Capitulo dos.

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Después de estar varios días detrás de mí computador, investigando sobre hache, no podía encontrar nada, parecía un experto en no ser descubierto, todos sus crímenes parecían planeados con mucha anticipación, perfectos y sin error alguno, había estado recibiendo cantidades enormes de informes sobre las autopsias de las mujeres desaparecidas, todas habían aparecido en un lugar completamente diferente a donde fueron la última vez vistas, las haches marcadas en sus cuerpos parecían ser simplemente perfectas, como si las hubiese medido antes de marcarlas profundamente, imágenes, cuerpos, sangre, me estaba volviendo loca sin obtener ningún paradero ni nada que conectase con él.

Me despierto de golpe al escuchar mi móvil, me llevo la mano a la cabeza al sentir una pulsada y la arrastro por mi cara mientras contesto la llamada entrante, eran aproximadamente las tres o cuatro de la mañana, era Eugene, me había informado sobre el aparecimiento de una nueva víctima tirada a un costado de la carretera saliendo de la ciudad, subo a mi automóvil y me dirijo a la zona del crimen, después de varios minutos manejando bajo la fría brisa de la noche y la obscuridad envolviéndome llego a un espacio privado, había camionetas cubriendo el cuerpo y evitando la circulación de automóviles. desciendo del coche y la brisa del aire es tan frío que me da un escalofrío al instante, encuentro cintas amarillas, dos agentes del FBI, Eugene hablando por el móvil y una chica al fondo cabello claro, castaño y largo, ojos azules, tenía en el cuello unas marcas de asfixio, labios carnosos, manos y pies pequeños. Me acerco a ella y levanto la manta que tenía encima, también tenía una hache marcada.

''Al parecer el asesino ama usar bisturís'' menciono cuando Eugene llega a mi lado, me inspecciona.

''Espero puedas descubrir pronto quien es'' dice sin más y se retira del lugar para charlar con los agentes, dicho esto revise cada centímetro de cerca en la víctima y noto gotas de sangre hacía los arbustos que estaban aún lado de la carretera, me introduzco entre ellos mientras saco una pequeña linterna de mi bolsillo buscando de cerca algún camino que haya hecho de sangre o alguna otra cosa, pero solo parece haber tierra e insectos hasta que siento que pateo algo con el pie y comienzo a buscar entre la tierra y dios mío encuentro un móvil, aprovecho la oportunidad y me guardo el móvil en la bolsa de mi chaqueta de piel.

''¿Encontraste algo?''

''No, nada. Solo unas gotas de sangre'' respondo sonriente, al cabo de unos minutos llega el equipo completo de seguridad y especialistas, se encargan de tomar fotos a la víctima mientras hacían una inmensa cantidad de apuntes en las libretas que llevaban consigo mismos. Una vez ya en casa sentí un frío que quemaba, enciendo las luces al pasar por el pasillo que da hacia la cocina y me preparo un café para poder dormir, ya eran las seis con cuarenta y cinco minutos, estaba agotada, recordé el móvil y rogué por no haberlo tirado camino a casa, meto la mano al bolso y doy las gracias por haber permanecido ahí, lo examino, es un teléfono sencillo, una pequeña pantalla y teclas con los números, nada moderno; presiono cualquier tecla al azar y esta se prende, el fondo de pantalla solo reflejaba la hora, reviso el historial de llamadas y todos son números privados que no deja leer el antiguo dispositivo móvil, me doy por vencida al cabo de unos minutos y arrojo mis cosas al sofá, camino hacia la cocina de nuevo pero, al pasar junto a la mesa encuentro una hoja doblada en dos, blanca y pequeña, estaba segura que eso no lo había dejado yo por la tarde, supuse que mi amiga o Damon entraron en el departamento y dejaron una nota al no haberme encontrado, la tomo y al instante la dejo caer al piso haciendo que mi corazón se acelere a mil por hora. No lo podía creer.

"Al parecer tienes algo que me pertenece muñeca. H"


Psicopata / En edicion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora