Capitulo XXII

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20/01/1968 Base Marina de Khe Sanh.

PDV PAUL

Estaba caminando hacia la caseta muy contento, era lo mejor que le había pasado después de haber llago a este apestoso lugar, entro y observo a Gabe Adams dialogando junto a Steve Morris.

— Perdóname, Steve. —Interrumpió su conversación— ¿Me regalas un segundo a Gabe?

— Claro, Claro. —Respondió Steve— Adams es todo tuyo.

Gabe se levantó desconcertado y Paul se lo llevo afuera de la caseta.

— ¿Qué sucede, amigo?

— Sígueme, te tengo una sorpresa.

Se alejaron de la caseta y también del campamento, luego llegaron a una caseta abandonada que estaba muy cerca a la trinchera, y entraron; La caseta tenía una librería, un sofá y una mesa con una manta encima, Paul quito la manta y le mostro el teléfono a Gabe Adams.

— Estuve pensando en lo que me contaste de tu familia y me dio mucha compasión por ti, así que cuando llegamos decidí buscar un teléfono para que la pudieras llamar. —Le dijo— Foster me ayudo y me dijo que en este momento exacto podías llamar.

En este momento todos los oficiales estarían en una reunión donde también llevaron a Erik, así que este era el mejor momento de cumplir el deseo a Gabe Adams de comunicarse con su familia.

— Oh, Paul. —Gabe lo abrazo con lágrimas en los ojos— Gracias, amigo, no sé cómo agradecerte este gran detalle, es lo más grande que han hecho por mí en todo este viaje, de verdad gracias.

— Tranquilo —Respondió satisfecho— ¡Ahora llama!

Gabe agarro el teléfono mientras le volvía a agradecer, marco el número y se colocó el teléfono en el oído.

— Se marca, pero no contesta. —Contesto su amigo frustrado.

— Intenta de nuevo.

Gabe volvió a marcar y se quedó un largo tiempo pegado al teléfono con una mirada de tristeza, nostalgia y frustración.

— Muchas gracias amigo, pero creo que no van a contestar. —Gabe le entrego el teléfono— Pero igualmente agradezco este detalle tuyo.

— Intenta por última vez. —Paul no se rendía en que alguien cogiera ese puto teléfono y contestara.

— Seria otro intento fallido.

— No importa, solo inténtalo.

Gabe agarro el teléfono sin ánimos y volvió a marcar, duro otro tiempo prologando ahí, pegado al teléfono, le dedico una mirada de frustración a Paul pero luego se escuchó una voz.

— ¿Hola? —Era la voz de un niño.

— ¿Bill, eres tú? —La mala cara de Gabe se convirtió en una enrome sonrisa.

— Si, ¿Quién habla?

— Hermano, soy yo, soy Gabe. —Respondió Gabe en medio de lágrimas de alegría.

— ¿Gabe? pero si Gabe está en la guerra, él no puede llamar.

— Si soy yo hermanito, por favor pásame a mi padre.

El niño partio y Gabe cubrió la boquilla del teléfono donde estaba el micrófono.

— Gracias, Paul, enserio gracias. —Dijo en un tono bajo.

Luego volvió a concentrarse en el teléfono.

— ¿Quién habla? —Pregunto una voz gruesa.

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