El reloj marcaba las tres de la mañana, la casa estaba a oscuras y todos los integrantes de la familia descansaban con tranquilidad. Como era natural en la residencia Jeon, solo una luz se mantenía encendida durante la noche, aquella que dejaba a la vista el pasillo de las habitaciones, por si el más pequeño de la familia tenía algún inconveniente durante la noche, cosa que resultaba muy extraño.
Aunque tal vez esta sería una de esas ocasiones extrañas.
El pequeño de siete años se revolvía entre las mantas de su cama, rodando de una punta a la otra entre sueños. Su cuerpo no se estaba quieto y la necesidad de estar en actividad a pesar de estar dormido parecía dominar su cerebro. Era claro el movimiento de sus ojos a través de sus párpados y bajo su ceño fruncido, moviéndose de aquí para allá al igual que su cuerpo, como si observara en todas las direcciones con los ojos cerrados. A pesar de todo, Jungkook seguía durmiendo. Pequeños balbuceos salían ahora de su boca, formando frases inentendibles y sin sentido, tal vez sin llegar a ser palabras siquiera.
-Agh- pronunció con dificultad, frunciendo el ceño y cerrando los ojos aún con más fuerza.
Una sensación extraña recorrió su cuerpo, una que jamás había experimentado a su corta edad. Su cuerpo estaba en llamas, y no sentía como si fuera una forma exagerada de llamar a esa sensación, literalmente así era. Su cuerpo entero ardía, centrando el calor, sin embargo, en algunas zonas específicas como sus brazos o pecho. Los balbuceos pasaron a ser fuertes gemidos de dolor y suspiros intensos, señal de que no lograba soportar semejante calor. Se retorció nuevamente, ahora arrojando las mantas que lo cubrían, y apretó con fuerza sus puños, tanto que sentía como sus pequeñas y casi inexistentes uñas se clavaban en su palma.
-Ma- susurró cuando una pequeña lágrima escapó de uno de sus ojos.
Ya no lograba soportar su propio organismo ni los cambios que este estaba experimentando, y lo peor de todo es que no podía despertar. Estaba encerrado en una de las más jodidas pesadillas de su vida, o eso es lo que cualquiera pensaría al verlo así. Sus músculos estaban tensos y adoloridos y sus ojos ya no tenían control bajo sus párpados; Jungkook estaba hundido bajo movimientos intensos y sensaciones que su cuerpo estaba generando, aunque de un momento a otro todo pareció calmar. Su cuerpo se relajó, quedando completamente quieto en la cama, el calor que sentía había desaparecido y sus manos ya no eran puños. Había logrado regularizar su respiración y el movimiento de sus ojos logrando que estos por fin se estuviesen quietos. Parecía que todo estaba en calma nuevamente pero, luego de tan solo unos segundos de tranquilidad, todo aquello que había experimentado se intensificó, tanto que no pudo contener el grito que salió rasgando su garganta.
Sus padres abrieron los ojos asustados por el reciente grito proveniente de la habitación de su hijo. Desorientados, se miraron extrañados y con el corazón latiendo a mil por culpa del susto, aunque esa sensación se intensificó cuando un segundo grito retumbó en las paredes. Sin pensarlo y con algo de torpeza, se pusieron de pie y salieron de su habitación, corriendo los pocos metros que los separaba de la de su pequeño. Aun adormilado, el mayor del matrimonio y padre de Jungkook abrió la puerta con desespero, encontrándose con la figura de su hijo retorciéndose de dolor en el colchón, gimoteando y manteniendo sus ojos cerrados con muchísima fuerza.
-¿Jungkook?- preguntó esperando respuesta del niño.
Pero este solo volvió a gritar.
-¡Jungkook, cariño, despierta!- estando a la altura de su cama, Hyojong sacudió con insistencia el cuerpo del menor y sintió el calor que este emanaba.
Abrió los ojos y soltó al menor, queriendo creer que esto no estaba ocurriendo, que realmente era imposible a su edad. Tomó el brazo derecho de Jungkook y confirmó lo que temía, las habilidades del pequeño se estaban manifestando.
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Los cuatro elementos [Kookmin]
FanfictionJeon Jungkook, uno de los pocos elementales que se mantienen con vida luego del ataque de los malignos, busca que la muerte de sus padres no haya sido en vano. Formando parte de la organización más importante y reconocida mundialmente en el reclutam...