Baile de Beneficencia. (Parte 2)

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Capítulo 8
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Seiya se alejo junto a Rubeus y empezó a saludar a todos los invitados, fingiendo amabilidad y sonriendo ante sus comentarios, pero en el fondo deseando volver junto a Serena, desde que la vio con ese vestido, no podía dejar de mirarla, se veía hermosa, y era una verdadera tortura él mantener sus manos lejos de ella, imaginaba que si tan solo por un instante dejaba de lado su plan con ella, tal vez podrían pasar una noche mágica.
— "¡Cielos! Me estoy volviendo loco. No debo pensar en ella" — Pensaba mientras asentía, fingiendo interés en la conversación.
— ¡Seiya! Por favor, muero por bailar. Llevame ¿Si? — Dijo Reih y se colgó de su brazo para que no pudiera negarse.
— Así es Seiya, debes bailar, divertirte, anda, acompaña a esta hermosa chica. — Dijo Rubeus.
— Pero, yo no... Es que debo... — Dijo tratando de negarse.
— Anda vamos, Rubeus se encargará de la fiesta, para eso le pagas. — Dijo arrastrándolo a la pista de baile.
— Seiya... Moría por estar en tus brazos. Se que no me crees, pero te amo. Volvamos a estar juntos. — Dijo en su oído, con voz sensual.
— ¡Jajaja! ¡Por favor! ¡No digas tonterías! ¿Esperas que crea eso? Es mejor que enfoques tus artimañas hacia otro lado. — Dijo riéndose a carcajadas.
— Seiya es la verdad. Te amo, te presentaste con ”esa" para hacerme sufrir, pero se que aún no me olvidas. Ya me pusiste en ridículo frente a nuestras amistades. ¿Qué más quieres que soporte? — Dijo suplicante.
— Yo no pretendo nada. Y lamento que te sientas así, pero vine con ella, porque me agrada su compañía y tiene todo lo que anhelo, se que ella jamas me traicionaría de la forma que tu lo hiciste, así que... —
— ¿Así que te gusta? Pues no creó que sienta lo mismo por ti... Esta bailando muy cariñosa con ése guapo Príncipe. Debo decir que se ven muy bien juntos. — Dijo con voz venenosa.
Seiya miró hacia donde Reih le indicaba, y sus brazos se tensaron alrededor de ella y su sonrisa cortes y amable, se congeló en sus labios.
— ¿Quién es? No recuerdo haberla visto antes, y mira que conozco a todos los que pertenecen a nuestro círculo social. — Preguntó mientras la observaba con detenimiento.
— Quién sea, no creo que tenga importancia, y mira mejor busca otro acompañante de baile, yo no estoy de ánimos para bailar. — Dijo soltándola.
— ¡Vamos! No me hagas esto, por favor, nuestras amistades nos están observando. — Dijo pegada a él para que no la soltará. — Mira como ella sigue bailando muy feliz, parece que le gusta lo que le esta diciendo, observa como lo mira. Y la forma en que él la abraza, es demasiado íntimo y personal, estoy segura que la llevará a la cama, sin mucho esfuerzo. Es probable que antes que tú. — Dijo para hacerlo enojar aún más.
— Eso no es asunto tuyo, deja de hablar así, ella no es como tú, que solo esta buscando quien se acueste contigo. Lo siento, no debí decir eso. — Dijo mientras bailaba con ella de una forma tan salvaje, que era como si quisiera desquitarse de la forma lenta y suave en que bailaba Serena y el Príncipe Diamante.
— Pues yo no descartaría esa posibilidad. —Dijo Reih con una sonrisa maliciosa, había logrado que Seiya dudará de esa intrusa, a la que se daría el lujo de pisotear, su delicada belleza jamás se podría comparar con su salvaje y sensual belleza. Estaba segura de que podría volver a despertar la antigua pasión que había compartido con Seiya.
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— ¡Hola belleza! Soy el Príncipe Diamante del Reino de Plata y desde ahora soy tu más ferviente admirador. — Dijo besando su mano, y haciendo una reverencia.
Serena se ruborizó por su intensa mirada.
— Mu... Mucho gusto. Soy Serena Tsukino. — Dijo nerviosa ante la insistente mirada de sus ojos grises.
— Serena, que bello nombre, muy apropiado para ti, estoy encantado de conocerte. ¿Me concedes este baile? — Preguntó mostrando su blanca y cautivadora sonrisa.
— Yo... Este... Pero... — No sabía que responder, la mirada de ese apuesto príncipe, de Yaten, Taiki y las chicas la tenía muy nerviosa.
— Acepta por favor. Es solo un baile. — Le dijo él Príncipe con voz suplicante.
Ella iba a negarse pero en ese momento miró hacia donde estaba Seiya que estaba bailando con Reih y ella le decía algo al oido, que seguramente le parecía muy divertido, por la risa que le provocó y sintió unos horribles celos.
—Acepto. — Dijo tomando la mano que le ofrecía sin dudarlo.
— Muchas gracias. — Dijo tomándola del brazo y conduciéndola a la pista de baile.
— Pero... Yo no se bailar, ¿Y si te piso? — Dijo con una sonrisa nerviosa.
— Sólo dejate llevar por mí, es muy fácil. — Dijo rodeando su pequeña cintura.
Serena asintió y el empezó a conducirla por la pista de baile, al principió le costo algo de trabajo seguir sus pasos, y lo pisaba continuamente, pero al paso de unos minutos ya lo seguía por inercia, como si toda su vida hubiera bailado.
— ¿Ves que fue fácil? Lo haces maravillosamente. Y dime ¿Qué hacia alguien tan bella como tú, sola en un lugar donde hay tantos lobos esperando por deborarte? — Preguntó mirándola con admiración.
— Yo... No vengo sola. — Respondió mientras miraba hacia donde estaba Seiya bailando de forma sensual con Reih, era una tonta, ella jamas podría competir con esa morena que destilaba fuego y pasión por cada poro de su piel.
— Pues tu acompañante es demasiado tonto, para dejarte sola, yo en su lugar, no me despegaría de ti ni un segundo. — Dijo mirándola con intensidad.
— Yo... Este gracias, eres muy gentil. — Dijo ruborizada, ¿Porqué Seiya no la veía como él?
— Te ves aun mas bella cuando te sonrojas. — Dijo, provocando que su rubor fuera mas intenso. El sonrió y la estrecho en sus brazos aún más, le gustaba mucho esa chica, no era como las que estaba acostumbrado a tratar, esta era sencilla y delicada, y las demás eran interesadas y pagadas de si mismas.
Serena no sabía que hacer, jamás en su vida había estado en esa situación, nunca en sus sueños más locos hubiera imaginado que un hombre tan apuesto como él se sintiera atraído por ella.
La música término y la condujo hacia donde estaba Amy y Mina.
— Ha sido un placer, espero volver a bailar contigo mas adelanté. — Dijo inclinándose a manera de despedida.
Serena iba a responder, pero se le adelantaron.
— Ella viene acompañada, por mí. Creó que no será posible, que vuelvan a bailar. — Dijo Seiya con evidente molestia, a sus espaldas, que en ese momento llegaba con Reih.
— ¡Qué lástima! Deberías cuidarla mejor, es tan bella, que cualquiera de los presentes estaremos encantados de robártela y disfrutar su compañía. — Dijo sin inmutarse.
— Ese fue un error que no pienso repetir. — Respondió Seiya tomándola del brazo.
Todos miraban a uno y otro sin perder detalle, Serena no daba crédito a las miradas retadoras que se daban.
— Eso esperó, porque ten por seguro que estaré pendiente de ella, no me gustaría que otro hombre, ponga sus ojos en tan encantadora dama. Y si viniera conmigo yo estaría con ella cada segundo, cuidándola y protegiéndola para que nadie más se le acerqué. — Beso su mano mirándolo retadoramente, y Seiya respondió al reto con una fría sonrisa que trataba de esconder los celos que carcomían su corazón, Diamante también sonrió y dándose media vuelta se retiro, con su andar seguro, como quien se sabe dueño de la situación.
— Lo tendré en cuenta. — Dijo más para si mismo que para él, porque Diamante ya no lo escuchó, pues había desaparecido entre los invitados.
Él presentador anunció la cena y todos se dirigieron a sus mesas.
Lita se sentó junto a Andru, enseguida Taiki junto a Amy, seguida de Yaten y Mina, Reih se sentó junto a Seiya y al otro lado Serena, el Príncipe Diamante se sentó junto a ella y quedo completa la mesa, Seiya rodó los ojos resignado a que por esa noche no tendría la velada tranquila que había imaginado, pues parecía que ese Príncipe estaba empeñado en aparecer inoportunamente en todos los lugares que estaba junto a Serena.
Serena observaba su plato y no sabía como comenzar, pero Diamante que no perdía detalle de sus movimientos, al ver su predicamento le seleccionó los cubiertos que debía usar.
— Siempre he odiado todo esto de la etiqueta y normas de conducta, es algo muy tonto poner mil cubiertos para comer, solo observa como lo hago. Veras que es muy fácil. — Dijo guiñendo un ojo.
Serena se ruborizó pero le agradeció su ayuda y lo imitó.
Reih no perdía oportunidad de tener la atención de Seiya, lo abrazaba y este solo asentía desinteresadamente, sin dejar de observar como el joven príncipe se desvivía por tener la atención de Serena, y al parecer le estaba funcionando, pues ella se mostraba feliz y relajada en su compañía.
La cena le pareció un verdadero tormento, cuando al fin pasaron al salón, Diamante iba junto a Serena charlando y ella reía divertida ante los comentarios de él.
Seiya se quedó mirándolos enfadado y cansado de ser ignorado tomó a Serena del brazo, la llevo a la pista de baile, y empezó a bailar con ella, guiándola entre los invitados, afianzándola a él con fiereza, como si quisiera castigarla por haber sido agradable con él Príncipe.
— Bombón, pensé que no sabías bailar. — Dijo sorprendido al cabo de unos minutos.
— Él Príncipe Diamante me enseño hace unos momentos. — Respondió.
— Pues te enseño muy bien, parecías muy divertida bailando a su lado. De hecho, te portaste demasiado"agradable" con él. ¿Acaso te gusta? — Dijo en un tono que Serena no supo comprender y prefirió no responder. — ¿Porqué no respondes? — Dijo apretándola contra sí con impaciencia.
— ¡Seiya! ¡Me lastimas! — Dijo con la voz entrecortada.
— Yoo... Lo siento... Es sólo que... No me gustaría que se burlará de ti. Eres demasiado... "Inocente" y los hombres siempre tratamos de usar todos nuestros recursos para hacer caer a una mujer. — Dijo resaltando la palabra inocente.
Ella bajo la vista avergonzada, que pensaría de ella si supiera la clase vida que había llevado junto a Darién. La forma en que él la había usado para sus sucios negocios y él hecho de que la drogará para que no tuviera como negarse. Un escalofrío la recorrió al recordarlo y se abrazo a él tratando de encontrar seguridad en sus brazos.
Seiya sintió como se estremecía, y la abrazó fuertemente contra su pecho.
— ¿Tienes frío? ¿Quieres que nos retiremos? — Dijo con preocupación.
— Yo... No se, tú eres él que decide. Si tú quieres nos podemos ir. — Dijo a su oído y esta vez fue Seiya el que se estremeció.
— Estoy cansado, es mejor irnos. Vamos a despedirnos. — Dijo guiándola hacia donde estaba Mina y Amy.
— ¿Ya se van? — Preguntó Lita preocupada.
— Si gustan nosotros los llevamos después Lita, vayan sin preocupación. — Dijo Taiki a Seiya y Lita asintió agradecida.
— Entonces nos retiramos. Disfruten la velada. — Dijo Seiya besando sus mejillas a manera de despedida.
Cuando iban a la salida él Príncipe Diamante los alcanzó.
— Como lamentó que te vayas, esperó verte pronto. — Dijo besando su mejilla a modo de despedida.
— Gracias, que tengas una velada maravillosa. — Dijo Serena a su vez besando su mejilla igual.
— Hasta luego. — Dijo Seiya, rodeando la cintura de Serena posesivamente, y tendiéndole su otra mano para despedirse.
— Hasta luego. — Respondió y se retiró.
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Llegaron a la casa en silencio, no sabían que decirse.
— Te ves hermosa esta noche. — Dijo Seiya cuando entraron.
— Gracias Seiya, tú te ves muy apuesto, también. — Dijo ella con la vista agachada.
— Serena... Bombón, yo... — Balbuceo acercándose a ella.
Serena se quedó quieta y Seiya la tomó por la barbilla y la obligó a mirarlo, ella lo hizo temerosa, sintiendo que el corazón se le salía del pecho. Seiya observó sus ojos con esa mirada que empezaba a ser familiar cada que la veía, y luego sus labios, pequeños y suaves, y ya no pudo contenerse, la beso con fiereza y dulzura a la vez, sabiendo que ése beso no quedaría ahí, porque un beso no le bastaría para llenarse de su dulce esencia.
***
Chan Chan Chan Chan ...
¿Qué creen que pasará?
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Dam Frost.

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