-¡Buenos días, Judal!
Aladdin irrumpió en la habitación sin antes llamar. Alibaba entró después y fue su grito el que sacudió las cuatro paredes del lugar.
-¿Estás bien, Judal? – Interrogó Aladdin, igualmente espantando por las terribles ojeras que yacían bajo los ojos rojos del magi oscuro.
-Largaros, molestias – Sacudió la mano con brusquedad.
Judal estaba recostado en el lecho con tres almohadones a sus espaldas. Lucía más irritado que en cualquier ocasión del pasado.
Aladdin y Alibaba compartieron una mirada curiosa. Después regresaron al magi oscuro y ambos respingaron al ser víctimas de sus ojos venosos.
-Fu-e-ra – Escupió, alzando su mano de forma amenazante.
El dúo abandonó velozmente la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Ahora eran más fuertes, así que no tenían porque razón temer a Judal, pero... Por muy fuertes que pudieran llegar a ser, Judal era un ser que siempre impondría temor con su mirada.
-¿Qué habrá ocurrido? – Le susurró el magi de trenza azul a su compañero.
Alibaba encogió de hombros.
-Quien sabe... Quizás debamos hablar con Anaan...
-¿Judal? – Anaan lució confusa por el incompresible interrogante. Se llevó dos dedos a su mejilla, viéndose confundida – No... No ocurrió nada, que yo sepa. Ayer por la noche Judal parecía ser el mismo de siempre.
-Siempre ha sido un tipo malhumorado – Habló Alibaba, a lo que Aladdin asintió – Pero... Hoy lo noté como... ¿triste?
-¿Triste? – La curiosidad asaltó el rostro femenino.
-Sí – Asintió Aladdin – Yo también lo noté.
-Hablaré con él.
Se retiró rápidamente.
-¿Judal?
Dio dos toquecitos en la puerta, pero no obtuvo respuesta, así que tuvo el atrevimiento de asomarse por un huequecito. Pudo captar la figura recostada de su familiar sobre la cama, viendo con desdén el techo. Tenía las piernas cruzadas y movía uno de los pies en el aire, como si siguiera los sonidos de una melodía.
-¿Estás bien? – Preguntó conforme entraba.
No pudo guardarse la preocupación que se presentó en su pecho al verle así. En efecto, Judal se veía triste, tal y como mencionaron sus dos amigos.
-Cielos, otra mosca se ha colado en la habitación – Soltó, torciendo los labios asqueado. No se dignó a mirarla – Anaan, vete.
-No quiero – Movió la cabeza en negación.
Sin importarle su actitud, se sentó en el borde de la cama.
Judal descruzó las piernas y se movió a un lado, alejándose de ella. Anaan no pudo guardar el desconcierto que le produjo dicha acción.
-¿He hecho algo malo? – Su voz titubeó al cuestionarlo.
Judal le dio la espalda. No dejaba de suspirar, manifestando lo molesto que estaba.
-Hey, Judal – Le habló dulcemente – Por favor, dime... No quiero que estés enfadado conmigo.
Iba a ponerle la mano sobre el hombro, pero sintió chispas antes de siquiera llegar a rozar su piel, por lo que encogió el brazo.
-No estoy enfadado – Judal era tal y como un niño, el enfado vivía en su voz, le era imposible ocultarlo – Ya, vete. Ese maldito ebrio de Sinbad no me dejó dormir. Su estruendosa voz llegaba hasta aquí – Ocultó su rostro tras su brazo.
ESTÁS LEYENDO
Magi ~ Sístoles de Amor [Finalizada]
RomanceProcedía de una familia pobre, residía en un desecho de vivienda, pero, cualquier ser con ojos sería capaz de notar que había algo de diferente en él, y no solo por el baño de sangre que en sus orbes constaba. Existía mucho más en él. Judal, era ape...