06. De espíritu libre

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      Voces parlanchinas provenientes del recibidor lograban colarse a la habitación de Duncan transformados en pequeños murmuros, mientras él intentaba conseguir un vestuario adecuado para la salida que tendría en unos instantes con Angélica Eckhart.

     Luego de su escasa charla con la castaña, tomó rumbo hacia su casa antes de que Grint y su grupo se dispusieran a golpearlo nuevamente, o evitando que algún profesor lo amonestase por lo sucedido. Debía ser lo más precavido posible si no quería ser expulsado del instituto, tenía una pequeña esperanza de que Grint no abriese la boca con la directora.

     Cuando llegó a su casa en Acton lo primero que encontró fue a Imogen, quien recién finalizaba de comer sus vegetales en el almuerzo. Podría haber jurado que Ibrahim andaba en asuntos de la iglesia. Su madre al verlo casi deja caer el blancuzco plato de porcelana sobre el suelo de madera debido a la impresión y el susto que le causó ver a su hijo con un ojo morado y lo que parecía ser un rastro de sangre que había descendido de su fosa nasal derecha hasta el labio superior de este. No era necesario que ella le preguntase qué fue lo que había sucedido, cuando ya sabía la respuesta que Duncan le daría: Joshua Grint.

     En ese momento decidió limpiarle sus heridas, obligándolo a tomar asiento sobre el sofá principal de la sala, mientras le colocaba pomada desinflamatoria sobre el ojo y regañándole por haberse dejado influenciar por las ganas de pelear de su némesis. No era la primera vez que algo como aquello sucedía, pero una cosa que sí denominó como primera vez en ese momento fue la mirada de su hijo, esta no lucía oscura o vacía como solía hacerlo cada vez que llegaba en esas condiciones, todo lo contrario... Imogen pudo notar por primera vez una pizca de esperanza en aquellos ocres verdes.

     —¿Podría saber cómo sucedió todo esto? —le había preguntado la mujer, ahora haciendo a un lado el cabello de Duncan, despejando su frente y colocando un algodón con alcohol sobre la herida que se encontraba en esta.

     Por su parte, Duncan le comentó acerca de lo sucedido, y el porqué de los hechos. Al principio Imogen se encontraba envuelta en la sorpresa, ya que generalmente los problemas que Duncan solía tener con Joshua era por asuntos de ambos, no por defender a un tercero, sobre todo si se trataba de una chica, después de ello, su hijo prosiguió en contarle sobre la proposición que Angélica Eckhart le había realizado antes de salir de la escuela, y como él, un tanto obtuso, decidió aceptar. En ese momento vio una sonrisa aparecer en los labios de Imogen, ahora ella le había conseguido una explicación a la dulce mirada que su hijo tenía. Estaba animado. Y al enterarse de aquella noticia, ella también lo estaba.

     Ahora, Duncan se encontraba frente al espejo de su habitación mirando la manera en que se había combinado, con un pantalón y una franela negra, ambos los había comprado meses atrás con el dinero que había ganado como repartidor de pizza en el verano. También se colocó unos tenis rojos y solo peinó un poco su cabello, por suerte para él, era lo suficientemente largo como para cubrir la herida que tenía en la frente, por otra parte, vaya que su ojo se había desinflamado gracias a la pomada que Imogen le había aplicado, pero para su mala suerte aún era visible un hematoma tan oscuro como su vestuario.

     Una pequeña sonrisa se coló sobre sus rosados labios. Realmente sería la primera vez que saldría con alguien. Realmente una persona había tenido la amabilidad de invitarlo a algún lugar, y eso era algo que agradecía bastante. Por un instante se comparó con su hermano Adam, quien solía salir dos noches por semana, algunas veces con sus amigos del ministerio y algunas otras con la chica que le gustaba. Ibrahim jamás le reprochaba por eso, aunque Imogen solía llamarle la atención por las altas horas en que este llegaba, claro, él siempre utilizaba como excusa para su retraso que todos se encontraban predicando entre ellos, y al parecer a Ibrahim eso parecía totalmente fidedigno; Duncan jamás salía, al menos que lo hiciera solo. Y por esa vez se sentiría como Adam Dankworth.

DUNCAN © #2 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora