Capitulo XX

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31/12/1967 Océano Pacifico.

PDV ERIK

Estaba caminando hacia la oficina de Galán, lo había mando a llamar por un supuesto asunto importante, pero sabía que no era así, era para hablar de las clases y de otras cosas sin importancia.

Hace tres días que habían terminado las clases y luego hicieron una prueba, y él término siendo el cuarto mejor de diez que estaban realizando la prueba, Galán le agradeció y como obsequio le regalo una navaja muy afilada y bonita, su mango era de plata y tenía una secuencia de líneas que formaban una figura abstracta y muy bonita.

— Soldado, Gray. —Dijo Galán cuando él entro— ¿Cómo te ha ido en tu día?

— Muy bien. —Respondió sonriente— ¿Para qué me has llamado, Sargento?

La puerta se abrió y entro Romero junto a Salazar, tenía el rostro delgado al igual que su cuerpo, pero tenía la misma expresión de niño malo de siempre.

— ¿Que hace él aquí? —Pregunto enojado.

— Es día de final de año y todos debemos celebrar unidos. —Respondió Romero.

— ¿Así que también liberaron a las hermanas? —Si era así, a Paul no le iba a causar agrado.

— También —Respondió Galán— Pero te aseguraremos que no le ocurrirá nada a nadie, y menos a tu hermano Paul.

— Quiero que juren ante nosotros que no van a causar reyertas en el barco por esta noche y por las demás que quedan.

— Lo juro, —Respondió Salazar mientras se arreglaba su cabello negro— Mi Capitana.

Romero le echo una mirada y Galán le empujo la espalda con el codo.

— Lo juro.

— Muy bien, ahora pueden partir.

Todos partieron y el partió derecho hacia su cabina, Paul debía de enterarse de todo esto antes de que le lleguen con la notica.

— Hermano. —Dijo mientras entraba a la cabina y saludaba a todos— Han liberado a las hermanas.

— ¿Es enserio? —Pregunto Steve Morris levantándose de su cama— No me jodan.

— ¿Qué podemos hacer? —Respondió Paul sin importancia— Todos tenemos que celebrar este gran día. Solamente debemos de cuidarnos y ya.

— Si esas hermanas vienen otra vez por nosotros, se los juro que las mando por la orilla del barco.

— Lo haremos todos querido, amigo. —Paul agarro su ropa y partió hacia las duchas.

— ¿Qué harás esta noche, Gray? —Pregunto Foster levantándose de su cama.

— Estar con mis amigos, Cabo, debería estar también con nosotros.

— Me alegra que por fin decidas levantarte de nuevo, eres un hombre nuevo ahora —Respondió Foster— Y gracias por la invitación, pero tengo otros planes.

Foster se levantó de la cama y partió de la cabina también.

« Gracias a Paul soy un hombre nuevo. —Pensó— Él fue quien me ayudo a levantarme y superar las cosas, para seguir luchando por mis sueños.»

Después de pasada la navidad, volvió a estar en su cama recostado todo el día, pero Paul lo volvió a levantar y lo acompaño y le ayudo hacer sus quehaceres en el barco; y al siguiente día comenzaba de nuevo hasta que se levantara, pero lo que verdaderamente lo hizo volver a levantar, fueron sus palabras.

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