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¿Qué ha pasado con el despertador? no sonó. -preguntó poniéndose de pie a velocidad luz al notar que el sol ya estaba demasiado puesto en el cielo.

—¿El qué? -Jeongin le miró al otro lado de la habitación, despegando su atención de su teléfono.

Casi corriendo fue hasta el armario, buscando cualquier cosa para usar.

—El desp... un momento -saló del armario con una playera a medio poner. —¿qué haces aquí también?

—Aquí vivo, Félix. -el menor le miró confundido.

Sigue siendo un niño.

—No, me refiero ¿por qué no estás en el café? -terminaba de ponerse la playera.

Ambos vivían juntos y trabajaban en un café de Seul, que últimamente estaba consiguiendo más clientes.

—Chan me llamó a las cinco de la mañana y me dijo que hoy no abriría, que el dueño estaba buscando a más personal porque el café es mucha carga para solo nosotros tres. -se levantó de su asiento y se acercó al peli-naranja para acomodarle el cabello alborotado. —Así que después de colgar decidí apagar tu alarma. No te molestes conmigo, por favor. -sonrió.

—Ah... menos mal. -regresó a la cómoda cama y se tiró en ella, envolviéndose en las cobijas blancas.

—No vuelvas a dormir, son las once de la mañana.

—No me importa, tengo sueño. -habló debajo de la almohada.

—Es martes, Félix. -Jeongin se paró junto a la cama, golpeando el colchón con sus rodillas.

—¿Y eso qué? -soltó con la voz más ronca.

—No hay nada para comer, necesitamos ir al supermercado.

Bufó entre las telas, era cierto, anoche habían tenido que cenar agua con arroz.

Se puso de pie y caminó de nuevo al armario para, ahora sí, ponerse algo decente.

—¿Qué quieres almorzar, Jeonginnie?

Paseaban con el carrito de compras por el pasillo de comida chatarra en el supermercado, con un Jeongin en el otro extremo, sujetándose de la canasta de metal

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Paseaban con el carrito de compras por el pasillo de comida chatarra en el supermercado, con un Jeongin en el otro extremo, sujetándose de la canasta de metal.

—Te sacaran de aquí si no te bajas. -le dijo riendo, él parecía divertirse mucho.

—De todas formas ya terminamos ¿no? -se bajó del carrito, corriendo a su lado para ver la lista. —¿Falta algo, Hyung?

—Falta la chatarra, te dejo elegir esta vez, estoy cansado. -bostezo.

—Deberías dejar de jugar videojuegos hasta tarde, te harás viejo y tu cara se arrugara como pasas con chocolate.

—Deberías llevar pasas con chocolate. -sonrió señalando el empaque a unos metros de ellos.

Cuando al fin estaban en la fila, lograron ver a un chico siendo molestado por lo que parecía ser su jefe, Jeongin miró a Félix confundido y este le dio la mitad del dinero al menor para que pagara, así él podría mirar la escena y tratar de ayudar.

—¿Estás jugando, Hwang? -un gran hombre con gafas golpeó el hombro del chico al que le gritaba. —Mi supermercado no es un circo. Debes dejar de bailar cuando estás trabajando.

"¿Realmente estaban peleando por eso? Pero, más importante ¿Por qué nadie ayudaba al chico?" pensó.

En ese instante, Lee se arrepintió de comprar en ese lugar.

Jeongin llegó detrás con el carrito lleno de bolsas.

—¿Qué pasa, hyung?

—¿Vas a seguir actuando como un payaso o te comportaras como un cajero? -gritó el hombre, el menor de cabello negro solo ladeó la cabeza. —Entonces no quiero que estés aquí.

El chico se quitó el mandil verde palo y, posteriormente, su gafette.

El mayor giró la mirada hacia Jeongin, estaba igual de confundido que él, poniendo una mano en su rojo cabello.

El pelinegro se acercó a los casilleros para, seguramente, tomar sus cosas e irse.

—Ven, vamos con él. -le dijo al pelirojo, tomando el carrito y yendo en dirección al ex trabajador de aquel supermercado.

—¿Está todo bien, amigo? -preguntó, a lo que le miró con sorpresa una vez que giró sobre sus talones. Sostenía una gorra blanca.

—Sí. No te preocupes. -sonrió cabizbajo, mirando la gorra.

—¿Necesitas algo? -habló el ahora menor de los tres. —Soy Jeongin, él es Félix, vimos lo que pasó con ese hombre.

—Lamento que hayan sido testigos, es pesado... Y me llamo... HyunJin -tomó su mochila del casillero, haciendo una mueca de tristeza.

—No pongas esa cara, seguro hay un nuevo trabajo esperándote. -Jeongin le dio palmaditas en el hombro.

El pelirojo era muy amable, más de lo que cualquiera podría ser, y en ese momento no sabía qué hacer.

Entonces recordó lo de esa mañana.

—Oye -el peli-naranja tomó el hombro del menor, el cual lo miró—¿No dijiste que el jefe estaba buscando personal para el café?

Los ojos del niño se iluminaron y sus labios formaron una gran sonrisa.

—¡Es verdad! -chilló, mirando al pelinegro. —Tu problema está arreglado, le llamaré a Chan. -sacó su teléfono.

Hyunjin les miró confundido.

—Pero oigan, no nos conocem-

—Déjanos ayudarte. -interrumpió Lee, comenzando a husmear entre las bolsas del carrito. —chico... ¿te gustan las frituras?

El pelinegro sonrió apenado, asintiendo con la cabeza.

kids coffee shop ; changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora