Capitulo IX

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07/11/1967 Océano Pacifico.

Estaba de camino hacia el comedor para tomar su almuerzo y luego entrenar junto a su escuadra, se cruzó con algunos de sus compañeros y cuando llego, se encontro a Matheus Andrews, solo, sentado en una esquina del comedor iniciando su almuerzo.

« Se ha apartado más de la tripulación después de lo que hablamos. »

Todavía recordaba aquel día, Matheus lo llevo a su habitación y se sentó en la cama, tenía un vaso de metal y una jarra de vino al lado.

— Es una complicidad lo que tengo con la iglesia. —Le había dicho Matheus— Me muestra la claridad de la cosas y me dice cómo deberían de ser.

— ¿Cómo demuestra la claridad de las cosas? —Pregunto enfadado— ¿Mediante sus "milagros"?

— Los milagros podrían ser otro tipo de tema del cual hablaremos más tarde. — Seguía calmado— Por ahora te explicare porqué lo hice.

— A ver —Le hizo señas para que continuara— Continua.

— Nacimos con el cuerpo y el alma. —Dijo— El cuerpo es la tentación y el alma es lo divino, y lo que mi religión me exige es ser guiado por el camino de Dios y de lo divino, o sea, ser guiado por el alma. —Matheus bebió un poco de vino— Cuando uno se deja guiar por el cuerpo, es conducido por la tentación, las pasiones y el deseo; y eso es terrible ya que dejo de pensar en mi Señor, en mi iglesia y en mi Fe. —Bebió otro trago de vino— Esa es la razón por la cual lo hice.

— ¿Ósea que te auto flagelaste para que tú Dios te concediera en perdón divino?

— Estas en lo correcto amigo —Dijo sonriente al creer que le había entendido— Además de concebirme el perdón al sentirme culpable por un pecado que realice, este método tiene muchas facetas como brindarme placer y liberar mi espíritu.

— ¿Eso cómo libera el espíritu, acaso no lo atormenta?

— Algunas personas liberan su espíritu bebiendo como borrachos en una cantina, y para otras personas su espíritu se libera mediante el flagelo —Bebió más vino— Y a la mayoría de las personas les causa placer ser golpeados. —Matheus advirtió con la cara de Erik de que  no estaba convencido con todo lo hablado. Suspiro— Mira, Gray, No quiero hacer que cambies de opinión pensando que el flagelo de sí mismo es bueno, pero quiero que al menos respetes esa costumbre mía y no la divulgues como el nuevo chisme de la tripulación.

— ¿Qué es lo que te asusta tanto de que la gente se entere? —Pregunto Erik un poco descarado.

— Solo no le digas a nadie.

Matheus agarro la jarra de vino y partió.

« Y ahí termino todo.»

Erik tomo asiento en la mesa principal y espero a que llegaran los demás para tomar el almuerzo juntos.

— ¿Qué sucede Gray? —Pregunto su Cabo, Foster, mientras se colocaba la argolla en su oreja— ¿Se te pego lo rarito de Andrews?

— No. —Soltó una risita sin querer, Matheus no era rarito pero le daba un poco de gracia que sus amigos lo pensaran así— Estoy pensativo, es que han sucedido muchas cosas desde que subimos a este barco, es lo más loco que he vivido en toda mi vida.

— Mira, Gray —Foster le sonrió— La vida es una caja de sorpresas que te dará muchas situaciones como esta, ¿pero sabes qué? no dejes que te sorprenda con cada cosa que coloque en tu camino, sorpréndela tú demostrando que cada vez más puedes con cada una de ellas.

— Gracias por tu consejo, Cabo —Le contesto sonriente.

Los platos llegaron; era estofado de cabra, verduras y un arroz que sabía a rancio, y de tomar, agua, todos comieron en silencio mientras observaban a Matheus levantarse para entregar su palto y partir.

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