Aquel día, tanto Hyojong como Hyuna habían despertado con un mal presentimiento. Ambos adultos se habían pasado el día deambulando por la casa con cierto temor e inseguridad, estando alerta ante cualquier movimiento extraño pero sin saber el por qué. No habían hablado sobre ello, pero se conocían lo suficiente como para saber que ambos estaban igual de paranoicos y, posiblemente, por el mismo motivo.
-¿Qué les sucede?- preguntó el pequeño Jungkook de diez años mientras cerraba el libro que intentaba releer, agobiado por el comportamiento de sus padres.
Ambos habían pasado frente al sofá donde estaba una y otra vez más veces de las que el pequeño consideraba normales, logrando transmitirles algo de miedo.
-Nada, campeón- habló su padre intentando sonar seguro -no pasa nada.
-¿Seguro? No han parado de caminar por toda la casa desde que desperté.
-Todo está bien reafirmó su madre.
El niño frunció los labios ante la desconfianza. No es como que quisiera tildar a sus padres de mentirosos, pero de verdad le estaba preocupando su actitud. Recordaba haber leído en algún libro que los malignos tienden a poner en estado de alerta a los elementales en cuestión de minutos, por lo que comenzaba a sospechar que algo parecido estaba ocurriendo. ¿Debía alarmarse él también?
-¿Creen que hay un maligno cerca?- se atrevió a preguntar con seguridad, sorprendiendo a los mayores.
-No- mintió Hyojong -Jungkook, de verdad no sucede nada.
La sala se llenó de un silencio tenso, incómodo y alarmante, uno que terminó por confirmarle al menor que algo malo estaba ocurriendo entre sus padres. Sus sentidos se activaron y quedó igual de alerta que los adultos, siendo ahora consciente de todo sonido a su alrededor. Dejó el libro sobre el sofá y se puso de pie, dando lentos y firmes pasos alrededor de la sala, intentando que sus movimientos no interfiriesen en su tarea de escuchar.
Sus padres se miraron con preocupación cuando comprendieron que, finalmente, habían logrado transmitirle a su hijo toda esa inseguridad y paranoia con la que ellos habían despertado.
-Kook...- habló la mujer -¿Qué haces, cariño?
-Escucho- respondió con la voz baja -Quiero asegurarme yo también de que nada malo pasa.
-No hay malignos cerca, hijo. De verdad, solo...
Jungkook frunció el ceño con fuerza ante la frase inconclusa de su madre; ahora, su paranoia había alcanzado su máximo nivel. Buscó en los ojos de su progenitora algo de seguridad, alguna señal que le indicara que su madre no mentía, pero lo único que encontró fue temor en ellos, un temor extraño y que nunca había visto en los ojos de su madre, algo que creía haber descubierto en ese mismo momento y que le dejaba una sensación extraña en el pecho. Estaba confundido y asustado, y eso en él no era una buena combinación.
Sintió sus manos encenderse sin quererlo, dando indicios de que sus habilidades estaban actuando bajo los efectos de la paranoia y el miedo que lograba transmitirle la mirada de su madre.
-Jungkook, tranquilo- su padre se acercó a él con rapidez, quedando a su altura en pocos segundos -Contrólate, ¿vale? Sabes hacerlo.
Dejó de ver a su madre para concentrarse en los ojos del mayor, pero al igual que antes, no encontró nada más que desconcierto. Sentía su corazón latir con fuerza ante la ignorancia y sus marcas picar por la intensidad de sus habilidades descontroladas, provocando que le fuera aun más difícil estarse tranquilo.
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Los cuatro elementos [Kookmin]
Fiksi PenggemarJeon Jungkook, uno de los pocos elementales que se mantienen con vida luego del ataque de los malignos, busca que la muerte de sus padres no haya sido en vano. Formando parte de la organización más importante y reconocida mundialmente en el reclutam...