9 ~ Secreto

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Jungkook movía con insistencia su pierna de arriba abajo mientras tronaba cada uno de los dedos de su mano derecha en la espera de que la puerta de su psicólogo fuera abierta. La charla con Jung no había servido de mucho, solo había conseguido una bonita jaqueca y un dolor entre ceja y ceja por el peso de su ceño fruncido. A pesar de eso, y con la poca compostura que le quedaba, se dirigió a hablar con Jimin apenas había salido del consultorio del doctor. Si este no estaba dispuesto a hacer cambios para su beneficio, entonces lograría que el psicólogo los hiciera. Si Jimin estaba dispuesto a tratarlo, entonces debía colaborar.

Sintió el rebotar de su pierna mucho más insistente de un momento a otro e intentó calmarse, obligándola a parar en seco. La ansiedad lo estaba consumiendo y no era momento para perder los estribos, no de nuevo. Lo que menos quería ahora sería ser atormentado nuevamente por sus superiores y conseguir aún más prohibiciones, si es que eso fuera posible. Resopló justo cuando la puerta se abrió, dejando que un chico que Jungkook jamás había visto saliera junto a Jimin; el morado se puso de pie como un resorte y caminó los pocos pasos que lo separaban mientras el psicólogo se despedía del que sería alguno de sus pacientes.

-Necesito hablar contigo- acotó rápido frente a la mirada sorprendida de Jimin –enserio necesito que hagas algo.

Hizo a un lado al psicólogo y se adentró al consultorio; tomó asiento frente al escritorio el profesional.

-Claro Jungkook, pasa. No tengo que ver a nadie más- dijo el psicólogo con sarcasmo. Rodó los ojos ante la actitud altanera de su paciente pero avanzó tras él, ubicándose delante en su silla -¿Qué sucede?

-Voy a colapsar.

-¿A qué te refieres?

-A eso, literalmente colapsaré si no hago algo con mis habilidades- explicó Jungkook moviendo los brazos de un lado al otro –luego del accidente...

-Hubo restricciones contigo. Sí, estoy al tanto.

-Y llevo tres días sin hacer nada- continuó –Hablé con Jung y no quiere escucharme. De verdad, estoy desesperado. Necesito entrenar al menos, usar mis habilidades antes de que se acumulen. ¿Tienes idea de lo doloroso que puede ser que las retenga?- había comenzado a exagerar –Necesito...

-Hazlo- interrumpió Jimin.

-¿Qué?

-Hazlo. Incendia algo, crea un río aquí mismo si lo vez conveniente pero hazlo. Estás más que alterado y no puedo pensar contigo así.

La confusión en el rostro de Jungkook era evidente. ¿Es que acaso no estaba con un profesional que, en teoría, debía seguir las mismas indicaciones que los demás? Todos en la Organización sabían que estaba prohibido usar las habilidades fuera de la sala de monitoreo o de los entrenamientos, ¿es que acaso él quería meterlo en más problemas?

-¿Estás de coña? ¿Acaso quieres meterme en más problemas? Deberías saber perfectamente que eso no puedo hacerlo.

-¿No es eso lo que quieres, liberar tus habilidades? Te estoy dando confidencialidad, no saldrá de aquí. Ahora, prende tu mano- Jungkook lo miró atónito, dudando en si actuar o no –Prende tu mano- repitió.

Con algo más de desconfianza, el elemental alzó su mano derecha frente a la mirada atenta de Jimin y dejó que el fuego la cubriera, sintiendo como la sangre densa que circulaba en sus venas ahora lo hacía con muchísima más fluidez. Sintió su cuerpo más relajado y su jaqueca y ansiedad disminuir levemente. Observó sus marcas encontrándolas moradas y supuso que sus ojos estaban de igual manera; era un morado tranquilo y suave, nada comparado al color que habían tomado las últimas ocasiones. Desvió la mirada a la flama que ahora iluminaba también parte del consultorio, notando como esta se movía levemente sobre su mano emanando un calor ni excesivo ni escaso. Estaba en equilibrio y eso lo tranquilizó. Evidentemente, las escapadas nocturnas habían logrado que la concentración disminuyera al menos un poco.

Los cuatro elementos [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora