El agua fría escapaba por sus comisuras junto con un poco de espumilla generada por el dentífrico, manchando tanto el lavamanos como parte de su mano. El pequeño cepilló un poco más sus dientes, escupió el exceso y limpió su boca, quitando todo rastro de espuma. De un salto, bajó del banquillo que lo ayudaba a estar a la altura del lavamanos y corrió hacia su habitación. Con la misma efusión, entró en su cama y cubrió parte de su cuerpo con las mantas, pero no por completo; esperaría a que su madre lo hiciera. Pocos segundos después, una mujer de unos treinta y pocos años, muy parecida al pequeño, entró a la habitación con un llamativo y gordo libro rojo bajo su brazo. Las comisuras del niño se elevaron cuando una enorme y emocionada sonrisa curvó sus labios. Hyuna, la madre del joven, carcajeó bajo ante la ya conocida actitud de su hijo mientras se adentraba a la habitación. Y es que era poco común encontrar a un niño que se interesara en un viejo libro estando rodeado de tanta tecnología y avances.
-¿Estás listo?- susurró la mujer, sentándose en el pequeño sofá ubicado junto a la cama del pequeño.
Él solo se limitó a asentir. Estaba tan emocionado por seguir escuchado la historia que había quedado inconclusa la noche anterior que no quería malgastar tiempo en palabras. Cuando se trataba de los elementales no lograba ocultar su emoción.
Dejó que su madre lo arropará antes de comenzar con la lectura y, ya cubierto hasta el cuello con las mantas -aun sabiendo que no duraría mucho en esa posición-, se dispuso a escuchar el relato. Su madre abrió el libro y dejó pasar las primeras páginas ya leídas, deteniéndose varios capítulos después.
-Tribus- dijo la mujer, enderezando la espalda e intentado tener un tono firme y autoritario, cosa que al niño no hizo más que causarle gracia -Los elementales, a lo largo de los tiempos, han logrado encontrarse y unificarse formando tribus: pequeños grupos de personas que comparten características o, en este caso, habilidades- distrajo la vista de la lectura para ver como su pequeño y único hijo escuchaba expectante sus palabras. Sonrió y continuó -En los comienzos de los tiempos, estas tribus se unificaron para formar un pequeño pueblo al que bautizaron Tiranza, donde se aglomeraban todos y cada uno de ellos, fue fundado en 1908 y ubicado al norte de Corea del Sur.
-¡Donde vivía el abuelo!- comentó el pequeño, liberando un poco su cuerpo de la prisión de las mantas.
-Exacto- continuó -Cada tribu desempeñaba tareas según sus habilidades y, así, mantenían a Tiranza con vida y esplendor. Mucho tiempo después, el pequeño pueblo fue atacado y destruido, por lo que las tribus tuvieron que disiparse, viajando por distintas partes de Corea y del mundo- omitió el párrafo en el que contaba la destrucción del pueblo; eran muchos detalles para un pequeño de seis años -Las tribus ya no se mantienen unidas, pero si se distinguen de la misma manera que lo hacían cuando existía Tiranza, por las marcas en la parte interna del brazo derecho y el color que estas toman, junto con sus ojos, al utilizar sus habilidades.- el niño saltó, ya sentado en la cama -Existían cinco tribus: los blancos, los rojos, los verdes, los azules y los morados. Los blancos, con su marca compuesta por tres pequeños espirales unidos, lograban controlar el elemento aire, pudiendo, los más habilidosos, incluso utilizarlo para volar. Podían hacer varias cosas, desde una pequeña ventisca- la mujer movió su mano delante del niño y este sintió como sus cabellos eran revueltos por la pequeña briza que estaba provocando su madre; el pequeño rio -hasta verdaderas tormentas y tornados.
-No crearás un tornado, ¿verdad?- preguntó el niño con una mezcla entre diversión y miedo, aun con los cabellos alborotados.
-¡Claro que no! Sabes que tu padre me mataría- ambos rieron y una vez acomodados los cabellos del menor, continuaron con el relato -Los rojos, con una pequeña flama con un espiral en el centro como marca, lograban controlar el elemento fuego. Capaces de crear y manipular el fuego sin necesidad de contar con nada en específico, se consideraban una de las tribus más poderosas de los Elementales. Aunque eso no es cierto, ¿o sí, cariño?- interrumpió.
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Los cuatro elementos [Kookmin]
FanfictionJeon Jungkook, uno de los pocos elementales que se mantienen con vida luego del ataque de los malignos, busca que la muerte de sus padres no haya sido en vano. Formando parte de la organización más importante y reconocida mundialmente en el reclutam...