¿Tienes miedo?

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Harry me cargó fuera de el lago y nos recostamos sobre nuestra ropa, sólo traíamos nuestra ropa interior y ya comenzaba a anochecer, Kathleen dejó caer su cabeza en el hombro de Harry mientras el acariciaba su pierna húmeda, habían pasado como dos horas en el agua y salir al 'bosque' era horrible.

-Tengo frío, Harry. ¿Podemos irnos?

-Claro que sí, pero yo te llevaré.
Dicho esto, Harry la volvió a cargar en su espalda y comenzaron su camino a la casa ¿de él o de sus padres? Eso realmente no tenía importancia, cerró la puerta después de haber entrado y subió corriendo las escaleras.

-Ten, espero que te guste.

-Tienes que dejar de comprarme ropa, Styles. ¡Wow! ¡Qué lindo!

Sacó de la bolsa un abrigo blanco y peludo, era realmente suave y parecía un oso peluche con el puesto, Harry le llevó unos pans ajustados y unas botas un poco mas abajo de la rodilla.

-Vamos a jugar algo, te gusta el "Jenga"? .-preguntó desde un librero en la habitación y saco una caja de madera alargada con el nombre de el juego grabado en ella, el juego consistía en armar una torre con las fichas y sacarlas sin qué caigan. Kathleen asintió y ambos se sentaron en la alfombra como unos niños pequeños, en esa forma, Harry era realmente lindo con ella, ya no le temía y ya no le importaba si tenía que estar con el.

-Vamos a hacer el juego más interesante, el que pierda tiene qué hacer lo que el otro quiera, sin excepciones. ¿Apuestas?

-¿Acaso tienes miedo a perder, Harry?

-Tú eres la única que perderá la apuesta aquí cariño.

-Pues, a mí tampoco me gusta perder, Styles.

Y esa era una gran disputa, ella sabía perfectamente a dónde llegaría esto, él simplemente usa la 'apuesta' como una excusa para tocarla y follar tantas veces quiera, pero, si ella ganaba podría hacer lo que quisiera con él, aún que su idea de Harry, no estaba tan mal pensada.

-Apuesto. -dijo al fin para que comenzará el juego, Harry era muy bueno, tal vez lo era en todo o simplemente tenía practica.

La torre ya comenzaba a inclinarse a tambalear y, para colmo era él turno de Kathleen.

-Vamos Kath, cualquier pieza que decidas quitar, tirará la torre. ¿Acaso tienes miedo de hacer lo que yo quiera?

-No, no tengo miedo.
Movió la ficha, la torre tambaleó y cuándo creyó estar a salvo, se cayó.

-Ahora, eres y serás por siempre mía.

Harry se dejó caer sobre ella, con una mano tomó su cabeza mientras sus labios y los de ella se movían mutuamente, su otra mano recorría su abdomen hasta qué llegó a sus senos, los apretaba y masajeaba.

Psicopata / En edicion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora