Capítulo 34: Más qué amistad.

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Holaaaa, perdón por la tardanza... No me odien ni me maten, plis... Pero mi celular se descompuso y estuve enferma de los bronquios, me pusieron inyecciones, y muchas cosas más, y bueno me borraron todo de mi cel, me costó mucho recuperarlo, o más bien reescribir lo que tenía, así que hice un pequeño parteaguas en este capítulo para darle un refresh al drama, pero en la ausencia de mi cel, me puse a escuchar radio... Jaja ¿Pueden creerlo? hay una estación que pone canciones viejas. Y oí una canción que me gustó, así que la busqué y pues aquí la puse.
Pues este capítulo es más como un paréntesis de su salida con las chicas. Ya saben, hacía falta una reunión de amigas para darse los chismes, es decir comunicárse sus cosas. Y pues aquí está.
Los personajes no me pertenecen, son de Naoko Takeuchi, sólo me pertenece la trama.
Besos y ojalá y no me maten.
Dam Frost

***

— No venimos a hablar de los errores, ni nada por el estilo. Sólo queremos verla y charlar de cosas de mujeres. — Dijo Mina palmeando el hombro de Diamante para disipar la tensión.
Esté soltó una enorme carcajada, ante la irreverencia de Mina.
— Cuiden a mi Princesa, porque no se ha sentido bien últimamente, tengo que ir a atender asuntos importantes, que tengan buen día. — Dijo besando sus manos, después dió un apasionado beso a su esposa, ante la mirada asombrada de ellas.
— ¡Oh Dios! ¡Eres una chica con suerte! ¡Qué maravilloso besó te dió! ¡Ese hombre es guapísimo! Con él está claro, que el Príncipe azul si existe! — Exclamó Mina, llevando una mano a su pecho, en actitud de desmayó.
— ¡Mina compórtate! Yaten y Taiki también son muy atractivos. — Le recriminó Amy.
— Deja de darme el sermón, por favor, Serena, ven vamos a charlar, hay mucho que contar. — Dijo con una alegre sonrisa.
— Lita se moría por venir, pero está indispuesta, ya sabes achaques comunes, porque que tiene 3 meses de embarazo. ¿Puedes creerlo? Se verá monísima con su pancita de embarazo. Tenemos que organizar su Baby Shower, debe ser algo muy alegre. — Seguía hablando Mina, Serena no podía evitar morir de risa.
— Dejen que pida servicio de habitación, ¿Desean algo en particular? — Preguntó tomando el teléfono.
Amy puso la mano en su hombro y la miró a los ojos.
— Deja esa actitud ceremoniosa. Somos amigas, o yo así lo consideró, actúa normal. — Dijo Amy
Serena sonrió ampliamente y las guió a su habitación.
Se sentó en la cama cómodamente y las invitó a hacer lo mismo.
— Gracias chicas, es agotador estar todo el tiempo actuando así. — Dijo estirándose en la cama.
— Por favor... Cuenta lo maravilloso que debe ser vivir con ese sueño de hombre y ser una Princesa. — Dijo Mina acostándose junto a ella.
— Mina... No le preguntes eso, mejor dí como es su país, imagino que es bellísimo. —
— ¡No seas aburrida! Él Príncipe es lo que importa, ¿Te imaginas un hombre como él, que sólo respiré por tí?. — Dijo con mirada soñadora.
— Diamante es un hombre encantador. — Dijo Serena.
— Y te adora... Sólo vive por tí. Fuiste afortunada de que el se flechará de ti desde que te conoció. — Dijo Mina.
— El afortunado es él... Serena es una chica estupenda... Nosotras no sabíamos nada de lo que Seiya pretendía, cuando supimos lo que te hizo le dimos una buena reprimenda. Él sufrió por sus errores, te aseguro que no la tuvo fácil. — Dijo Amy.
— Yo sufrí mucho cuando todo sucedió, creí que moriría y que no podría seguir viviendo sin él, pero en cuanto supe de mi bebé, todo cobró un nuevo sentido. Creí que era mi premio por todo el sufrimiento que pase. —
— Serena... ¿Ya no sientes nada por Seiya? — Le preguntó Mina súbitamente.
Serena se atoró el pastelillo que estaba comiendo y la miró sorprendida.
— ¿No entiendo porque lo preguntas? —
— Es solo que... Tienes la vida que cualquier chica desearía, vives como Princesa, y tienes un marido atractivo que vive para complacerte, y me preguntó si eso es suficiente, si con eso se borró el gran amor que sentiste por el. —
— Yo... Ya no siento nada por Seiya... Y no me imagino lo que sería de mí, si perdiera a Diamante, se a convertido en mi razón de vivir. — Dijo evocando los ojos grises de él.
Amy no dijo nada, se daba cuenta que se sentía incómoda.
— Serena... Estás comiendo demasiado. — Dijo para distraer su tensión, viendo que iba por el cuarto pastelillo.
— Tengo hambre... Estoy pensando pedir algo más. No sé, pizza o algo así, quiero comer cosas deliciosas. — Dijo tomando el teléfono.
— ¿No estarás embarazada? — Dijo Mina.
Serena tosió, y la miró como si estuviera loca.
— Es normal, son recién casados, y a un hombre como ese, una no puede negarle nada. — Dijo con picardía.
— Mina no seas indiscreta. — Le recriminó Amy.
— ¡Hay Amy! ¡No seas mojigata! Somos mujeres adultas, ya no somos niñas, sabemos muy bien cómo se hacen los bebés. No me digas que tú no lo hacés con Taiki... Aunque pues... Si lo dudó, Taiki es más frío que un hielo. No le veo que sea pasional por ningún lado. — Dijo y Amy le lanzó una almohada.
— ¡Oye! Taiki es muy apasionado... Bueno es que él es más cerebral, pero aún así... Lo amo. —
— Si tú lo dices. — Y le regresó la almohada entre risas. — Serena, es que me imagino que ese hombre tan guapo, debe ser muy apasionado y salvaje... No me imagino, que Serena se pueda resistir a sus caricias. ¿De que malestares has tenido? —
— Náuseas y unos leves mareos. —
— Ves lo que te digo, deberías confirmarlo. — Dijo Mina.
Serena se quedó pensativa, no se había planteado un bebé, pero si eso era cierto Diamante se volvería loco de felicidad.
— No lo creo, además, ¿Cómo podría saberlo? —
— Con el doctor obviamente. — Dijo Amy como si estuviera hablando con una niña pequeña.
— Pero... Si la prensa se entera y no es cierto, nos acabarán con las notas. —
— No creí que eso te importará. —
— Llevó el peso de un país sobre los hombros, no puedo dar malas notas. —
— Si, reconozco que tienes razón. — Concedió Amy.
— Usa tu nombre de soltera, nadie relaciona a Serena Tsukino con la elegante y distinguida Princesa Serenity del Reino de Plata. — Dijo Mina.
— Mina... A veces tienes buenas ideas, anda vamos a cambiarte. — Dijo Amy.
— ¡Por Dios! ¡Tú guardarropa es fabuloso! Digno de una princesa. — Exclamó Mina maravillada de todo lo que había en él, pasaba de la ropa a los zapatos, luego a las costosas joyas que se exhibían en el extenso armario, parecía una niña que está frente a una juguetería.

Engaño De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora