Capítulo 86

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No estaba dormido cuando su esposo se levanto, acobijó, besó y marchó. No estaba dormido porque él ya sentía que todo era un sueño y que tendría que despertar en cualquier momento. Se iba, su esposo se marchaba justo como tantas veces lo soñó. Aquel que lo hacía dormir y entre susurros le decía que él lucharía contra sus pesadillas en su lugar. Había vivido y sentido ese dolor tantas veces cuando se entregaba al sueño que ahora, que lo vivía en la realidad, no sabía diferenciar cuál era real o cuál era falso. Aunque esta vez, era todo mucho más intenso. Ahora llevaba dos días en sopor. Ni dormido, ni despierto, a ninguna hora del día tenía sosiego.

Giró en su cama sin abrir sus ojos buscando la almohada de Jungkook, agradecía que su olfato fuera tan bueno y ser capaz después de dos días aún sentir su aroma, su esencia. Se acomodó boca abajo con sus manos extendidas, imaginando que podía abrazar su cuerpo presionando contra el suyo como cuando fingían juntos estar apretando al frijolito, un abrazo de tres.

Su pecho comenzó agitarse, una señal de que nuevamente se encontraba llorando desconsolado, nada podía consolarlo. Perdió a su hijo, sentía que no valoró y aprovechó el tiempo que les dieron juntos, a ellos como familia, ahora que estaba totalmente solo el tiempo para pensar y arrepentirse era lo que le sobraba.

Tapó su boca con su propia almohada para no ensuciar más la de su esposo, agradeciendo que aunque sus padres tuvieron leves mejoras en su genética no fueran capaces de escucharlo llorar. Al menos eso era lo que creía porque ignoraba que tanto su suegro como su padre, no le perdían la pista. Lo veían moverse de su habitación a la que sería la habitación de Esir como un alma en pena, literalmente.

Dos horas pasaron hasta que pudo contener sus lágrimas y fue entonces cuando rió, rió sin cordura, teniendo varias veces que limpiar la saliva que salpicaba en su rostro. Reía observando sus memorias como su luniano le había enseñado hacer. Le quedaba solo eso, imágenes grabadas en lo más profundo de su cerebro, mente. cuerpo y alma. Miraba al techo y era hermoso ver la amplia sonrisa de Kook. Fue entonces que llegaron aquellas imágenes que siempre evitaba ver.

Volver a ver el peor momento de su vida como un espectador en una sala de cine era lo peor que le podía ocurrir en ese momento. La imagen de la Limpiadora provocó un pánico que por un segundo lo paralizó, cada vena de su cuerpo bombeó miedo pero a su vez, cada una ardía de la rabia y dolor. Se sentía arder, furioso, adolorido; no le importaban las consecuencias de los actos.

Reaccionó al sentir como llovía encima de él. Alzó su cabeza y se encontró con parte de su techo desaparecido o al menos daba esa ilusión. Miró su colchón y un agua sucia se mezclaba en sus sábanas. La puerta de su habitación se abrió dándole paso a Jimin, su hermano y Hoseok, quienes habían escuchado la alarma de incendio en esa zona de la casa. Taehyung no se había dado cuenta, pero ardía en llamas, activando así las regaderas que su esposo instaló en caso de que en algún momento dormido perdiera el control de sus poderes y sucediera justo lo que acababa de pasar.

— ¡Por Dios, Tae! ¿Estás bien? — Su padre corrió hasta él limpiando su rostro, acomodó su cabello y lo estrechó contra su pecho. — Tranquilo pequeño, todo estará bien. Te lo prometo.

— No me hagan promesas que no pueden cumplir. — Se separó bruscamente dejándolos desconcertados por su fría actitud. Su rostro estaba apagado pero su mirada lo estaba aún más. — Prometen miles de mierda y no pueden hacer nada para mantenerlas.

Se puso de pie chorreando agua; un gran agujero se veía en el lugar que hasta segundos antes estaba ocupando. El fuego había hecho mella quemando su cama. Estaba claro que no podría dormir allí esa noche.

— Espera... — Jimin lo sostuvo con fuerza pero se liberó y apartó.

— ¿A dónde vas? — Su padre gritó al verlo salir por la puerta. — ¿Hacia dónde crees que fue? — Le preguntó a Jimin, todos se miraban unos a otros con sus hombros encogidos.

Amor LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora