Celos/2Min. Algo crece dentro de mi. (Terminada)

Solo para mi.

Los besos profundos y apasionados volvieron, acompañados con otros mas dados con delicadeza, tomaba mi rostro y los acariciaba con su nariz, sentía recorrer la presión de sus dedos mi espalda, pero al llegar a la cintura se detenían. Ladeaba  mi cara para besarla con mas comodidad. Su lengua paseaba por mis gruesos labio, los succionaba, los saboreaba. Su abrazo me asfixiaba y pese a ello me encantaba, sentirlo tan cerca de mi, tan mío, tan entregado. Con dificultad se separó de mi, quise protestar pero comenzó a hablar.

-Oye tengo que regresar a  Gyeongju  ¿me acompañas?

-No pedí permiso, lo siento. – Recosté mi frente es su pecho, olía tan bien.

-Anda solo será como media hora  y te regreso…vamos acompáñame, como máximo estaremos de regreso en dos horas, lo prometo…quiero estar mas tiempo contigo ¿no merezco que me dediques tiempo?

Tenia miedo ya que no había pedido permiso,  si avisaba no había problema porque casi siempre estaba con JongIn, pero si le hablaba, MinHo se iba a dar cuenta y quedaría como si fuera un niño, el nunca tenía que avisar o pedir permiso.

-Anda si, quiero pasar mas tiempo con mi novio.

Un dejo de culpa me invadió, el estaba ahí, esperando por mi, me fue a verme en lugar de realizar sus pendientes, después de todo yo no tenía nada que hacer…excepto que mi mamá me regañaría por no avisar. Pero que mas daba, quería estar con el.

Asentí y me dió un rápido beso en los labios. Aun cuando manejo con precaución iba muy rápido y a diferencia de la ultima vez que me vino a dejar, esta vez me recostó en su hombro y de cuando en cuando tomaba mi mano y daba besos rápidos en  mis  sienes.

Llegamos a un dong muy bonito , las calles con edificios altos y modernos.

-¿Minho que hacemos aquí?

Se estacionó  y salió para abrir la cajuela del auto, bajó una bolsa blanca de regalo y me abrió la puerta.

-Acompáñame, tengo que ir a ver a alguien.

Nos dirigimos a un salón de fiestas. Entró mostrando  la invitación. El salón era blanco con adornos en blanco, negro y dorado, en un extremo las mesas con bocadillos y en el centro un pastel enorme en color banco, negro y dorado. Mesas con floreros blancos y flores naturales blancas y follaje verde. El piso negro y lustroso contrastaba todo. Las lámparas en la pared daban un ligero toque sofisticado, sillones  blancos con almohadones mullidos de un lado , en otra área los sillones de cuello negro aparcaban chicos muy bien vestidos, bromeando y bebiendo. En el fondo derecho un pequeño bar con un bartender atendía a los invitados que solicitaban bebidas. En el centro la pista de baile, con pocas parejas,  en un costado una puerta daba un pequeño jardín. Todo demostraba un buen gusto.

De repente se acercó alguien por detrás de MinHo tapándole los ojos. Un ligero cosquilleo ardoroso  me recorrió del estomago hasta la garganta.

-¿Adivina quien soy?

-Creo que el chico que cumpleaños.

Cuando MinHo se giró le dio una pequeña palmada en el pecho con sus perfectas manos que notaban se acababa de hacer la manicura, le entregó  el regalo, yo solo me limite a observar la escena.

-Feliz cumpleaños Baekhyun.- Un abrazó al susodicho que fue correspondido como si se quisiera fusionar  en MI novio, se colgó del cuello, literalmente, MinHo lo tuvo que empujar con un poco de  fuerza para lograr separarse de el.
El chico estaba elegantemente vestido pero de forma casual, una camisa blanca con pedrería recorría la camisa del cuello hacía el pecho que llevaba semi abierta, un saco casual en color negro sin abotonar, unos pantalones negros que parecía se había metido con algún tipo de dificultad porque estaban excesivamente entallados, vi  que sus zapatos eran finos y de diseñador. Un pequeño pendiente con una piedra negra colgaba de una de sus orejas. Se notaba que iba maquillado, aunque era ligero, le hacía resaltar sus delicados rasgos, un perfecto delineado en sus ojos y un  brillo ligero en sus labios. ¡Sibba ! ese niño era perfecto y recordaba el nombre, era el chico que KiBum  le había presentado a MinHo para emparejarlo y ahora lo conocía, era malditamente perfecto.