02. La familia Dankworth

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      Era sábado por la noche, y a decir verdad el ambiente dentro de la habitación de Duncan se sentía tan pesado y aburrido que por un momento comenzó a desesperarse. Toda su tarea ya estaba terminada, a excepción de las actividades de Geografía que había decidido dejar para el domingo, también había arreglado su habitación, tal como Imogen se lo había pedido en la mañana, pero ahora que había finalizado todos sus quehaceres, solo se redimía a observar el blanquecino techo, perdiéndose entre sus pensamientos.

     Se podría decir que el resto de la semana para Duncan había transcurrido con total normalidad.

     Sus heridas habían sanado satisfactoriamente, gracias a los atentos cuidados de Imogen, quien no dejaba de colocarle una bolsa con hielo y pomada al pelinegro, justo sobre su nariz y el pómulo derecho. Tampoco había tenido problemas por los pasillos o en las aulas de clase, sabía que la directora Lansbury, tenía sus maliciosos ojos puestos sobre él, esperando por un simple movimiento para echarlo de la escuela, para su suerte, los jóvenes de la escuela solían molestarlo con disimulo para evitar amonestaciones por parte de los docentes en turno, pero él solía pasar de ello tan solo con sus audífonos y un poco de música.

     Por otro lado, Joshua Grint había faltado a las clases durante los tres días restantes de la semana. Aquello hizo que Duncan tomase un bocado de aire después de un largo rato, aunque fuese por pocos días. Era bueno descansar de los abusos de Grint por uno momento.

     Ahora era fin de semana, lo cual significaba que debía estar encerrado en casa junto a su familia, todo el día, ya que a diferencia de Adam, él no tenía amigos con los cuales salir a dar un paseo por el parque o hacer cosas divertidas, tampoco contaba con el permiso de su padre, Ibrahim, ya que lo había castigado desde el martes debido a la pelea, alegando que eran justamente aquellos actos lleno de barbaridad los que Dios solía detestar, al igual que él, por tal motivo se redimió a pasar todo el sábado encerrado en su habitación adelantando sus asignaciones.

     No se denominaba a sí mismo como un buen estudiante, de hecho, ni siquiera solía debatir en clases y eso muchas veces provocaba que sus profesores no le colocasen una alta calificación, por el contrario de Adam, quién era uno de los favoritos dentro y fuera del instituto, tanto para los profesores, como para sus familiares, en especial Ibrahim.

     Desde que ambos habían llegado a la familia Dankworth, tanto Imogen como Ibrahim supieron que los dos poseían extremos totalmente diferentes.

     Adam era un joven enérgico y animado, cuyo don era nada más y nada menos que la elocuencia. También amaba practicar soccer tanto como ir a la iglesia los domingos por la mañana para escuchar la palabra del día. Siempre se había esforzado por mantenerse en la categoría de los diez mejores alumnos de su clase, obteniendo el segundo lugar, justo debajo de Joshua Grint, y eso era uno de los tantos motivos para que Ibrahim e Imogen se sintieran completamente orgullosos de él.

     Por otro lado, Duncan había sido más callado y distante, y según él, no tenía ningún don en especial; siempre que se acostaba a pensar sobre su acolchada cama individual rebuscando en su mente algún talento especial, pero nada llegaba a su cabeza. Era torpe para los deportes, pero bueno para estudiar historia. Jamás había ganado un concurso o terminado una maratón como Adam el año anterior. Tampoco le gustaba ir a la iglesia, ya que no se sentía muy vinculado con toda aquella doctrina fervorosa, pero Imogen siempre le persuadía, mucho antes de que Ibrahim entrase a su habitación con el rostro lleno de prejuicio.

     Se había acostumbrado a los diversos llamados de atención que recibía por parte de su padre Ibrahim en diferentes ocasiones, sobre todo cuando intentaba alejarse del camino religioso, la cual era una actividad que poco a poco comenzaba a aborrecer, pero generalmente Imogen solía ser más condescendiente, ya que sabía y comprendía como eran muchas veces los adolescentes, y más si tenían un pasado tan triste como el de Duncan, por ese motivo acostumbraba llenarlo de mimos y dulces tratos, aunque él a veces tomara distancia de ella.

DUNCAN © #2 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora