16. Papeles de divorcio

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Holaaaaa, sigamos disfrutando este amor... 😘💋

⚓💉⚓💉⚓💉⚓💉⚓

Luego de esa conversación en el jardín entraron nuevamente a la casa y se dirigieron al living. Minho se sentó en el sofá y Taemin a su lado, con el corazón roto por el niño al que no había querido nadie.

-Gracias por contarme parte de tu vida. Eso es parte de lo que fuiste, pero no el hombre que eres ahora. Crees que debes guardártelo todo dentro y no hablar de lo que te duele, pero… Perdiste a uno de tus hombres y no quisiste contarme nada, Minho. A mí me duele lo que te duele a ti, cariño. Pero no volveré a presionarte para que me cuentes nada, te lo aseguro.

-¿Debería creerte? -sonrió él-. Te conozco bien, cariño.

-Sí, es verdad, no puedo evitarlo.

-Eso es lo que me gustaba de ti.

Me gustaba, en pasado. ¿Lo habría perdido? ¿Su manía de que le contará todo habría destrozado su relación para siempre?

-Tú crees que todo el mundo es bueno, Tae. Y cuando descubres que no es así, no quieres creerlo.

-¡¡Oye, eso no es verdad!!... No soy tan tonto -hizo un puchero tierno.

-No, eres inocente y confiado. Y eso me encanta. Me encanta tu energía. Cualquier habitación es más alegre cuando entras tú.

Minho se acercó y lo besó dulcemente entonces con toda la ternura del mundo.

-Sé que lo he estropeado, cariño.

-No, no es verdad.

Él le daba las gracias silenciosamente que le hubiera contado sobre su pasado, pero sabía que había más. Sabía que los servicios sociales encontraron a un pariente y lo llevaron a vivir con él. Era lo único que sabía. Pero no era de su pasado de lo que se había enamorado cuatro años antes. No era de su debilidad, sino de su fuerza. De su capacidad para dejar atras un pasado terrible. Minho había ido a la universidad con una beca, se graduó siendo número uno de su promoción y fue elegido de inmediato para la academia militar. Eso decía mucho de un niño que había sido abandonado a los tres años. Todo el mundo había abandonado a Minho en un momento o en otro. Los padres de acogida, su tío… y ahora, él.

Lee se sintió avergonzado al pensar que, seguramente, Minho ya lo esperaba, por eso no luchó por él. Le dolía que no hubiese ido a buscarlo, pero… Empezaba a entender que su capitán Choi era un hombre duro por fuera, pero por dentro seguía siendo el niño abandonado que iba de un lado a otro con un montón de papeles. Si había que luchar por amor, no sabía cómo hacerlo. Porque nadie había luchado por su amor… Pero él pensaba intentarlo sin dudas.

-Fue culpa mía. Y lo siento.

Minho acarició su pelo. Con sólo mirarlo recuperaba la esperanza y decidió que, si iban a intentarlo otra vez, sería muy diferente. Tenía que ser así porque no pensaba volver a
perderlo. Moriría antes que perderlo otra vez.

-Yo también lo siento, cariño. Yo también.










Unos días después, le quitaron los clavos y Minho juró que el proceso había sido más doloroso que cuando recibió el disparo. Aunque siempre tendría un par de clavos en la muñeca, el médico anunció que sus huesos estaban afirmandose perfectamente.
Minho se sentía como el hombre biónico, pero no pudo saltar de alegría cuando le quitaron la escayola porque enseguida le pusieron otra. Ésta no le apretaba tanto los dedos y pesaba menos, afortunadamente.

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