Capítulo 3 -Emparejamiento-

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Tres semanas tras el alistamiento...

-Por lo visto ya fue alistada en la promoción 104 de cadetes.- dijo un miembro del culto del muro, estando este junto a dos más.

El primero de todos tenía el pelo castaño oscuro, todo mientras los lados de su cabeza estaban rapados. El siguiente poseía un pelo negro como la noche mientras que el segundo era un pelirrojo con el cabello por las orejas.

-Así es... Lord Reiss ordenó su alistamiento, más le vale unirse a la legión y morir rápidamente antes de que cuente algo que no debe...- dijo el de pelo negro.

-Yo aún no comprendo la decisión de Lord Reiss. No la cuestiono, pero esa cría es un cabo suelto... si comenta algo sobre su familia...- decía el pelirrojo de los tres, siendo interrumpido por el primero de todos.

-Ya basta. Fue decisión de su majestad... nuestro deber es vigilarla durante la instrucción, ya se verá que rama del ejercito elige.

-Sí, pastor Nick...- dijeron el pelinegro y pelirrojo al unísono, haciendo al pastor Nick respirar hondo mientras miraba al techo.

-Ella conoce la verdad que a nosotros nos está prohibido comprender. Si a nosotros nos está prohibido eso incluye a esos cadetes y a cualquier persona que entre en contacto con ella.

-Sí, señor... ¿pero, y qué hay de lo ocurrido en la iglesia?- preguntó el pelinegro, haciendo al castaño, el pastor Nick, mirarle de reojo.

-He oído que el señor Reiss ya la terminó de reformar por completo.

-Entiendo...

-Será mejor que volvamos a nuestras tareas... pastor Nick, pastor Matías... ha sido un placer.- dijo el pelirrojo, haciendo un reverencia junto a sus dos compañeros.

-¿No vais a hablar más malditos sectarios?

Aquel fue el único pensamiento que pasó por la cabeza de Annie mientras asomaba su cabeza por la esquina del rincón donde se escondía de los cultistas.

Trataba de ordenar su mente en esos precisos instantes, esquematizando todo lo que había escuchado para recordarlo con mayor firmeza y detalle. Mientras hacía aquello comenzó su marcha del lugar. Uso sus manos para agarrarse a un saliente en aquella iglesia donde se encontraba, subiendo al piso superior y adentrándose por una ventana entreabierta para salir a la parte de atrás mientras se deslizaba por la cornisa.

Se puso su capucha mientras tomaba su abrigo negro de nuevo para ser reconocida con menos facilidad todavía. Recorrió a paso ligero las primeras calles que estaban cerca de la iglesia, aprovechando la oscuridad de la noche para tomar las cuatro primeras esquinas que vio en las calles de Stohhes para escabullirse más rápidamente... comenzaba su vuelta a los campos de entrenamiento.

Realmente estaba empezando a cansarse de hacer aquello. Al menos tres noches a la semana se escabullía de la zona de instrucción para acudir al muro Sina. Tenían suerte de que al menos hubiera una mujer en el grupo, de lo contrario estarían los tres años de instrucción sin descubrir nada nuevo, por no mencionar que no hubieran descubierto nada en los años que estuvieron, literalmente, arrancado árboles de la tierra.

No era la misión que ella esperaba, eso estaba claro, pero confiaba en que Marcel los liderase por el buen camino. Aun así la idea de alistarse fue de Reiner, entendía que necesitaban adentrarse en el muro Sina los cuatro, pues ella sola no podría conseguir la información necesaria. Debían graduarse en el top diez de la promoción para tener los cuatro acceso al muro Sina... una vez eso ocurriese confiaba en que completasen su misión en los próximos meses.

No obstante... la idea de gastar más de la mitad de su tiempo jugando a los soldaditos... aquello era algo que ella no podía pasar por alto.

Decidió dejar de pensar en ello mientras salía a hurtadillas de la ciudad por el sistema de alcantarillado. Prefirió pensar en lo que acababa de escuchar y ordenarlo todo en su mente, al menos así ayudaría al equipo y a si misma a irse antes de esta isla.

[Guerreros de Marley] Ataque a los titanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora