22 ~ Aprovechar

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Jungkook no dejaba de moverse de una punta a la otra de a habitación mientras abría y cerraba sus manos una y otra vez. El dolor en su hombro había pasado a segundo plano para brindarle lugar a sus concentrados pensamientos. Estaba tan empecinado en que algo brotara de sus manos que no podía ocupar su cabeza en otra cosa, recordando que su padre alguna vez le había dicho que hiciera eso cada vez que sus habilidades no se manifestaban exactamente como él quería, pero sin embargo no parecía obtener respuesta. Comenzaba a desesperarse.

-¿Qué cojones está pasando conmigo?- soltó un fuerte suspiro cuando su espalda chocó por completo contra el respaldo de sofá.

Tomó la cabeza entre sus manos y volvió a suspirar.

-¿Te calmaste?- preguntó Jimin, que desde que habían entrado se mantenía con el semblante serio, los brazos cruzados y de pie a pesar de la herida.

-¿Estás de coña?- clavó la mirada en su compañero -¡Claro que no! ¿Acaso no entiendes la gravedad del asunto?

-Lo único que consigues con esto- avanzó un par de pasos y se acercó al elemental –es que todo se magnifique. Intenta calmarte y mañana lo solucionaremos.

Jungkook se llamó al silencio. Estaba cansado de escuchar la voz de Jimin retumbando en sus oídos mientras este lo regañaba, de verlo con los brazos cruzados y el ceño fruncido mientras él se hundía cada vez con más rapidez en la desesperación, de tener que soportar su presencia cuando nunca la quiso. Estaba agotado de sus pequeños ojos achinados mirándolo de forma acusadora y preocupada a la vez, que tuviera el descaro de abrazarlo cada vez que suspiraba, de saber que todo eso podía repetirse indefinidamente mientras estuvieran cerca. En definitiva, estaba harto de Jimin.

-Vete a dormir, por favor- dijo el morado con un notable tono de frustración.

-¿Y arriesgarme a que intentes irte de nuevo? Claro que no.

-¿Cómo pretendes que me tranquilice y descanse si te tengo todo el tiempo torturándome?- a pesar de la calma en su voz, las palabras salían como puñales de entre los labios del elemental, dirigiéndose directamente al psicólogo para clavarse donde encontraran lugar –Me hartas, Jimin, tú y todo ese capricho que tienes conmigo- el profesional guardó silencio por lo que Jungkook continuó –Si de verdad quieres que me tranquilice y que no me vaya corriendo de aquí, por favor, solo vete a dormir.

Jimin llenó sus pulmones de aire cuando sintió la exagerada necesidad de responderle a su paciente. Contuvo un suspiro y repitió el accionar de su compañero hacia un momento atrás, llamándose al silencio. No quería admitir que lo que decía el morado era verdad. Él no era una molestia, pero tal vez sí un poco insistente y cansino. Tal vez, y solo por esta vez, acotaría a los pedidos del elemental y no buscaría la forma de que se cumpliera lo que de verdad quería.

Giró sobre sus talones y caminó hasta la habitación de Yugyeom sin rechistar, cosa que Jungkook agradeció completamente.

El morado volvió a mover su mano e intentar encenderla, pero nada pasó.

[...]

El inconfundible olor a café se impregnaba en sus fosas nasales y se mezclaba con su intranquilo y repentino sueño. No recordaba en qué momento había caído dormido y mucho menos dónde, pero su estómago le exigía que abriese los ojos y corriera hacia ese delicioso aroma. Logró escuchar la tostadora al saltar y el olor a pan tostado mezclarse con el café y no pudo seguir obligando a sus ojos a mantenerse cerrados. Jungkook estiró su cuerpo lo más que pudo estando en el sofá e hizo tronar algunos de sus huesos; estaba realmente incómodo y adolorido, con un intenso dolor en la espalda y unos cuantos más leves distribuidos en los golpes, raspones y moretones de la noche anterior. Lo primero que vio fueron los primeros rayos de sol colándose por la ventana abierta, iluminando débilmente la habitación pero dejándola en penumbra y relativamente oscura. La luz de la cocina, al contrario, estaba encendida, llamando la atención entre las sombras. No recordaba haber apagado la luz de la sala la noche anterior, por lo que suponía que había sido obra de Jimin al igual que el delicioso olor a café.

Los cuatro elementos [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora