❝O 5❞

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HAMBRE.

—¡Tráeme la comida!. —grito Suga desde el comedor, moviendo sus dedos con ritmo sobre la mesa, esperando a que ese mocoso le trajera su desayuno. JiMin camino entre tropezones para llegar hasta la mesa y dejar la bandeja llena de comida para el chico pálido.

—Su desayuno Amo Suga. —susurro bajo, alejándose rápidamente de la cercanía del mayor. JiMin no espero un gracias, ya que nunca sucedia, así que solo se escabulló a la cocina donde una amable sirvienta  le dio un poco de comida.

—Toma niño, debes alimentarte, estás muy débil, mira nada más como tu piel se está volviendo pálida. —ella sonó como una madre preocupada, el niño pelinegro bajo la mirada al trozo de pan que tenía en sus manos.— Anda come rápido, antes de que el amo te vuelva a llamar. —JiMin asintió. Con los ojos cristalizados mordió el pedazo de pan con mermelada que tenía, incluso estando muerto le daba hambre, eso se debía a que estaba en el purgatorio y no en el cielo o el infierno. O eso le habían dicho— No llores niño, deja de estar triste. —ella lo consoló un poco. Lo que ella no sabía era que JiMin lloraba por su madre, aquella cocinera tenía un parecido a su mamá, solo lo hizo sentir mucho peor de lo que ya estaba.

—¡MUGROSA ALMA!. ¡VEN ACÁ AHORA!. —JiMin ni siquiera le pudo dar otro mordisco a su pan, porque aquel que era su amo ya lo estaba llámando de nuevo, la cocinera le dio una mirada de compasión, dejándolo ir de nuevo hacia aquel chico mimado que tenía como amo.
Todos en la mansión sabían que el Joven Suga se había encaprichado con el niño, y nada ni nadie iba a poder hacer que tal capricho se le pasará.
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Amo Suga. © |YoonMin| #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora