14.Pasión dormida

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Hola almas!! Espero estén bien... Yo con algo de tristeza, pero ya irá a pasar... Este capítulo debi haberlo publicado ayer, y se me fue 😅💕 besos y abrazos ^_^

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-Oh, no, de eso nada, marine -retó Taemin, entrando en el garaje como un
F-18.

Minho estaba en la máquina de musculación, que era tan grande como un auto y por eso estaba en el garaje. En cuanto le quitaron los puntos, había cambiado su humor. Pero eso significaba que Taemin tenía que vigilarlo de cerca. Era tan impaciente que empezaba a hacer cosas que no debía hacer. Que se hubiera levantado al amanecer para hacer pesas con sus piernas lo dejaba bien claro.

-Ya oíste al médico. Es demasiado pronto, así que suelta eso.

Lee intentó disimular lo sexy que lo encontraba con el torso desnudo, con unos shorts deportivos que dejaban ver también sus poderosos muslos en tensión.

-Ya he terminado -dijo Minho mientras se secaba el sudor de su rostro con una toalla y luego se la colgaba al cuello.

-Ponte la sujeción en el brazo.

-Estoy sudando, no quiero ensuciar el pañuelito.

-Lo lavaré. Póntelo ahora mismo.

Choi dejó escapar un suspiro.

-De todas formas, ya había terminado.

Taemin volvió a entrar en la casa echando humo y él soltó una risita. Había dejado la sujeción en el baño a propósito, sabiendo que Tae iría a buscarlo. Pasaba demasiado tiempo limpiando y haciendo cosas por la casa con la intención de evitarlo. Y él sabía por qué.
Sólo tenía que rozarlo al pasar, tocarlo, aunque fuera para cambiarle el vendaje, y se encendía. Y él también. Incluso mirarlo en la mesa mientras cenaban era duro porque recordaba cuántas veces se habían quedado frías las cenas mientras hacían el amor...por todas las habitaciones de la casa.

Lo olía como un semental, tan tenso que los latidos de su corazón eran como martillazos. Pero ahora que no estaba cubierto de vendas, la tensión entre ellos empezaba a ser insoportable.

Cuando entró en la cocina, Lee estaba abriendo y cerrando los armarios, sin
ningún propósito claro.

-Es demasiado temprano, Lee. Cálmate.

-Sabía que me harías esto.

-Sólo estaba haciendo pesas con las piernas.

-Se supone que no debes... voy a pegarte eso al brazo para que no puedas quitártelo. Sólo te lo puedes quitar para dormir -lo regañó él-. Te lo juro, Choi Minho, eres un cabezota.

-Mira quién habla, el histérico.

Taemin apartó la mirada. Lo recordaba. Recordaba cómo había sido entre ellos, la pasión, el deseo que sentían el uno por el otro. Que lo llamase «el histérico» era un juego entre ellos antes de hacer el amor.

-Sólo has hecho pesas con las piernas. Nada de abdominales, ¿no?

Minho no podría hacerlos aunque quisiera. Era demasiado esfuerzo para los hombros. Y necesitaba su energía para otras cosas.

-Si no hago algo, me voy a poner gordo.

-No lo creo.

Él estaba acostumbrado a correr varios kilómetros cada día. Un cuerpo como el de Minho no se hacía de la mañana a la noche. Cuando Taemin iba a apartarse, él lo tomó por la cintura.

-Quítate, estás sudando.

-Suda conmigo.

-Ni siquiera sé cómo usar esa máquina.

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