VIII ~ Dolor

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Allí abajo, el extraño ser gigante había montado un enorme escándalo y ella... Únicamente pudo pensar en tratar de hallar a Judal entre tanta muchedumbre. Él... ¿Por qué la había dejado atrás? ¿Finalmente se había cansado de ella? La sola idea oprimió su corazón. Si él la abandonaba... No. Negó con la cabeza. No quería pensar en esa posibilidad.

-¡Alibaba! – Aladdin se unió a su compañero – ¿A dónde tenemos que ir?

-¡Es allí! – Señaló el rubio con detonante emoción. ¿Cómo podía sonreír de aquel modo en una situación como la presente?

Entre las moradas de la ciudad, una extraña construcción no pasó desapercibida ante sus ojos. Una especie de torre.

Descendieron junto al extraño lugar. El gentío continuaba alborotado a sus espaldas, pero no suponía un problema si se daban prisa en entrar.

Aladdin regresó al gigante al interior del instrumento y alborotó la alfombra blanca sobre su cabeza, formando así un turbante.

-Aladdin – Alibaba se mostró serio – Escucha, antes de entrar tengo que decirte que...

Repentinamente, el niño de trenza azul avanzó torciendo las piernas como un cabritillo recién nacido y cayó sobre Alibaba, empujándole, y de ese modo, abordaron el lugar.

-Ah... No...

La única que se quedó atrás fue Anaan.

Miró a sus espaldas, a la entrada de la torre, así sucesivamente. Las voces se profundizaban a sus espaldas, no podía permitir que la atraparan, pero... La idea de entrar también la aterraba.

-¡Judal! – Se abrazó desesperada.

-¡Allí está una de ellas! – Señaló un hombre en la lejanía camuflado bajo una armadura grisácea.

Entre varios más vestidos como él divisó al horrible comerciante.

» ¡Serás mí esclavo!

Su corazón sufrió un vuelco al memorar horripilantes recuerdos que tanto deseaba enterrar.

-¡No me tocarán nunca más!

Atravesó el extraño pasaje que parecía de cristal. Fuera lo que fuera lo que aguardara allí dentro por ella, todo era mejor que volver a sufrir la misma experiencia.

-Ah...

Una cálida esencia embargó su ser, la dominó. Se sintió flotando en un espacio luminoso. Se podía decir que finalmente pudo respirar. No existía nadie salvo ella.

Pero, como si el pestañear hubiera activado algún tipo de mecanismo, la oscuridad se hizo sobre ella y una extraña fuerza comenzó a succionarla. Fue tan poderosa, que no pudo mantenerse despierta.

»Huesudo, quiero que te largues.

Judal. Él desde un principio nunca mostró simpatía hacia ella. ¿Por qué la habría soportado por tanto tiempo?

Un punzante dolor se concentró en su pecho, uno que recorrió todo su cuerpo. Movió sus piernas, sintiendo una extraña humedad escurriéndose por ellas.

Lentamente, dejó que la luz se hiciera en sus ojos.

-Ah... Aladdin... Alibaba – Apenas pudo alzar la voz, aunque el espacio rocoso provocó que se escuchara con más claridad.

Se hallaba en una especie de caverna, tirada a la orilla de una especie de lago que se había formado por las aguas que se filtraban por entre las ranuras de las rocas.

Se arrodilló al tratar de alzarse. Se sentía anonadada, afligida, en aquel espacio apenas podía mantener cuerda su respiración.

-Ju... - Negó.

Magi ~ Sístoles de Amor [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora