Capítulo 13

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— Ten, aquí tienes zumo de caqui, — dijo Namjoon colocando el vaso frente a Jungkook con una sonrisa, pues sabía que a su amigo, bueno, su jefe le gustaba.

Adoraba el jugo de caqui, no se cansaría jamás de beberlo. No tardó en estirar su brazo para tomarlo, sin embargo no apartó su vista de Namjoon. — ¿Por qué me pediste reunirnos aquí para darme la información? Pudimos encontrarnos en mi casa u otro lugar.

— Porque teniéndote en mi casa se siente menos serio, es como si estuviera hablando con un amigo y no mi jefe. — Sonrió al ver su rostro sorprendido. — Perdóname por eso.

No sabía en qué momento Nam había dejado de usar los honoríficos con él y no le molestaba, solamente Taehyung y él le hablaban de esa forma. Sonrió pensando en la explicación de Nam, amigo, esa palabra le gustaba. Solamente tuvo uno cuando era muy niño, el hijo de una de las cocineras que jugaba siempre con él en el palacio al que un día dejó de ver sin más, aún así no tenía el conocimiento de lo que era tener un amigo.

Todavía con la comisura de sus labios hacia arriba en una sonrisa que no lograba ocultar del todo observó los documentos que su amigo le entregó.

— Finalmente eres el dueño del edificio donde Kim Taehyung solía vivir, así como dos pequeñas tiendas de conveniencia que se encuentran muy cerca del lugar. Esas eran las únicas propiedades de Son Hyun Who, su arrendatario. Gracias a su adición al juego y su inmensa deuda estaba totalmente en bancarrota, cosa que aproveché para cerrar el trato con él generando ganancias para nosotros. — Se levantó de la mesa para traer otro documento.

Jungkook asentía escuchando la explicación mientras detallaba cada detalle de los papeles que tenía delante. Ya había comprado ese sitio pero no tenía ni idea de lo que iba hacer con el mismo.

Todo era para castigar a ese hombre por hacerle daño de una forma tan cobarde a Taehyung, haciéndolo pasar por tan desagradable situación. Recordó el día que lo encontró y nuevamente se llenó de rabia. Caviló durante algunos segundos y entonces la idea llegó a su cabeza. Ya sabía que iba hacer, dejó escapar una sonrisa que no pasó desapercibida por Namjoon.

— Pero por desgracia no podrá hacer uso de ese dinero ya que debía eso y más por lo que al final está en la calle o más bien en la cárcel. Alguien dio aviso a las autoridades de sus andanzas y por coincidencia lo agarraron intentando dar todo ese dinero al dueño de una pandilla muy buscado. — Se detuvo al percatarse de que estaba siendo ignorado. — ¿Me estás escuchando?

— Cada palabra. ¿Necesitas que te las repitas para confirmarlo? — Nam negó con la cabeza antes de tomar asiento. — ¿Tienes planes para hoy sábado?

— ¿Por qué me preguntas eso? Es la primera vez que lo haces. — No podía dejar de enarcar sus cejas ante aquella pregunta.

Jungkook no pudo evitar sonreír frente a la cara que le hacía Nam. — Pues quería invitar a m amigo a ir a una disco esta noche aunque primero necesitaría que me acompañes a otro lado.

Las palabras que salían de la boca de su jefe no las podía creer, no solamente lo había llamado amigo sino que por primera vez lo veía con intenciones de salir desde que lo conocía y eso le agradaba, estaba viendo una faceta de él que le agradaba.

...

Nam observaba a su alrededor sin creerse donde se encontraba. No se imaginaba que Jeon Jungkook fuera el heredero del IPIAM y que lo llevara a él hasta ahí. Tampoco que saludaría personalmente al presidente del lugar cuando él ni siquiera salía en la televisión cuando hablaban del centro.

Todo era simplemente maravilloso, el mirador donde lo habían dejado con esa amplia abertura en el centro y tan gigantesco telescopio lo tenía hipnotizado. Como un niño chiquito se perdió en el como si fuera un nuevo juguete, olvidando incluso su molestia cuando Jungkook le dijo que la conversación era privada y que no lo podía acompañar. Lo entendía pero se sintió excluido por un momento.

Amor LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora