Capitulo IV

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20/10/1967 Wisconsin.

— ¡Muchachos! ¡Muchachos! —El soldado Gabe Adams estaba emocionado, su pelo largo se revolcaba mientras él pegaba brinquitos— ¡Ya sé dónde estamos! —Esa era una buena noticia— estamos en Wisconsin.

— ¿En qué base militar? —Pregunto Steve Morris.

— No sé muy bien, no sé si en Wisconsin hay bases militares, ademas estamos en bosque, solo sé que estamos en Wisconsin.

No sabían fecha, hora y lugar exactamente pero al menos sabían en qué estado de Estados Unidos estaban y eso era realmente alegrante. Paul soltó una risita a oír un chiste que hizo Steve Morris y volvió a su lugar de vigilancia. Estaban los cuatro haciendo guardia: Steve, Gabe, Paul y él, los dos acompañantes de Erik habían sido buenos compañeros y hasta se podría decir que pudieron convertirse en amigos aunque todavía no se había confiado nada con Adams.

Pero se había convertido en amigo de Edward Jones. Desde el día en el que le había apuntado con el arma se comenzaron a hablar y a contar como era su vida antes de que fueran reclutados, Edward, conto que era de una familia de clase alta, que era el único hombre mayor de la casa porque su padre había muerto y que tenía cuatro hermanos más en casa esperándolo.

— Solo quiero que acabe esta guerra, Erik —Dijo cabizbajo y con la cara llena de tristeza.

— Todos lo queremos. —Dijo lanzándole una sonrisa para que se sintiera mejor.

Luego de eso Edward le pego un puño y terminaron golpeándose hasta que se dieron cuenta de que la Capitana Romero los estaba observando.

Un compañero le llamo avisándoles que ya había terminado su guarida, Erik llamo a sus compañeros de guardia y les indico que ya podían descansar.

— ¡Qué bien! —Grito Gabe y todos lo callaron— Ya tenía ganas de descansar.

— Todos las tenemos, hermano —Dijo Steve— Bueno, muchachos. Descansen, mañana será un gran día.

— De mierda —Dijo Paul muy bajito que solo lo logro escuchar Erik que estaba a su lado.

Todos partieron a sus tiendas y volvieron a descansar para otro día nuevo.

Unas horas más tarde la Capitana Romero los despertó, les indico que hicieran sus quehaceres y que salieran a formar. Erik, arreglo su carpa, limpio sus botas con betún y las lustro con un trapo.

« Como nos enseñó la capitana. —El día que los bajaron del camión solo les enseñaron las reglas básicas y ayer comenzaron a enseñarles a arreglar sus botas y al entrenar hicieron ejercicios básicos: Abdominales, flexiones de pecho, barras en un palo de madera que la misma Capitana había colocado la noche anterior, corrieron por todo el terreno, y muchos ejercicios más por nombrar. — Y también como cargar y utilizar un arma.» ese había sido la mejor parte del entrenamiento.

Erik se terminó de arreglar y salió.

Afuera estaban los nueve hombres que fueron reclutados el domingo (día después del cumpleaños de su amigo Pablo), también estaba la Capitana Romero con su consejero el Teniente primero Cox y el Cabo Foster. Erik se acomodó en la fila, en medio de Edward y un chico llamado Harry Cruz, y se dispuso a escuchar a la Capitana.

— ¡Soldados! ­—Grito como siempre lo hacía — Hoy vamos a tener un gran encuentro con más compañeros, si saben: Yo soy Capitana y debo comandar a más de cincuenta soldados y a treinta suboficiales. —Les mostro las palmas blancas de su mano— Ustedes no son ni la mitad de mi grupo. —Sonrió y se giró observando al Teniente primero Cox indicándole para que hablara.

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