3 ~ Fallo

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Aviones, como los odiaba. A pesar de llevar años viajando de una punta a la otra del planeta completando misiones, el malestar que se albergaba en su estómago era inevitable. Las náuseas, el mareo y la sensación de que su pulso cardíaco disminuía conforme más tiempo se mantuviera en los cielos eran costumbre de Jungkook. Y podría sonar exagerado, de hecho él mismo lo consideraba así, pero no lograba evitarlo. Si no fuera que las misiones requerían aquellos viajes, definitivamente jamás se hubiera subido a un avión. Sin embargo, ahí se encontraba, con la cabeza perdida en cualquier pensamiento que le hiciera olvidar el hecho de que se encontraba a once mil metros de altura y que en cualquier momento podía potar a causa del malestar, contando los minutos para tocar nuevamente la tierra.

Repasó mentalmente los documentos que Hoseok le entregó esa misma mañana, ordenando delicadamente cada paso a seguir. Según los informes, y luego de unos cuantos meses de seguimiento, se había localizado una zona con energía maligna al norte de Rusia; los investigadores sostenían que podría ser una de las tantas bases que los malignos disiparon por alrededor del mundo y se creía que un número importante de enemigos se localizaba en esa zona, aunque Jungkook dudaba mucho de ello. Según su propia investigación, los malignos jamás se descuidarían tanto como para ser localizados así, y de hecho dudaba que se mantuvieran en una sola localización por más de un mes o dos. Era extraño y confuso que aun sabiendo que la Organización estaba tras ellos, los malignos hayan descuidado así a su propia gente. Sin embargo, mucho no le importaba; si realmente se establecieron allí, solo significaba que un grupo grande de malignos sería eliminado esa misma tarde, y para sumarle un punto extra al asunto, él sería el responsable de la caída de unos cuantos de ellos. Sonrió por un momento, aunque la turbulencia lo obligó a borrar la sonrisa.

-Cuidado Jungkook- hablaron –que nos caemos.

-Cállate, pringado- contestó con la cabeza oculta entre sus manos.

-Vamos, moradito- contraatacó Taehyung, su martirio de cada viaje –no me digas que un elemental que controla el aire le teme a volar...

Jungkook no contestó, las náuseas eran mucho más importantes que el idiota de su amigo. De no ser porque Taehyung era lo único que lo conectaba con su pasado, ya lo hubiera destrozado. Porque por más que se planteara una y mil veces arrojarlo del avión cada vez que se burlaba de él, no podía hacerlo. Su historia juntos se lo impedía. Taehyung, a pesar de ser un cabrón la mayoría de las veces, era eso del Jungkook del pasado que por algún motivo quería conservar.

Taehyung había sido el mejor amigo de Jungkook antes de la muerte de sus padres y de la incorporación a la Organización, el único en el que había podido confiar cuando sus habilidades se comenzaron a desarrollar y la única persona a la que Jungkook le tuvo real afecto afecto en su vida. Aunque, como todo en la vida, no logró conservarlo. Cuando se convirtió en un integrante oficial de la Organización, todo aquello que significara algo que no fueran los malignos perdió importancia, al punto de que jamás volvió a verlo. Hasta aquel día. Llevaban años sin verse, siquiera sin saber si el otro seguía con vida o no, pero ahí estaban después de diez años, otra vez frente a frente. Él siendo el único morado con vida y Taehyung formando parte de la nueva camada de elementales rojos de la organización. Cuando se reencontraron, cuando volvieron a verse a los ojos, con sus rostros mucho más maduros y cambiados, lo único que pudieron hacer fue ignorarse, o por lo menos eso fue lo que Jungkook hizo. Taehyung, por su parte, buscó mil y un formas de volver a conectarse con Jungkook, de volver a ser los amigos que eran, que supiera que el día en el que anunciaron que los padres de Jungkook habían muerto y que él estaba desaparecido lloró como si su vida dependiera de ello, pero jamás logró hacerlo. Su amigo, ese pequeño elemental morado que tan orgulloso estaba de sus habilidades, había desaparecido y para Taehyung eso solo significó que su mejor amigo ya no existía. Sin embargo, Taehyung jamás desistió en recuperar su amistad. Si eso significaba reconstruirla desde cero, volver a formar los lazos y la confianza, entonces estaba dispuesto a hacerlo.

Los cuatro elementos [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora