó su cabeza.

-¡Levántate y brilla! –Alec grito de nuevo, Magnus iba a matarlo. Saco su mano, levantando su dedo medio y Alec rio.

Magnus se desenredo en las sabanas y después... -Oh dios mío, –miro a Alec, - estoy desnudo ¿Por qué estoy desnudo? Nosotros no... -Las palabras se ahogaron en su garganta.

-¿Follamos? -Alec parecía divertido, Magnus tuvo que apartar la mirada, sonrojándose.

-Eso.

-¿Eso? -Se río. -No no hicimos nada. Supongo que solo en la noche decidiste desnudarte y dormir, no vi nada de eso. -Se encogió de hombros, Magnus suspiro con alivio.

-Bien.

-¿Por qué? ¿Eres virgen? -Rodo los ojos, y lo miro mal.

-No es tu asunto.

-Sí, eso es lo que los vírgenes dicen. -Magnus le aventó una almohada que le dio directo en sus bolas, Alec hizo una mueca de dolor.

-Idiota.

-Me quedare sin hijos.

-Un favor al mundo. -Se tapo de nuevo hasta la cabeza.

-No voy a volver a hablarte. –Su voz sonaba un poco ahogada. -La próxima vez que venga, traerá un balde de agua fría. –Y salió, azotando la puerta, haciendo que el sonido retumbara en la cabeza de Magnus.

Magnus apretó los ojos.

(...)

Bajo las escaleras lentamente, lo único que quería era que la pastilla causara efecto y comer algo.

-Ottis. -Acaricio al perro que le lamia la cara, sonrió. –Espero que Alec te haya dado de comer.

-¡Lo hice! -Grito desde la cocina y Magnus sonrió. Camino a la cocina y entro.

-Bueno, gracias. –Alec se encogió de hombros. -¿Desayunaste?

-Pan y café, no soy bueno haciendo de comer y no quiero incendiar nada aquí. –Magnus río, para suerte de ambos, el sí sabia cocinar.

Saco huevos y salchichas, algo rápido, al fin y al cabo ya no era desayuno, ni siquiera almuerzo, podría ser ya casi comida. Lo hizo rápido, saco platos y los sirvió, giro hacia Alec.

-Al menos podrías acomodar aquí.

-Lo hare solo porque eso huele bien. –Magnus puso los platos, Alec saco vasos y el jugo, también había sacado pan tostado, mantequilla y mermelada.

Ambos se sentaron a comer el desayuno en silencio, un incómodo silencio. Hasta que Magnus miro al frente, a la gran ventana, y vio lo que había fuera.

-¿Cuándo la trajiste? –Alec no necesitaba ver para saber que se refería a su moto.

-Esta mañana, le pedí a alguien que me la trajera.

-¿Por qué? –Magnus lo miro.

-No iba a dejarla sola. –Alec se encogió de hombros, Magnus sonrió con burla y un poco de ternura.

-Ow, apuesto que tiene un nombre.

-No, no lo tiene. –Mintió y Magnus enarco una ceja. - ¿Qué si lo tiene? –Magnus se río.

-¿Cuál es?

-Diana.

-Lindo.

-Sí, le gusta tenerme encima de ella. –Magnus rodo los ojos.

-Asqueroso.–Alejo su plato ya terminado. - Te toca lavarlos, yo hice de comer. –Alec haciendo muecas se levanto, Magnus cambio de lugar a donde Alec estaba, mirándolo.

-¿Por qué te gusta comer aquí y no en la mesa? –pregunto Alec mientras los lavaba.

-Hmm no he comido ahí desde que mi papá murió. Y solo he venido aquí como cuatro veces después de eso, contando esta. Y solo una vez junto con mi mamá, pero ella tenía trabajo así que desde que el murió nadie se ha sentado a comer ahí. –Suspiro, Alec termino y se sentó a un lado de él.

-¿De qué murió?

-Un infarto.

-¿Fue antes o después de lo que te paso?

-Un año antes. –Alec suspiro.

-Vaya, mierda. Lo siento.

-Lo supere, siempre lo voy a extrañar, pero lo supere, como lo he superado con Gen, pero ahora...-Respiro profundamente. - De alguna u otra manera el pasado siempre nos alcanza, solo que nunca pensé que me alcanzara tan rápido.

Y no quería vivir con el miedo de que Samuel algún día lo encontrara. Negó con la cabeza.

-Como sea, no quiero hablar de eso. Ahora ¿Qué paso anoche? –Alec se rio, terminando y yendo a sentarse a un lado de el.

-Es la pregunta que siempre se hace después de una borracheara, más cuando es la primera.

-Tengo dieciocho años, no era la primera vez que había tomado, solo que ayer si me pase. –Alec se rio de nuevo.

-Bueno, no paso nada de lo que te tengas que arrepentir.

-Oh gracias a Dios. -Suspiro con alivio.

-Ah, me dijiste que era caliente y que estabas celoso de Kendra porque te gusto. –Magnus alzo ambas cejas.

-¡¿Qué?! - Casi se atraganta con una uva que había comenzado a comer. -Yo ni diría eso estando sobrio... Nunca.

-Los borrachos no mienten.

-Yo si. –Alec se río.

-Como sea,  ahora, iré por Kendra, para darle una vuelta en Diana.

-Oh. –Sonrió falsamente. –Genial, el sueño de cualquiera, matarse en una moto.

-Sigues vivo. Soy bueno manejándola.

-Como sea. –Se levanto y camino hasta la sala. –No me importa. -Murmuro, pero le importaba.

Sabía que cuando su mamá contrato a Alec, fue para que cuidara solo fuera de la casa, era un lugar bastante seguro, nadie entraba sin que ser revisado primero o avisar a la persona a la que iba a ver, Alec podía salir y no estar todo el tiempo con él. Magnus no, si él quería salir, tendría que llevar a Alec con él, injusto.

Vio a Alec subirse a la moto y encenderla, yéndose de ahí rápido, Magnus suspiro.

-Adiós. –Murmuro.

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