Capitulo XIII

44 4 0
                                    

18/11/1967 Océano Pacifico.

PDV PAUL

— Steve —Dijo mientras entraba al comedor, estaba tímido y con nervios, nunca había hecho algo como esto.

— ¿Si, Paul? —Dijo Steve desconcertado mientras comía un caldo.

— ¿Puedo tomar asiento?

« Dios, esto está muy complicado.» Pensó en partir, pero ya le había hecho una promesa a Erik.

Steve Morris le asintió mientras seguía tomándose su caldo.

— ¿Esta mejor o peor el de hoy? —El caldo que siempre hacían, era una mierda, les daban pura agua con dos papas y un trozo de carne menos grande que una hormiga.

— Esta mejor que el anterior —Morris se rio.

— Eh —Se rasco la cabeza y carraspeo— Quiero pedirte disculpas por comportarme como un idiota con ustedes y más que todo contigo, además porque tú fuiste el que más se acercó a mí y el que me acepto como soy, por eso debo pedirte perdón, porque no debí comportarme así.

Morris se acercó abrazarlo mientras pegaba una carcajada.

— Tranquilo amigo —Dijo mientras volvía a reír— Todos tenemos una manera de ver y de pensar distinta, y todos tenemos la obligación de aceptarnos para poder vivir en equilibrio.

— Gracias —Fue lo que pudo decir.

Dejo terminar a Steve su caldo y partió hacia la zona de armería donde iba a estar Edward Jones, a él si le debía pedir disculpas por su insolencia y también darle las gracias por cuidarlo y apoyarlo cuando su hermano no estaba, necesitaba ser lo más sincero, porque de verdad quería estar bien con alguien que le protegió. Cruzo la cubierta y bajo para las cabinas, golpeo la puerta abierta del cuarto de Jones y el volteo, su mirada demostraba fastidio y enojo, Jones volvió a sus quehaceres y Paul volvió a golpear.

— ¿No entiendes que te vayas? —Dijo Jones tosco, no quería verlo.

— Vengo porque necesito hablar contigo —Dijo de la manera más decente, Jones agarro su ropa se le acerco.

— ¿No queda claro que ya hice mi parte? —Dijo— No me vuelvas a buscar para otra de tus patanerías, Gray.

Jones intento partir, pero lo detuvo.

— Quiero pedirte disculpas —Barboteo.

— ¿Enserio? —Jones se quedó helado.

— Sí, quiero pedirte perdón por la manera en que te he tratado estos últimos momentos, sabiendo que no debí ser así porque tú, tú fuiste quien me cuido hasta la llegada de mi hermano. —Paso saliva— Quiero disculparme y decirte que no volveré a ser así nunca más, que solo quiero que seamos grandes amigos.

— Bien —Fue lo que Jones respondió— Vamos con Erik que va a pescar.

Partieron de la cabina hasta la cubierta, observaron a Erik dialogando con la Capitana Romero y a Matheus Andrews también.

— Intentan convencerla desde esta mañana —Dijo Adams que venía junto a Morris— Ya llame a Galán para que la convenza.

Galán llego y comenzó a dialogar con la Capitana, la conversación iba bien porque la capitana asentía mientras Erik y Andrews sonreían de la emoción, luego de eso partieron todos y se acercaron sus amigos.

— ¿Qué sucedió? —Pregunto Morris.

— ¡Vamos a pescar! —Grito Erik.

Todos partieron hacia la caseta del capitán de navegación, sacaron las cañas, las cubetas, los señuelos y un machete, bajaron dos canoas, ataron cuerdas a las rejas del costado del barco por si se aparataban mucho, y lanzaron las canoas al mar por los lados del estribor. Erik bajo primero y los ayudo a bajar a todos. Morris, Adams y Paul se quedaron juntos en una canoa, y Erik, Matheus y Edward en la otra canoa.

— Me voy a dormir un rato mientras agarran a un pescado —Dijo Steve recostándose en la canoa.

Adams sonrió y lanzo su caña, Paul hizo lo mismo y observo como Erik junto a Edward y Andrews jugueteaban y reían como tres amigos felices.

— Creo que tu hermano consiguió la felicidad. —Dijo Gabe.

— Sí, creo que sí.

Sentía un poco de celos porque él también quería estar feliz pasándola con sus amigos, pero Erik se lo merecía, él había hecho todo por todos y esto es lo que se merece por hacerlo, ser feliz.

— Me gusta verlos feliz —Dijo Gabe sonriente— Me hace recordar cómo era mi vida antes de entrar a este juego de la guerra.

— ¿Cómo era tu vida antes? —Pregunto Paul observando si pudo pescar algo.

— Yo era el mayor de siete hermanos, éramos pobres, pero eso no importaba para nosotros, nosotros queríamos estar unidos como familia y amarnos aún más. Jugábamos todos los días, desde que salía el sol por las mañanas, hasta que se ocultaba por las noches —Adams lanzo una lagrima— Éramos solo nosotros y nuestro padre, yo trabajaba, y cuando me reclutaron los deje solos, sin sustento y a la deriva. Solo quisiera saber cómo están ellos en este momento, así sea un mensaje o una llamada, no importa, solo quiero saber de ellos.

— Cuando lleguemos a tierra —Dijo— Te ayudare para que puedas saber algo de tu familia.

— ¿Y la tuya?

— ¿Mi familia? —Se le hizo un nudo en la garganta y observo a Erik que seguía jugueteando con sus amigos— Creo que está muerta, no lo sé, Erik quiere ocultarme esos secretos para que yo esté bien, solo busca mi bien.

— ¿Qué te hace más bien? ¿Vivir de las mentiras o sobrevivir con la verdad? —Dijo Adams

— ¿Cómo se cuándo está mintiendo y cuando está diciendo la verdad? —Replico— Vivimos de mentiras, y aunque estas lleven un poco de verdad, siguen siendo mentiras. Nunca nadie es honesto, nunca nadie va abrir su espíritu, las mentiras te hacen sobrevivir.

— Pero hay mentiras buenas y otras malas —Refuto Gabe Adams.

— Pero al fin y al cabo siguen siendo mentiras.

— ¡Hey chicos! —Grito Erik— Vengan a ver, Edward ha pescado.

Steve Morris se levantó de la canoa y comenzó a remar emocionado, luego Paul y Gabe lo ayudaron hasta llegar a la canoa de su hermano. El pescado que pudo conseguir Edward Jones era de un tono grisáceo y largo.

— ¿Saben cuál es? —Pregunto Edward.

— No soy pescadologo. —Hablo Steve Morris— Pero este pescado se ve muy delicioso para cocinarlo para esta noche.

— No creo que sea pescadologo —Contesto Matheus— Y tampoco creo que tengamos el permiso para cocinarlo.

— Entonces lánzalo de nuevo al mar, Jones. —Propuso Gabe— ¿Qué haras con ese pescado si no puedes comerlo?

— ¡Muchachos! —Grito Steve emocionado— Tengo una idea.

— Si vas a salir con tus estupideces no digas nada. —Replico Erik.

— El que se coma un pedazo de ese pescado crudo, le haré el turno en la cocina por una semana —Propuso Steve— ¿Quién se atreve?

— Yo —Dijo Edward Jones. — ¿Pero me aseguras que cumplirás el turno?

— Con todo lo que soy —Respondió Morris jocoso.

Edward acerco el animal casi muerto a la boca, abrió sus labios e intento morderlo pero lo soltó e hizo un gesto de desagrado.

— No puedo, huele muy asqueroso.

Morris agarro el pescado y lo comenzó a mostrar a cada uno de sus amigos.

— ¿Alguien se atreve? —Lo coloco en la cara de Paul— ¿No? Bueno, mejor para mí.

Matheus le rapo el pescado a Steve y lo coloco en su boca sin pensarlo, arranco un pedazo grande del pescado y se lo trago, todos se quedaron en silencio mientras el reía y le entregaba el pescado a Morris.

— Espero que cumplas esa promesa o con este mismo pescado te pegare una bofetada. 

WARRIORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora