❝O 2 O❞

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BEBÉ


—Miralo, incluso se viste como uno. —escucho decir a una sirvienta. Suga simuló revisar pergaminos en la mesa del comedor, pero escuchaba claramente como las sirvientas susurraban entre sí, de quien sabe que.— ¡Mira su carita, hubiese dado lo que sea por tenerlo como novio!. —el castaño no comprendió eso dicho, pero instintivamente volteó hacia las sirvientas, quienes tenían la atención puesta en JiMin, vayan a saber el quién del por qué El Amo Suga azotó con violencia sus manos sobre la mesa, llamando la atención de las dos mujeres.

— ¡¿A caso no tienen que hacer?!. —les pregunto con rabia, JiMin siguió comiendo sin prestarle atención, ya se había acostumbrado a esas escenas. Las dos jóvenes almas se disculparon entre tropezones, pero aún así logro escuchar decir a una.

—No se de qué se queja, si todos aquí sabemos que el joven JiMin ya no es más su sirviente o esclavo. —eso, bueno eso dejo sin palabras al castaño, pero lo que le vino después a esas palabras lo dejaron atónito.— Es más su bebé, por como lo cuida y lo mima. —claro que no era cierto, pensó el castaño, pero después recordó.

Desde que estaba atado a JiMin, había dejado de tratarlo como un sirviente, de echo, procuraba que estuviera siempre bien bañadito, con ropitas comodas y de su gusto, zapatitos bien lustraditos, a veces incluso cuando JiMin quería dormir todo el día él tenía que quedarse a su lado, la comida tenía que estar siempre a una temperatura exacta para el menor, un vaso de leche tibia para el desayuno y cena, una que otra merienda por la tarde, a las seis empunto, hora en la que la lluvia y el viento azotaba la zona como siempre, JiMin tenía que estar ya con la pijama puesta, bien bañado, en la cama con unas mantas sobre de él, cuando daban las ocho empunto de la noche, tenía que estar ya cenado y dormido, o bueno, ya listo para dormir. Pero era por una simple razón se repetía Suga. JiMin se enfermaba estando muerto y eso lo preocupaba, porque eso solo le pasaba a las almas humanas que eran bendecidas por los dioses para ser parejas de algún demonio, ángel o oscuro en ese mundo.— ¿JiMin?. —le llamo, el menor dejo de comer su cereal para ver como Suga tenía una expresión seria.— No eres mi bebé. —dijo, más para que la servidumbre escuchara.

El pelinegro sólo sonrió con las mejillas como dos tamatitos por lo rojas que estaban. Ya se había acostumbrado a esa respuesta, desde ya casi un año que Suga decía eso, para no tener que decir lo que de verdad pasaba, porque incluso JiMin lo sabía. Qué si era su bebé, y solo su bebé.

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Amo Suga. © |YoonMin| #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora