Holaaa... Perdón por tardar tanto, pero es que tenía muchas ideas y no tenía como ordenarlas, por eso mi demora. Además de que cumplí años y por eso tarde un poco... Pero aquí esta. La verdad el título no me conseguir uno mejor, lo siento.
Esperó que les gusté.
Los personajes son de Naoko Takeuchi, sólo escribo por diversión.***
Esmeralda y Diamante estaban sentados en la hierba, tranquilamente, descansando de su acostumbrado paseo. En las últimas semanas se habían acostumbrado a salir diariamente a galopar en los Jardines de su Palacio. Les gustaba pasear y platicar, bueno en realidad a ella le gustaba escucharlo.
- Así que estás enamorado... Eso explica muchas cosas, pero... Esa chica... Es demasiado... Bueno no es como nosotros. - Le dijo Esmeralda volviéndose a mirarlo.
- Eso es lo que me encanta de ella, su sencillez y el hacerme ver todo con otros ojos, me encanta cuando veo su carita maravillarse con todo lo que le voy mostrando, estaba tan acostumbrado a las mujeres de sociedad, con modales perfectos y humo en la cabeza. Qué su forma de ser es una brisa refrescante para mí. - Respondió Diamante.
- Gracias por lo que me toca. - Le replicó Esmeralda, ahora se daba cuenta que su supuesta ventaja, era su peor enemiga.
- Bueno disculpa, tú no tienes humo, pero ella es tan distinta, y a sufrido tanto, que no puedo evitar querer protegerla. - Dijo con tono distraído, evocando en su mente, el bello rostro de. Serena.
- Pues la Reina, esta muy preocupada por este capricho tuyo. Y no estará de acuerdo en sus relaciones. Deberías abrirte a ella, hablarle como lo has hecho conmigo. - Respondió.
- Es muy difícil hablar con ella. No Ha querido oír lo que tengo que decirle, la razón para protegerla de lo que paso en su vida. Y creeme cuando te digo, que nada ha sido fácil para ella, soló quiero que sea feliz y para eso, tengo que ayudarla en sus deseos de venganza. - Le dijo.
- ¿Venganza? - Preguntó intrigada.
- Olvida que lo mencioné, no tengo ningún derecho en hablar de ello. Pero tengo La esperanza de que me ame tanto como a... Bueno este... gracias por ayudar a despejar mi mente. Tú eres la persona en quien más confió, además de Zafiro, y deseó que encuentres un hombre que te merezca y te amé, como amó a Serenity. - Dijo sonriendo.
Esmeralda se sintió muy triste al oír sus palabras, pero escondió sus sentimientos, le gustaba muchísimo, pero se daba cuenta de que no era correspondida. Y que lo más sano para su estabilidad emocional era olvidarse de él.
- Si claro, como digas. ¿Sabés? Creó que ya es tiempo de que me marché, tu sabes, tengo cosas que hacer en mi casa... Y deberes que cumplir en la empresa de cosméticos... - Empezó a decir.
- Esmeralda... ¿Tú alguna ves te has enamorado? - Preguntó de pronto, sin prestar atención a lo que le decía.
- Eso No es cosa que te deba decir. - Respondió ruborizada.
- No Te Enfades, es que ahora me doy cuenta de lo egoísta que soy, nunca te he Preguntado si tienes novio o pretendientes... Aunque debes tener filas de hombres, rogando tu atención, porque eres muy bella. - Le dijo malinterpretando sus mejillas rojas.
- Ya Te dije que eso no es algo que te incumba. -
- Ok, ya, disculpa, no quise incomodarte pero vas a prometerme que me lo presentarás cuando tengas uno. ¿Verdad que lo harás? Sólo así estaré tranquilo de saber que te merece. - Le dijo como si se tratará de su hermanita.
- Si... Ya, lo prometo, ¿Feliz? - Él no entendía que le molestaba mucho sus preguntas, por el dolor que le causaban.
- Si... Mucho, ahora vamos, tengo una chica que conquistar. - Dijo Alegremente. Y guiándola hacia el Caballo la ayudó a subir a esté.
Después cabalgaron a todo galope hasta llegar a las caballerizas.
- Te veo en la comida. - Dijo ayudándola a bajarse con caballerosidad y depositó un beso en su mano.
- Hmhm. - Carraspeo Zafiro, que estaba con Serena.
Diamante no se había percatado de su presencia ahí y se ruborizó visiblemente al ver la cara sería que tenía Serena.
- Serenity, Yo... No Sabía que estabas aquí. - Balbuceó Diamante.
- Serenity y yo, queríamos dar un paseó, aprovechando que no tengo trabajo. - Intervino Zafiro, sonriendo al ver la cara Diamante, que no sabía que hacer por primera vez en su vida, y la carita sería de Serena, demostraban que estaba celosa.
- Bueno nosotros nos retiramos, también. Disfruten su paseo. Vamos querido. - Dijo Esmeralda, llevándose a Diamante del brazo.
Serenity trato de disimular su tristeza forzando una sonrisa. No quería demostrar que le había afectado mucho verlos tan juntos.
- Conmigo no tienes que esforzarte en disimular. - Dijo Zafiro desde el otro caballo. Serena iba a responder y abrió la boca, pero no se le ocurrió nada que decir y prefirió cerrarla. - Me doy cuenta que te es difícil aceptar lo que te pasa, y por mi parte no diré nada hasta que estés lista para hablar. - Dijo alejándose en su caballo a toda carrera.
- ¡Heee! ¿Qué estás tratando de decir? - Dijo siguiéndole en el hermoso caballo blanco, pero Zafiro ya no le contestó, pues iba muy lejos de ella.
Lo encontró metros adelante, en una pequeña laguna sentado cómodamente al pie de un Árbol.
- ¿Quieres Explicarme que quisiste decir? - Le preguntó enfadada, bajándose del caballo.
- Nada, tu entiendes perfecto lo que quiero decir, pero no lo quieres reconocer. Mejor olvida lo que dije, ¿Si? Y dime como te has sentido con tus institutrices. -
- Hmm, no entendí, pero esta bien, cambiemos de tema, Haruka y Michiru son muy estrictas conmigo, pero me han ayudado bastante. Puedo decirte que soy una mujer nueva, ya no soy esa chica tonta e ingenua que creyó encontrar el amor en un restaurante. A mis 20 años, he madurado, y te aseguró que nada deseo más que tenerlo frente a mí para decirle cuanto lo despreció, y para obligarlo a que me diga el paradero de mi bebé, ya debe tener más de tres meses, y debe ser preciosa. - Dijo tristemente, mientras limpiaba una lágrima, que se había escapado.
- Serena... Yo... No pienso que seas alguien capaz de lastimar a otra persona, tu eres muy noble y... -
- ¿Noble? Estúpida quieres decir. - Le interrumpió.
- Sabes que no es así, tu eres tan buena, que te aseguró que perdonarás a Seiya Kou... A pesar de lo que te ha hecho. - Le Dijo Estudiando sus reacciones.
- ¡Eso jamás! ¿Me oyes? Nunca lo perdonaré y lo aplastaré como el gusano que es. - Dijo Con Convicción, y de sus azules y limpios ojos, pareció brillar una chispa de odio puro. Y Zafiro prefirió guardar silencio, se daba cuenta que estaba muy herida.
- Creó que es mejor que nos vayamos. Tengo que ir a mis clases de modales. - Y se levantó sin darle tiempo a responder.
***
-Serenity... Llegas tarde, y eso es algo de pésima educación, tú debes ser puntual, la puntualidad es una forma de respetar el tiempo de los demás. - Le recriminó Haruka.
- Lo siento. - Se disculpó, no entendía para que le servían tantas normas, los primeros días se le habían hecho aburridas las clases, y ponía poco interés en ellas, pero a partir de ese día iban a ser más exhaustas, ya se lo habían advertido.
- Esta bien, comencemos con las clases. Hoy Será distinto a los demás días, caminarás y hasta pensarás diferente. En primera, debes caminar erguida y con cadencia, sin llegar a la vulgaridad, debes balancearte delicadamente, como si fueras un cisne. - Dijo Michiru, caminando frente a ella.
Serena trato de imitarla, pero le era difícil dominar los tacones y se tambaleaba.
- Me doy cuenta que tienes la gracia de un mono. - Le dijo Haruka al ver sus intentos.
- ¡Oye! Hago mi mejor esfuerzo. - Le reclamó.
- Pues tu mejor esfuerzo no es suficiente. - Respondió.
- Debes Ser Más Segura de ti misma, no puedes caminar como si llevarás él peso del mundo encima tuyo. - Le dijo Michiru.
- Tú que puedes saber. - Dijo Entre dientes. Intentando Caminar otra vez con tacones.
- ¡Así no! ¡Eres muy torpe! - La corrigió Haruka fastidiada, de ver que no lo hacia bien.
El enfadó que traía por la presión de Haruka, se confabularon, y su pie se dobló, haciéndole caer aparatosamente al suelo.
- ¿No me digas que vas a llorar? - Dijo Haruka con voz burlona, al ver que no se levantaba.
Serena no respondió, se quedó tirada con la vista en el suelo, su largo cabello le cubría el rostro, escondiendo sus sollozos, todo lo ocurrido ese día con Zafiro, ver a Esmeralda muy cariñosa con Diamante, y los recuerdos de su hija pérdida, la hicieron romper el muro de sus emociones contenidas.
- Lo Que pasa es que eres una débil, estas acostumbrada a darte por vencida. A caer y no levantarte, por eso todos te pisotean. Porque no mereces él respeto que tú misma no te das. Eres una tonta llorona. ¡Vamos, levantate! - Le gritaba Haruka en su oído, exasperada por verla en el suelo.
- ¡Ya basta! ¡Tú no sabes lo que soy! - Grito, levantándose de golpe, limpiando rabiosamente sus lágrimas con el dorso de su mano.
- Ya basta Haruka. No seas tan dura con ella. - Le dijo Michiru, pero Haruka ignoró sus palabras..
- Las clases han terminado, no quiero seguir perdiendo mi tiempo con una persona que no se esfuerza en Mejorar, para recuperar a su hija. - Le dijo Haruka recogiendo sus cosas.
- ¿Cómo sabes eso? - Le preguntó reteniéndola del brazo.
- ¿Creíste que no lo sabía? Entiende de una vez, que para que nosotras aceptemos trabajar con alguien, debe haber un motivó muy poderoso para que cambie, creímos que tendrías él coraje para hacerlo, para volverte fuerte, esto no es sólo tener modales de princesa, es una forma de vida, una máscara que te da armas para que no demuestres nunca tus sentimientos, sin sentimientos nadie puede herirte, ingenuamente pensamos que serías alguien así, pero ya nos demostraste que estamos equivocadas, que ese hombre te pisoteó porque lo mereces. - Le dijo mirándola a los ojos implacable y quitándose sus manos de manera despectiva, hizo ademán de retirarse.
- Tú te tragarás tus palabras. - Dijo apretando los puños y viendo como se alejaban.
- Eso esperó, cuando tengas las agallas para callarme... Me hablas... Mientras... no nos hagas perder el tiempo. - Dijo con la mano en la perilla de la puerta, después salieron y cerraron con la gracia y delicadeza de una mujer que sabe dominar sus emociones.
Serena se desplomó y cubrió él rostro con las manos, ella tenía razón en algo, debía guardar sus emociones sólo para ella y no demostrar cuando la lastimaban.
Se levantó y con paso decido, recorrió rápidamente él trayecto de la biblioteca a su habitación, su paso era seguro y determinado. Tenía una meta y había sido una ilusa, por creer que todo sería sencillo, pero se daba cuenta que cambiar y volverse sofisticada y elegante como Reih, no era sencillo, ella era hermosa y cadenciosa como una felina, pero no se veía vulgar, sus oscuros ojos demostraban que era fría como él hielo, y para derrotarla, debía ser igual.
Zafiro la vio pasar frente a él, y se estremeció al ver la determinación que se veía en sus ojos, estaba seguro que no era nada bueno.
- Debo ser distinta, nadie volverá a pasar por encima de mí. Ya no seré más Serena Tsukino, la tonta con cabeza de bombones, no seré la estúpida ingenua que creía en el amor. Seré distinta, cruel y despiadada, igual que ellos. - Dijo y agarró unas tijeras de su buró, tomó un mechón de su cabello y lo corto por la mitad. Así lo hizo con todo su cabello, sentía que con cada mechón cortado, era como si cortará también todas las cadenas que la mantenían atada a su pasado. En cuestión de minutos él cabello que le quedaba poco más bajo de su trasero, sólo quedaba el recuerdo.
Cuando vio el suelo bajo sus pies, cubierto por su hermoso y rubio cabello, se quedó viendo con horror, lo que había hecho y soltó las tijeras, como si la estuvieran quemando, se metió a la bañera y comenzó a llorar compulsivamente, cada lágrima derramada era un alivió a todo lo que había padecido en su difícil vida.
Al cabo de un tiempo, la calma llegó a su pecho y aspirando él suave aroma de las esencias, terminó su baño, y se vistió con ropa cómoda, después recogió su cabello e hizo una larga trenza con él. Con cada mechón de cabello que trenzaba, sentía que reconstruía los pedazos rotos de su alma, era como si estuviera haciendo un ritual de transformación, en el que una vez que guardará su trenza, estaría cerrando su pasado.
Unos leves toques en la puerta, la volvieron a la realidad. La guardo como quien guarda un tesoro y se dispuso a abrir.
- ¿Qué ocurre Diana? - Preguntó con frialdad, sentía resentimiento contra ella, por haberla dejado sola.
- La Reina Rubí, desea hablar con usted señorita. - Respondió, viendo con curiosidad su cabello.
- ¿Y para que desea verme? Creí que estaba muy ocupada con Esmeralda. - Dijo, Más para si misma, que para Diana.
- Señorita, no haga enojar a la Reina. Por favor. - Suplicó Diana.
- Ahí Voy. - Respondió a regañadientes.
Diana la guió hasta la biblioteca, en la que horas antes discutiera con Haruka, la reina ya estaba ahí.
- Sientaté. - Le ordenó, y ella obedeció de mala gana. - Me doy cuenta que no soy de tu agrado. - Añadió.
- Creó Que La Situación es al contrario. - Dijo a la defensiva.
- Supe que tus institutrices se fueron. - Dijo negándose a caer en la provocación.
- Distintos puntos de vista. A veces pasa. -
- Lindo corte, te sienta bien. - Le dijo, viendo con curiosidad su cabello recién cortado.
- Gracias. - Revolviéndose incómoda en su asiento y desviando la mirada.
- Mira... No me gusta los rodeos, no me parece que mi hijo se desviva tanto por ti y tú no sientas nada por él. Eso es lo que me pasa contigo, se que has sufrido mucho, y admiró que aún sigas adelante, pero se que sólo estas usando a mi hijo, para recuperar a tu hija. -
- ¿Cómo sabe eso? - Preguntó mirándola a los ojos
- Querida... Creeme cuando te digo que se todo de ti, en realidad no me caes mal, hasta cierto punto entiendo lo que haces y la razón por la cual estas aquí, yo al igual que tú, haría lo que fuera por mis hijos, pero entiende tú, que también haré lo que sea para que mi hijo no sufra una decepción por ti. - Dijo con voz amenazante.
- Yo... No se que decir... Sólo que no estoy usando a Diamante. Él es alguien a quien yo... Bueno, es que... - Dijo con voz titubeante, .
- No Me digas que lo amas, porque no te lo creó. -
- No estoy diciendo que lo amo. Es sólo que... Bueno es complicado. -
- Hazlo sencillo. -
- Él me gusta mucho, su ternura, su caballerosidad, todo en él es perfecto, es sólo que... Tengo miedo, usted no lo entiende porque su vida no ha sido como la mía. Pero si hubiera pasado por todo lo que yo pasé, lo entendería. - Dijo con sinceridad.
La Reina la observó detenidamente, sabía que era cierto lo que decía, ella tenía miedo a enamorarse y salir herida nuevamente.
- Mi Hijo Es Un Hombre De honor, jamás haría algo para lastimarte deliberadamente. - Le aseguró.
- Eso Lo Se, sólo que... Tengo miedo de no ser suficiente para él, ambos somos de mundos muy distintos, y eso a largo plazo, terminaría por separarnos, todo esto para mí es abrumador, tantas reglas y normas, caminar y vestir elegante, gastar una fortuna en zapatos, es algo estúpido ¿Me entiende? Si lo aceptará, se daría cuenta que soy muy poca cosa para él y terminaría por odiarme. Eso es lo que me pasa. No Soportaría que me despreciará, además... Él esta iniciando algo con Esmeralda. - Dijo.
La Reina sonrió ampliamente, ella estaba enamorada de su hijo, y no se había dado cuenta.
- La reunión a terminado, gracias por tu tiempo, nos vemos en la cena. - Dijo levantándose a abrir la puerta. Serena salió, pero iba muy sorprendida de la extraña reacción de la reina.
La Reina Cerro y se dirigió a sus deberes reales, ya había escuchado lo que debía saber.
***
Serena estaba en su habitación, recostada con la mirada pérdida en el hermoso ventanal, desde donde se veía el bello paisaje en el que la tarde estaba dando paso a la noche, en su interior sentía que estaba perdiendo el tiempo, que lo que debía hacer era marcharse de ahí y dejar a Diamante ser feliz con Esmeralda, estaba claro que ella era de su mismo nivel social, y sería una mejor compañera para él. Además ya había esperado a que Diamante le dijera algo sobre su bebé, y nada pasaba. Él tiempo avanzaba y ella sentía consumir sus esperanzas de tenerla en sus brazos. Las lágrimas salieron una vez más aquel día, porque no tenía él consuelo de haberla cobijado en sus brazos aunque fuera una vez. No tenía la más remota idea de como eran sus ojitos o su color de cabello. No había consuelo en ningún lado para ella.
La puerta se abrió intempestivamente y ella se limpio él rostro sobresaltada.
- Veo que estás muy tranquila, tu problema se ha resuelto para siempre. - Le dijo Esmeralda mirándola con enojó.
- ¿Porqué entras sin avisar a mi habitación? - Respondió Serena.
- Has conseguido que la Reina te acepté para esposa del Príncipe Diamante. - Dijo sin hacer caso al reclamó de Serena.
- ¿De Donde Sacas esa estupidez? La Reina me odia, y sera muy feliz cuando me vaya de aquí para siempre. - Respondió sorprendida.
- A aceptado su relación. -
- No existe ninguna relación entre él Príncipe Diamante y yo. - Le Dijo con voz tranquila y segura.
- Él te ama, lo sabes, y me parece injusto que yo lleve toda una vida amándolo, esperando que me volteé a ver, y tú en poco tiempo logres que él se case contigo, tú no lo amas... Deja que sea feliz a mi lado. Yo... Lo amo más que a mí misma. - Le Dijo, conteniendo el llanto.
- ¿Qué has dicho? - Preguntó Diamante en la puerta.
Serena se Sorprendió al escuchar su confesión y aún más cuando vio a Diamante, que estaba tan sorprendido como ella.
Esmeralda sintió hundir él suelo a sus pies al darse cuenta que su impulsivo acto había revelado su preciado secreto.
Salió de ahí lo más Rápido que sus pies se lo permitieron, sin poder soportar la vergüenza de ser expuesta ante él, ya jamás podría verlo a la cara.
- Esmeralda... Espera... - Dijo saliendo tras ella.
Serena suspiro y se metió en el vestidor, debía hacer su equipaje lo antes posible, era obvió que Diamante fue tras ella porque la quería, y ella no tenía derecho a intervenir entre ellos.
Ese día estaba resultando uno de los peores de toda su vida. Su altercado con Haruka y Michiru, su encuentro con la Reina Ruby, y ahora esto. Definitivamente se sentía moralmente desgastada.
***
- ¡Esmeralda... Espera! - Grito tras ella.
- ¡Dejame! ¡No quiero hablar contigo! ¡Veté de aquí! -
Diamante le dio alcance y la obligó a mirarlo.
- ¡Perdoname por favor! Yo no sabía nada. Me he portado como un estúpido. Te Aseguró que no fue mi intensión lastimarte. -
- Eso Lo Se... Y es lo peor, porque se que no fue tu intención, en el corazón no se manda, tu te enamoraste de ella, así son las cosas y debo aceptarlo. No queda otra opción. Deja que me vaya, jamás podría verte a la cara de nuevo. Soló esperó que ella te ame como mereces. - Le dijo y entró en su habitación.
- ¡¡¡Hermanito eres un rompecorazones!!! - Le Dijo Zafiro, en la puerta de su habitación.
- ¿Tú sabías lo de Esmeralda? - Preguntó sorprendido.
- Sólo un ciego no vería que Esmeralda muere por ti desde el colegio. -
- En verdad nunca me di cuenta de eso. -
- Porque Lo Que Tienes de guapo, lo tienes de tonto. No es la única que muere por ti. Se de alguien más. -
- ¿Quién? No me tengas con está duda. ¡Dime! - Le Preguntó con ansiedad.
- Insistó eres un ciego. Averiguarlo por ti mismo. - Respondió cerrando la puerta en su cara.
Diamante vio que no tenía caso insistir y se dirigió a la habitación de Serena.
- ¿Qué haces? - Preguntó al ver que guardaba sus cosas en una pequeña maleta.
- Me Voy, no quiero mortificar a Esmeralda con mi presencia, ni ser un estorbó entre ustedes. Les deseo la mayor felicidad del mundo. - Le Dijo ocultando su rostro para que no viera que le dolía.
- ¿Cual relación? ¿De que hablas? - Dijo sujetando su barbilla y obligándole a mirarlo, sólo de pensar que se fuera de su lado quería morirse.
- Supongo que con esto que sabes, has abierto los ojos y te has dado cuenta que la amas y en serio lo entiendo. - Dijo Con Los Ojos cerrados.- Serenity, yo te amo a ti, Esmeralda lo sabe, y lamentó mucho esto que ha pasado pero mis sentimientos por ti sin verdaderos. Te amo... Eso no va a cambiar, yo... Quería dártelo en otra circunstancia, pero... ¿Quieres ser mi esposa? - Dijo sacando un anillo de Diamantes y mostrándoselo.
- ¡Oh Dios Mío! Es... Bellísimo... Yo... -
- Se que no me amas, pero... Siendo mi esposa, todas las puertas se abrirán y te aseguró que recuperarás a tu pequeña hija. - Dijo para convencerla.
- Aceptó... Yo... Creó que siento algo por ti, y... Me sentí terrible cuando te fuiste tras Esmeralda, que pensé que la querías a ella. -
- Eres una tontita. - Dijo poniéndole el anillo en su mano.
Serena lo abrazo fuertemente y suspiro llena de emoción.
- Mi amor... Que le hiciste a tu pelo. - Dijo tocando un mechón.
- Yo... Quería modernizar mi corte. - Respondió desviando a otro lado los ojos.
- Me Encantaba tu largo cabello, pero éste corte te sienta muy bien. - Respondió dándole un beso tierno.
Serena se recostó en su pecho y suspiro su aroma varonil, era muy distinto del de Seiya. Sólo de recordarlo su cuerpo se estremeció, por el odió luchaba en su interior con él gran amor que le tuvo.
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Esperó que les haya gustado.
Besos.
Damely Frost.
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Engaño De Amor
Fiksi Penggemar"Si está leyendo esta historia en otra plataforma que no sea Wattpad, o fanfiction es muy probable que corra el riesgo de un ataque de malware. Si desea leer esta historia en su forma original y segura, leela en ambos sitios". Serena es una chica se...