❝O 2 5❞

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BESITOS.


Suga mantuvo la vista al frente, no queriendo ver el revoltijo de lágrimas y sollozos que era el menor unos pasos atrás. Mordió fuertemente los labios, sintiendose un completo idiota por el escándalo que armó.— Mierda. —los empleados de la casa corrieron a sus habitaciones al ver que el amo había llegado, el pasillo estaba en completo silencio, aún así Suga solo escuchaba los sollozos de su menor.— Cierra la boca de una vez. —dijo brusco, cuando entro a la nueva habitación que compartían.
Aún así, JiMin siguió llorando, importandole poco que el castaño le reclamará, él lo único que quería era sentirse menos triste, porque su pechito dolía mucho, mucho, mucho. Y la culpa era de ese tonto de Suga, y su maldita actitud de niñito mimado de papi, detestaba eso del mayor, cuando se ponía de esa manera. Se sintió feliz, por un momento al enterarse que el y su mayor se casarían, porque eran algo así como predestinados.— ¿Qué hago para que dejes de llorar así?. —susurro el mayor, a su lado. JiMin levanto la colcha viendo dudoso, el cambio del mayor.— Me comporte como un idiota, lo sé y lo lamento. —el pelinegro permaneció, viéndolo justo a los ojos.

Be...sitos. —dijo lo más claro posible, el mayor asintió, atrayendo hacia él, el pequeño cuerpecito, que se acomodó en su pecho.

—Besitos, besitos. —no hizo falta decir algo más, porque Suga repartió besos por todo su rostro, mejillitas, naricita, ojitos, su frentecita y sus bonitos y dulces labios, recibieron un besito de disculpa.— Lo lamento bebé, hoy fui un patán de primera. —JiMin asintió, y Suga solo rió, porque ese mocoso siempre le decía las cosas tal y como eran.

JiMin se quedó dormidito sobre su pecho, haciendo soniditos con la boquita, mientas Jung Suga, miraba al techo, aún sin saber cómo procesar el hecho de que Park JiMin era su predestinado.

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Amo Suga. © |YoonMin| #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora