Hola, aquí esta el siguiente capítulo. Ojalá que les gusté, trataré de escribir mas seguido y actualizar todos mis fics, ahora si, me voy.
Los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi, yo solo escribo por diversión.
Besos.
Damely Frost.Capítulo 10
Serena despertó feliz, no podía creer la maravillosa noche que pasó, se estiró perezosamente y se volvió buscando él calor del cuerpo de Seiya, para su decepción, solo encontró el frío vacío de su ausencia, abrazo la almohada a su pecho y aspiró su delicioso aroma, aun podía sentir el calor de sus besos en los labios y en su cuerpo y sintió que su corazón brincaba por los recuerdos.
¡Habían hecho el amor! Y dos veces, una agradable sensación de dolor recorría su cuerpo, como recordatorio de lo ocurrido, jamás había hecho el amor con tanta intensidad, Seiya se había portado, dulce, tierno, apasionado y ansioso de ella, busco complacerla y a su vez complacerse, a diferencia de Darién, que nunca busco más que su propia satisfacción, dejándola con una desagradable sensación de ser usada, como alguien que solo servía para complacerlo y nada más.
Miro el reloj del buro y vio que eran las 10 a.m, se metió a la ducha, preocupada por como haría para bajar a su habitación y vestirse sin ser vista, porque no podía bajar a desayunar con el vestido de la noche anterior.
Empezó a ordenar la habitación, era lo menos que podía hacer, para su sorpresa encontró sus escasas pertenencias perfectamente guardadas junto a las de Seiya. Se sonrojo, preocupada ¿Qué pensaría Lita de ella? Se vistió y bajo a desayunar.
Entro en la cocina, y Lita le brindó una sonrisa llena de comprensión y complicidad.
— ¡Hola Serena! Buenos días. — Dijo colocándole el desayuno en frente.
Ella comió charlando y riendo, por la menor tontería, se le notaba la felicidad, por cada poro de su piel, pero a la vez, le daba miedo que esa felicidad se escurriera entre sus manos como agua. Esos pensamientos ensombrecieron su sonrisa y se quedó pensativa.
— ¿Te ocurre algo Serena? — Pregunto Lita al notar su mirada distraída.
— No... Nada, este... Nada, iré al jardín un rato, a tomar él sol. — Dijo y salió al salón, sonriendo al recordar su maravillosa noche.
— Veo que Seiya por fin se digno acostarse contigo. — Dijo una voz en el salón.
La sonrisa se congeló en los labios de Serena, y la miró avergonzada por su fría y altiva mirada, que la escudriñaba, queriendo encontrar todos los detalles.
— No me explicó, como es que Seiya, pudo hacerlo, después de tener una mujer como yo. — Dijo señalando su voluptuoso cuerpo. — Acostarse contigo, debe estar muy desesperado, para acostarse con cualquier mujerzuela. — Dijo señalándola con despreció. — La verdad no pensé que tuviera tan mal gusto. Ayer con ese vestido no te pude reconocer, y casi pasas como una de nosotros, pero ahora todo me queda claro... Y se que Seiya solo quiso darme celos, pero no te ama, ¿O te dijo que te amaba? — Prosiguió Reih con voz celosa.
Serena estaba muda por la desfachatez de esa hermosa mujer, que había conseguido bajarla de su nube en cuestión de segundos, ella tenía razón en algo, Seiya nunca le dijo que la amaba. Pensó sombría, Reih lo notó y lo aprovechó sin demora.
— ¿En verdad creíste que te amaba? ¿Lo creíste? Eso es dulce... Pero alguien como Seiya, jamás pondrá sus ojos en tí, él solo te tiene lástima, se acostó contigo porque es hombre al final de cuentas... Y si te le ofreciste tan descaradamente, solo tomó lo que le diste, pero te hechará de su vida como a un perro, en cualquier momento, es mejor que te vayas de su vida para siempre y sufrirás menos. — Dijo con frió desprecio.
— La que se tiene que ir eres tú, Reih. No quiero ser descortés, pero te pediré, de la manera más atenta, que no pongas un pie en mi casa nunca más. — Dijo Seiya con voz fría a sus espaldas.
— ¡Seiya! — Exclamó sorprendida. — Yo... Yo no... — Balbuceó incoherentemente tratando de disculparse.
— ¡Vete! Y no quiero que vuelvas a esta casa. Grabalo muy bien en tu cabeza, jamás volveré a estar contigo. — Dijo implacable, abriendo la puerta.
Reih jamás esperó que Seiya estuviera ahí a esa hora, y mucho menos que la tratará de esa forma, salió de ahí humillada y subió a su hermoso auto gritando mil insultos.
— Me las pagarás estúpida mosca muerta. — Dijo saliendo a toda velocidad.
Por la prisa que llevaba no vio la persona que estaba afuera y la atropelló.
— ¡Imbécil! ¡Deberías tener más cuidado! Arruinaste mi auto carísimo! — Dijo bajándose del auto aún más furiosa que antes.
Darién estaba en el suelo fingiéndose inconsciente y al oírla bajar del auto, sonrió para sus adentros, ya había encontrado la forma de llegar a Serena. Está vez con mucho dinero de por medio.
— ¡Hay no! Lo que me faltaba, tener que lidiar con un estorbó. — Pensó acercándose a él.
Reih no pudo evitar reconocer que era un hombre muy apuesto.
— Doctor... Puede mandarme una ambulancia... Si tuve la desgracia de atropellar a un idiota... Si ya sabe como es este tipo de gente, no puedo dejarlo tirado cómo si fuera un animal. Si esta bien, aquí espero. — Dijo colgando su móvil.
Darién sintió mucha rabia al oír sus palabras, pero se aguantó porque sabía que de eso dependía la solución a sus problemas económicos.
La ambulancia llegó y subieron a Darién rápidamente, Reih, los siguió a distancia prudente esperando no tener que esperar mucho tiempo, aun tenía la humillación atorada en su pecho y sabía que de una u otra manera, se vengaría de la chica rubia.
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Seiya se acercó a Serena y tomando su carita en las manos, la beso largamente.
— Bombón perdona el mal momento que pasaste, te prometo que ella no volverá a poner un pie en esta casa. — Dijo besándo su frente.
Serena solo asintió y se recargó en su pecho, le encantaba la sensación de seguridad que le producía sus brazos.
— Toda la mañana estuve pensando en tí. — Dijo, besando la punta de su nariz, que aunque era verdad, la mayoría de sus pensamientos eran de confusión e inseguridad.
— Seiya... Yo igual, te extrañé y... — Pero la voz de Lita no la dejó continuar.
— Serena... Acaban de traer esto para tí. — Dijo Lita entrando al salón con un enorme arreglo de exóticas flores.
Serena se ruborizó y miro a Seiya, en una muda pregunta de si eran de parte suya, este solo le guiño un ojo y ella sonrió ampliamente.
— Seiya son hermosas. — Dijo acercándose a tomar la tarjeta. — "Espero volver a disfrutar de tu maravillosa compañía. Con amor... Diamante. — Leyó y miró a Seiya que de sólo escuchar el nombre de Diamante, sintió rabia y salió del salón.
Al salir a toda prisa, vio llegar a un sonriente Andru con unas hermosas rosas en sus manos, la rabia se acrecentó aun más y arrebatándoselas se subió a su auto y las tiro en el asiento trasero.
— ¡Seiya! ¡Espera! — Le gritó Serena mientras corría tras él, pero Seiya ya iba arrancando su auto, y se marchaba velozmente. — Seiya... — Murmuró y lágrimas de tristeza resbalaron por sus mejillas. Entro en la casa y se dirigió a la cocina.
— Serena... ¿Qué te pasa? ¿No te gustaron las flores de Seiya? — Le preguntó Lita con preocupación.
— ¡Oh Lita! — Exclamó abrazándola. — No es eso... Es que... Esas flores no son de él, son del Príncipe Diamante. — Dijo entre sollozos.
— ¡Ah... Ya entiendo! Seiya se puso celoso y te reclamó. — Dijo Lita acariciando sus cabellos.
— Yo... No se... El sólo se fue sin decirme nada. —
— Pues eso significa que esta muy celoso... Sin duda te ama. No sufras más. — Respondió Lita.
— Pero... Él no me ha dicho que me ama. —
— Serena... ¿Qué otra prueba quieres? Él se fue porque le dieron celos, eso quiere decir que te ama. — Dijo consolándola.
— Pero Reih dijo... Qué él solo me tiene lástima y que quiere darle celos, que si Seiya no me ha dicho que me ama, es por no herirme. —
— Reih... Ella puede decir mil cosas, y es sólo el despechó que habla por ella, sabe muy bien que Seiya no volverá jamás con ella, por lo que le hizo. Además... Seiya jamás la miró como te miró a tí anoche... Te comía con los ojos, y estaba muy celoso cuando te vio bailar con ese sueño de hombre, y peor con las atenciones que tuvo contigo, a él también lo has flechado. Eres una chica muy afortunada, ambos son guapísimos. — Dijo tratando de animarla.
— Lita... ¿Qué fue lo que hizo Reih, como para que Seiya la dejará? Debe haber sido algo suficientemente horrible, porque ella es bellísima. —
— Eso le corresponde a Seiya contarlo, solo puedo decirte que desde entonces odia el engaño. Mentirle es lo peor que puedes hacer. — Respondió.
Serena se quedo pensativa, después de lo ocurrido entre ellos, forzosamente debía contarle su pasado.
— ¡Sabía que aquí las encontraría! — Dijo Mina entrando en la cocina.
— Hola... Amy, Mina... ¿Qué hacen aquí? — Les preguntó Lita.
— Obviamente queremos conocer los detalles de ayer. — Dijo Mina.
— ¿Qué detalles? — Preguntó Serena, ¿Es que acasó todos sabían que había pasado la noche con Seiya?.
— Los de Lita y Andru... Por supuesto... Ayer los vimos darse un beso. Aunque yo no quería venir, Mina me obligó. — Respondió Amy y Lita se ruborizó.
— Ni lo digas, bien que querías, yo no te forcé. Si te comían las ansías por saber. — Refutó Mina.
— ¡En serio! Lita ¿Porqué no me dijiste nada? ¡Oh por Dios! Soy una egoísta. Tienes que contarnos todo. — Dijo Serena, abrazándola avergonzada.
— ¡Chicas! No hagan que me avergüence. No paso nada. Es solo... Que Andru me pidió que fuéramos novios. Pero nada más. — Dijo con la cara como un tomate.
— ¡Se veían tan tiernos, bailando juntos! En serio Lita, Andru es un chico muy afortunado por tener una novia como tú. ¿Porqué aceptaste verdad? — Dijo Amy.
— ¡Hay si! Yaten y yo opinamos lo mismo. — Secundó Mina.
— ¡Chicas, chicas, por favor no hagan que me avergüence. — Respondió Lita.
— Le dijiste que sí ¿Verdad? — Preguntó Serena.
— Serena... Te buscan en la sala... — Dijo Andru, que iba llegando.
— ¿A mí? — Preguntó con extrañeza.
— Si... A ti. — Dijo besando levemente a Lita, Mina y Amy se miraron y sonrieron ampliamente al ver que su amiga por fin tenía un chico lindo como novio.
Serena salió apresurada, no tenía idea quien pudiera ser.
Al entrar al salón grande fue su sorpresa al encontrar ahí al Príncipe Diamante.
— ¡Que placer verte nuevamente! — Dijo haciendo una reverencia.
— ¡Gracias! Eres muy gentil, la verdad... Me encuentro muy sorprendida. No pensé que supieras donde encontrarme. — Respondió Serena.
— Cuando algo me interesa, no descansó hasta conseguirlo. Y creeme, cuando te digo que tú me interesas demasiado. — Dijo mirándola con intensidad.
— Este... Ven vamos a sentarnos. — Dijo Serena, desviando la conversación, encaminándose a la sala de visitas.
— Y... ¿Te gustaron mis flores? La verdad es que no sabía cuales eran tus favoritas, así que escogí las más costosas. —
— Este... ¡Oh sí! Son muy bellas... Gracias... Yo... No se que decir. —
— Pues no digas nada... Sólo debate consentir por mí. — Respondió tomando su mano y llevándola a sus labios.
— ¡Oh, por Dios! Es tan sexy... Y tan galante... — Dijo Mina emocionada, que espiaba desde la cocina.
— Mina... No debemos estar aquí. Además Yaten, es muy guapo también. — Dijo Amy.
— Amy, shhh, guarda silencio, no me dejas oír. — Respondió ignorando sus palabras
— No es correcto que estemos aquí. — Repetía Amy, pero Mina no le hizo el menor caso.
— Pues yo no creo que él deba estar aquí. Pero igual hay que atenderlo. — Dijo Lita saliendo con unas bebidas y dirigiéndose a la sala de visitas.
— Lita... Este gracias... No te hubieras molestado. — Le dijo Serena al verla entrar.
— Serena, a las visitas cómo él, hay que tratarlos como se debe. — Respondió con una sonrisa, y salió.
— Tu amiga es muy agradable, ayer en la fiesta también lucía hermosa... Pero no mas que tú... En cuanto entraste al salón, todos quedaron enamorados de tí, y esperó ser yo él que gane tu corazón. — Dijo el Príncipe Diamante.
Serena se ruborizó y no supo que decir, ese hombre la ponía nerviosa.
— Me doy cuenta que te sientes incómoda con mi presencia, así que lo mejor es que me retire, pero seguiré cortejandote hasta que aceptes mi amor. — Respondió besando su mano.
Serena iba a responder, decirle que su amor era de Seiya y de nadie más, pero el le tapó los labios con un dedo, beso su mejilla muy cerca de sus labios y salió de ahí con ese aire de seguridad que lo caracterizaba.
Se dirigió a la cocina con la bandeja, las miradas interrogantes de las chicas le demostraron que no la dejarían ir hasta que contará todo.
— Tienes mucho que contarnos. Así que empieza a hablar. — Dijo Mina.
— ¿Yo? —
— ¡Si! Empieza por decirnos que relación tienes con ese super sexy y musculoso príncipe Diamante. —
— ¿Relación? ¡Ninguna! En mi vida lo había visto. — Respondió.
— ¿Quieres decir que se enamoró de tí a primera vista? — Preguntó Amy con escepticismo.
— ¡Si! ¡No! Es decir... No se ¡Ni siquiera se, como supo que estaba aquí! —
— A un hombre tan sexy, guapo y con tanto dinero y poder como el que tiene, no hay nada que se le pueda negar. — Respondió Mina.
— Yo... No se, es que... No se que decir. —
— Serena... ¿No te gusta? Porque si es así, dejame decirte que estas loca, yo moriría por un hombre así. — Dijo Mina.
— Lo que Serena quiere decir es que ya esta enamorada, ¿Verdad? — Dijo Amy y Serena se ruborizó.
— ¿Enamorada? ¿De quién? — Preguntó Mina sorprendida.
— De nuestro atractivo cuñado Seiya ¿O me equivocó? — Dijo estudiando su reacción, Serena enrojeció visiblemente y desvío la mirada, dándole la respuesta involuntariamente.
— ¿De Seiya? Eso es imposible... Tú no te puedes enamorar de él. — Dijo Mina, con seriedad.
— ¿Porqué? — Dijo ansiosamente.
— Mina, callaté, no digas nada. — Amenazó Amy.
— ¡No! Ella debe saber. — Dijo con voz seria. — Seiya no puede enamorarse de nadie, después de lo que Reih, le hizo, el cambio totalmente, prometió jamás confiar en nadie, no quiere que lo vuelvan a engañar y cuando paso la desgracia, juró que no descansará hasta vengarse, así que el amor no tiene lugar en su vida. — Dijo.
— ¿Qué desgracia? ¿Lo de Reih? — Preguntó.
— Mina... Es mejor que nos vayamos, es muy tarde y si Taiki no me encuentra para la cena se pondrá furioso. — Dijo Amy consultando su reloj.
— ¡Esta bien! Pero volveremos mañana. Solo recuerda, Seiya no esta disponible para nadie, te apreció mucho y lo menos que quiero es que sufras, es mejor que le hagas caso a ese sueño de hombre y te olvides de Seiya. — Le dijo Mina, besando su mejilla con cariño.
— Supongo que Seiya debió amar mucho a Reih, y lo que le hizo debio dolerle demasiado, como para desear venganza. — Dijo Serena con voz triste.
— No hagas caso a las palabras de Mina. Yo he visto actitudes en Seiya, que nunca tuvo con Reih, así que... Lo más seguro es que él este tan enamorado de ti, como tú de él. Escucha tu corazón. — Le dijo Lita.
— Estaré en el jardín. — Fue todo lo que pudo responder.
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Serena salió al jardín y empezó a recorrer todo lo que no había visto de la enorme casa. Recorrió los amplios jardines pensativa, tratando de encontrar algo que la distrajera de ese sentimiento tan confuso que la invadió desde que hablo con Mina.
Llegó a la parte trasera de la casa y unos leves quejidos la hicieron distraerse de sus pensamientos.
Al caminar unos cuantos pasos, descubrió una pequeña familia de gatos que se encontraban entre unos matorrales.
Un gato blanco con una leve mancha negra en forma de luna en la frente salto en defensa de una gata negra con una mancha similar en la frente, que estaba amamantando a un pequeño gatito gris con la mancha igual en color blanco.
Serena sonrió enternecida por la actitud del pequeño animal, que aún sabiendo que estaba en desventaja, defendería a su familia con su vida si era necesario. Una lágrima resbaló por su mejilla, sabía que nunca jamás nadie había hecho o haría eso por ella.
— Eres muy afortunada Luna. Ya quisiera que alguien me cuidara cómo este pequeñín te cuida a tí. — Le dijo a la gata y se alejó, pensando en que esos animalitos le habían mostrado más humanidad que muchas personas.
Llegó a la cocina aun pensativa, y se asomó al refrigerador.
— ¿Qué necesitas Serena? — Le dijo Lita con amabilidad.
— ¡Ohhh! Lita no te senti llegar, este solo algo de jamón, ¿Tendrás alguna canasta o algo que sirva para meter un cojín? —
— ¿Te sirve esto? — Preguntó mostrándole una canasta.
— ¡Sí! Es maravillosa ¿Hay algún problema si no te la devuelvo? — Dijo con alegría.
— Serena... Por supuesto que no... Pero... ¿Para que la necesitas? Digo, si se puede saber. — Preguntó con curiosidad.
— Es que en el rincón del jardín hay unos gatitos y me gustaría que estuvieran conmigo... No se... Llevarlos a mi habitación. —
— Serena... Pero... Tu habitación está ahora con Seiya. ¿Has pensado en que tal vez no le gusten? Yo nunca he visto una mascota en esta casa. — Dijo preocupada.
— Lita... La verdad... No estoy tan segura... Tal vez me estoy precipitando, y él esta enfadado conmigo, así que no creo que vuelva a estar con él. Lo más seguro es que sólo haya sido cosa de una noche, es mejor que regresé a mi habitación... Es que... Estoy confundida, ¿Me entiendes? Se que ya debo irme de aquí, ya estoy bien y puedo volver a mi antigua vida. No creo que Seiya tenga ganas de seguir lidiando conmigo. — Dijo con tristeza, sólo de pensar en que ya no lo vería nunca más.
— Serena... Creo que lo estás juzgando mal, ¿Porqué no dejas que sea él quién decida? Te estás dejando llevar por lo que te dicen otras personas y no le estás dando oportunidad a Seiya de hablar y decirte lo que piensa al respecto. — Le dijo Lita.
La mirada de Serena se iluminó sólo de oír sus palabras, Lita tenía razón, se estaba dejando llevar por Mina y Reih.
— ¡Gracias! No sabes lo bien que me has hecho. — Dijo besando su mejilla y saliendo de la cocina más animada.
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Seiya iba conduciendo a toda velocidad, sin rumbo, solo queria no sentir esos horribles celos que lo corrían por dentro.
Era muy temprano aún, no era ni medio día, pero no le apetecía ir a trabajar, así que entro en el primer anuncio luminoso que vio y se sentó en la barra.
— Sirvame lo más fuerte que tenga. — Le dijo al Barman.
Él hombre asintió y le puso un vaso de vidrio con una bebida oscura.
Tan pronto la puso Seiya la tomó y se la bebió de golpe.
— Otra, pero que sea doble. — Dijo.
Él hombre volvió a poner una bebida esta vez más grande, y al igual que la primera, se la bebió rápidamente. Así hizo varias veces más. De pronto comenzó a murmurar cosas que sólo él entendía, él hombre lo miraba con pesar, se veía un buen chico.
— Joven, ¿No cree que ya ha bebido suficiente? — Dijo por fin.
— ¡No! Deme otra más. — Dijo moviendo la cabeza con terquedad. — ¡Amigos! La siguiente ronda va por mi cuenta. — Añadio ante los gritos de júbilo de los asistentes.
Él hombre hizo lo que le dijo, pero aún lo miraba preocupado.
— Amigo... Hip... Sabe... Hay una chica... Hip... — Murmuró.
— Lo sabía... Siempre hay una chica... Ella... ¿Lo dejó? — Preguntó con interés.
— No... Hip... Es que... Yo... Hip... No se... Es decir... No se que siento por ella... Hip... Y lo peor... Un tipo... Antipático le envío flores... ¡Maldita sea! ¡Eran bellísimas! ¡Por Dios! Hip... Las más caras... Hip... Su sueldo de un año... Hip... Y.. mi torpe asistente... Llegó con unas que parecían de mercadillo, ¿Cómo competir con eso? Y él tipo hip... Se siente el dueño del lugar... Hip... Lo odio... Hip... — Hablaba con el corazón, se sentía dolido, mal por no saber que pasaría entre él y Serena de ahí en adelante, las copas habían sacado a relucir todos sus miedos.
— ¿Y ella que opina de todo esto? — Preguntó él hombre.
— Ella... No... No lo sé... Hip... Creo que le gusto mucho... Hip... Vive conmigo... Hip... Es la más dulce y bella chica... Hip... Que he conocido... Hip... En mi vida... — Balbuceo.
— Entonces ¿Qué hace aquí? ¡Vaya por su chica! — Le dijo el hombre.
— Yo... Hip... Creo... Hip... Que tiene razón... Hip... Tenga... Cobre lo que debo... Hip... — Dijo entregándole una tarjeta de crédito. — Esto es para usted... Hip... Por escucharme... Es muy bueno... Hip... Esta es mi tarjeta... Hip... Para que me llames... Hip... Me gustaría tener un chico como tú... Hip... En mi equipo... Hip... — Dijo entregándole un billete de alta denominación y su tarjeta.
— ¿Cómo crees? — Dijo rechazando el billete.
— ¿Cómo te llamas? Hip... —
— Nicolás... Pero el dinero no es necesario. — Respondió.
— Nicolás... Hip... Toma este billete... Hip... Y no me digas que no... Hip... Espero tu llamada... Hip... — Dijo levantándose de la barra.
— ¿Podrás manejar? — Le dijo mirándolo con preocupación.
— Si... Hip... Creo... Hip. — Dijo tambaleándose.
— Deja que te pida un taxi. — Dijo.
— Si... Hip... Gracias amigo... Hip... — Dijo colgándose de él.
El chico lo subió al taxi y le pago al conductor.
— Déjalo en su casa, el té indicará donde... Él te pagará... Cuidado y le pasa algo... Porque he tomado el número de tu taxi y de tu tarjeta de conductor. — Dijo al hombre que asintió con una mueca.
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Seiya activo el control del portón y el taxi entro a la enorme casa mirando todo con admiración.
Seiya le pago y entró tambaleándose a la casa. Ya estaba todo apagado y parecía que todos dormían, subió las enormes escaleras y llegó a su habitación, se acostó sin desvestirse y al dar la vuelta sintió el cálido cuerpo de Serena y no pudo reprimir las ansias de besarla.
La volvió hacia él y empezó a besarla, ella abrió los ojos adormilados, y al sentir sus besos, enredo sus brazos alrededor de su cuello y le correspondió.
Se besaron ansiosos de sentirse, sin pensar en nada. Se desnudaron rápidamente e hicieron el amor una vez más con el mismo fervor que la noche pasada, se quedaron dormidos abrazados ella puso la cabeza en su pecho y se quedó profundamente dormida, la felicidad había vuelto a florecer en su pecho.
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Bueno se que tal vez no es lo que esperaban, pero por fin termine.
La semana pasada estuvo muy intensa y por eso no pude actualizar antes pero ya está, y que creen aunque se ve intrascendente todos los detalles de hoy son importantes, y que tal Darién con Reih... Ehhh eso es importante también. Ah y haré una breve reseña del romance de Andru y Lita. Y bueno ya irán sabiendo más de Seiya y su venganza, y sobre Serena.
Ahora si besos. No olviden comentarios o reviews.
Dam Frost.
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Engaño De Amor
Fanfic"Si está leyendo esta historia en otra plataforma que no sea Wattpad, o fanfiction es muy probable que corra el riesgo de un ataque de malware. Si desea leer esta historia en su forma original y segura, leela en ambos sitios". Serena es una chica se...