Epilogo

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Se aseguraron de que todos los niños llegasen sanos y salvos a casa, y la verdad es que nadie estaba realmente sorprendido de que Phineas y Ferb hubiesen creado proyecciones holográficas de todos ellos y estás estuviesen siendo controladas por control remoto por Buford y Baljeet. Eso dejaba resuelto el tema "padres frenéticos buscando a sus hijos".

Llegaron al D.E.I sobre las dos de la madrugada, Peter y Miggs se despidieron de ellos en la puerta antes de ir a por la motocicleta que Peter había dejado oculta en un callejón el día anterior.

Miggs aguantaba ahora casi todo el peso de Peter apoyado en él, al cual se le notaba cada vez más que la adrenalina había abandonado su sistema hace ya un buen rato.

—Si hago algunos ajustes en los planos de mi rayo podré tener en un par de días un prototipo que arregle todo el problema del ADN, dudo que después de esto querrais ver un zumo de naranja en los que os queda de vida.

—Yo podría hacerlo en menos...

Heinz susurró por lo bajo y Perry entornó los ojos. Mystery fingió no oirle, seguramente demasiado cansado para discutir.

Peter se dejó caer un poco mas y Miggs lo tomó como una señal para empezar a caminar lejos del edificio.

—Os avisaremos para que vengais a Seattle.

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Subieron en el ascensor y a Doofenshmirtz no se le escapó el detalle de que este volvía a funcionar.

—Se supone que desvie la energía al laboratorio, no debería funcionar...

Perry se encogió de hombros, en aquellos instantes no podía importarle menos aquel misterio. Una vez se abrieron las puertas frente al apartamento lo arrastró hacia adelante obligando a caminar.

Entraron en el apartamento, sin molestarse en encender las luces, a duras penas llegaron al sofá del salón y se dejaron caer.

Perry suspiro, hundiéndose entre los cojines.

—Bonitos, estos zapatos son muy bonitos, pero no me había dado cuenta hasta ahora de lo mucho que me hacen daño en los pies.

El científico le dio un tirón a uno de ellos y este salió despedido a un lado, lo miró cansado y se quitó el otro.

—Ya lo recogeré mañana.

Perry asintió, sin saber realmente de que le estaba hablando. Los ojos le pesaban y el entorno silencioso y oscuro en contraste a todo lo que habían vivido en el día le invitaban a dormir.

—¡Agh! ¡Malditas sea!

Heinz exclamó rompiendo el silencio que se había instaurado y Perry abrió un ojo para mirarle.

—Llevo todo el día sin mirar el móvil, lo tenía en silencio— Le enseñó la pantalla y Perry volvió a cerrar el ojo, molesto por la repentina luminosidad.

—Tengo dos llamadas y tres mensajes de Charlene.

Escuchó el zumbido de la pantalla siendo manipulada.

"Heinz, coge el teléfono, tenemos que hablar" "Vanessa me ha dicho que tienes novio ¿Cuándo pensabas decírmelo?" "El domingo he organizado una cena, ni se te ocurra faltar. TRAELE"

—Lo sabe, Perry el humano, incluso a puesto uno de esos emoticonos con corazoncitos en el primer mensaje. Charline lo sabe...espero que no tengas nada que hacer el domingo, si no vamos es capaz de presentarse aquí y llevarnos a rastras.

Perry asintió, sólo entendiendo a medias lo que le estaba diciendo, ya le preguntaría de que estaba hablando cuando despertase.

Buscó su mano por el sofá y la apretó levemente.

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