Capítulo 35 Ausencia

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Holaaaa,  Pues... Aquí está mi capítulo, espero que les guste, y que sea lo que esperaban.
¿Qué creen? Hoy Lunes 13 de mayo es mi cumpleaños y este es mi regalo para ustedes... Esperó les guste...
Besoooss
Dam Frost.
Los personajes no me pertenecen, son de Naoko Takeuchi, sólo me pertenece la trama.
Besos y ojalá y no me maten.

***

Diamante sintió como si un rayo le diera directo al corazón, Seiya y su Princesa se estaban besando, pensó reclamarles, decirles que él estaba ahí, que no lo traicionaran, pero por encima de todo, su amor por ella lo obligaba a callar, a evitar un problema y un enfrentamiento con Seiya, ella era una dama, su esposa, y un caballero como él jamás haría algo que la rebajará, no debía evidenciar a su amada, porque ella se sentiría mal, y su salud no estaba muy buena.
Tras unos segundos de dudas, que le parecieron una eternidad, sé dió la vuelta y se fue, sin decir nada. Debía pensar a solas lo que haría.
Se dirigió a su hotel y hablaría con Zafiro, él le ayudaría a aclarar sus ideas.
***
Serena se apartó de él, en su mirada había una tristeza inmensa, ante el rechazo de ella.
— Debes irte, no puedes volver a hacer eso... Yo soy una mujer casada. Y no puedes entrar a mi oficina y faltar el respeto a mí y a tu prometida. No te permitiré que estés conmigo a solas, nuevamente. — Dijo sobreponiéndose.
— No menciones a Setsuna, me caso con ella para darle una madre a Chibi chibi. —
— Ella no necesita una madre. Para eso estoy yo. —
— No puedo darte a la niña, además es la única madre que a conocido. Sería cruel separarlas. —
— Tú la arrancaste de mis brazos sin dejarme verla. No me puedes culpar de algo que soy una víctima. —
— No te costó trabajó sobreponerte... Te consolaste muy bien con Diamante... Ahora eres una Princesa con una vida color de rosa. —
— Seiya... ¡Basta! Los dos sabemos que todo fue un plan elaborado por alguien que nos quería separados... No tiene caso pelear, lleguemos a un arreglo para que pueda estar con Chibi chibi, tampoco pretendo imponerle mi presencia súbitamente. Ella debe acostumbrarse a mí. Pero no pienso renunciar a ella, eso es seguro. — Dijo con firmeza.
— Bombón... Es decir Serena... Yo no quiero estar sin ella, no quiero que me la quites. —
— ¿Y te parece justo que yo no haya estado ni un segundo con ella? ¿Sabes lo que sufrí sin ver sus primeras palabras, sus primeros pasos? ¡No estuve ahí! ¡No era yo la que velaba su cuna al dormir! No me pidas que renuncie a un derecho que por naturaleza me corresponde. — Dijo Serena.
Seiya la miró y sin decir nada se fue de ahí, tenía razón, ella también debía estar con la niña, pero él también ¿O no? No podía entregársela porque era lo único que le quedaría de ella.
Estaba mal, lo sabía, su mundo estaba de cabeza una vez más por causa de ella, y sabía que nada de lo que hiciera calmaría esa sensación de vacío que estaba en su corazón desde que la perdiera.
Subió a su auto y se fue a beber, no quería estar en su casa... Quería huir de todo y de todos, entró en un bar y pidió un whisky, era un dejavu de lo ocurrido hacía algunos años en el bar de Nicolás.
— Un whisky doble por favor. —
El chico del bar atendió amablemente, una y otra vez las copas que le pidió hasta que comenzó a llorar.
— Sabe... Hay una chica... —
— Siempre hay una chica. — "Si me dieran una moneda cada vez que me dicen eso" pensó el barman suspirando. — ¿Ella no lo ama? —
— Me amó, y por idiota la perdí. Ahora está felizmente casada con su Príncipe azul. — Dijo con despecho.
— Lo lamentó. — Y se retiró discretamente.
Horas más tarde llegó Taiki y Yaten por él.
— Gracias por hablarnos. — Dijo Taiki pagando al hombre.
— El señor no está en condiciones, y me tomé el atrevimiento de tomar su teléfono móvil para llamarlos. —
— Gracias. — Añadió Yaten dándole una generosa propina por su amabilidad.
Lo dejaron en su casa ante la mirada sorprendida de Setsuna que nunca lo había visto así, estaba completamente sumido en su inconsciencia. Ellos sólo se despidieron rápidamente para evitar preguntas.
***
— ¡Se estaban besando! —
— ¿Pero que explicación te dieron? ¿Qué les dijiste? — Preguntó Zafiro con incredulidad.
— No pude decir nada, me fuí. —
— Actuaste como un cobarde. No creo que ella te haya traicionado. Ella no es así... Es una chica honesta. —
— ¡No lo sé! Ellos tienen una hija, y lo amó demasiado. —
— Pero ahora te ama a tí. Es tu esposa. —
— No lo sé... Estoy muy confundido. Además no fue cobardía, solo que... No quise ponerla en evidencia, no podría someterla a esa humillación. Quiero que prepares el avión, me marchó a nuestro país unos días. —
— Estás escapando de los problemas, tú no eres así. —
— Sólo no quiero enfrentar el que ella decida dejarme. Ten todo listo, me marcho en unas horas, necesito aclarar mi mente. —
— Se hará como deseas... Pero no estoy de acuerdo. — Respondió con resignación.
***
Serena llegó muy contenta y empezó a preparar todo, quería que fuera perfecto cuando le diera la noticia de su bebé.
Llamó por teléfono y pidió servicio de habitación con una cena muy especial, una persona del servicio, dispuso una mesa para dos, bellamente decorado con velas y exquisitos arreglos de flores rojas y rosas.

Engaño De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora