XV ~ Estoy aquí

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-¡Detente, Ugo!

Un tercer golpe se profirió, dejando para atrás un apagado hilo de voz que fue llevado por el viento atroz que sopló repentinamente, como evidenciando el final.

-¿Qué es ese monstruo?

La princesa surgió tras los escombros de la vivienda, presentando varias heridas que a la vista no lucían graves. Se frotó el rostro, retirándose el polvo y dirigió su punzante mirada al monstruo azul que cubría la luz de la Luna.

-No voy a dejar que mates a Judal.

Aladdin estaba detrás de Ugo, justo cuando testificó como una enorme lanza atravesaba su estómago, haciéndole tambalearse sobre su propia figura. Aun sin su cabeza, Aladdin fue capaz de escuchar sus gemidos de dolor en su mente. Se vio afligido, porque aunque hubiera ocurrido aquella desgracia, el ser azul no dejaba de ser muy importante para él. Se negaba a creer que él hubiera actuado estando en sus cabales. Tenía que haber una explicación.

-¡Detente! – Gritó el niño con lucida desesperación.

La princesa arrugó el labio inferior, viendo al niño con su hostil mirada. Después, volvió a ver al gigante, el que todavía se sostenía pese haber recibido semejante ataque.

Una segunda lanza se clavó en el ser gigante, haciendo que su fuerza se extinguiera. Su cuerpo fue disminuyendo y en un hilo regresó al interior de la flauta. El símbolo que en el instrumento constaba se desvaneció.

Aladdin se tiró al suelo de rodillas, viendo entre lágrimas el instrumento.

-Judal...- Irguió la mirada, dándole prioridad al otro magi, el cual había sufrido tres ataques consecutivos por parte de Ugo.

-¡Ju...!

Sus pupilas se dilataron al toparse con la cruel escena. La sangre consumía el agujero que Ugo había provocado. Judal, inconsciente, yacía bajo... Anaan, la cual incluso lucía peor que su compañero.

-A-Anaan...

Aladdin estiró la mano, pero se detuvo, se sintió incapaz de tocarles... Porque él se sentía culpable por lo ocurrido.

-Anaan... - Sus facciones se arrugaron a causa del llanto. Gruesas lágrimas descarrilaron por su rostro polvoriento. Fue incapaz de sostenerse en pie.

-Traten a Judal, ¡Rápido! – Exigió la princesa a varios de los suyos.

Dos sujetos vestidos con túnicas blancas se unieron a la escena. Por sus propias manos, Anaan fue echada a un lado, como si... No fuera más que un escombro que le impidiera a Judal el respirar con normalidad.

-¡No la toquen!

Aladdin envolvió la figura femenina, viendo con profundo resentimiento a aquella princesa, la cual seguía manteniéndose distante, ordenándoles más cosas a sus hombres; que si le trajeran ropa a Judal, toallas, entre otras cosas.

Pero, ¿Cómo podía realmente odiarla cuando había sido ella la que había evitado una desgracia mayor?

-Aladdin... - Un murmurio se hizo visible entre tanto alboroto.

El niño alzó su rostro aguado, topándose con el rostro deformado de Judal. Sus orbes rojizos apenas se distinguían entre la hinchazón.

-Anaan, ¿Está bien?

Aladdin sintió como la manzana en su pecho se removía. Judal lucía más preocupado por la joven que por sí mismo. Eso fue impactante para él; el que quizás también en una parte de su corazón había juzgado mal al magi azabache.

Magi ~ Sístoles de Amor [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora