❝O 3❞

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LIMBO

Ahí estaba él de nuevo, llorando sin cesar, haciendole un berrinche a todo lo que se le decía, esa alma simplemente no era de su agrado. Suga frunció el ceño, apretando sus manos en puños, la sangre le hervía en molestia absoluta.— ¡Cállate mugrosa alma!. —le grito, pero eso provocó que el mismo ser se pusiera peor que antes y llorará a mares delante de él.

—¡Por favor!. —suplico como siempre, arrodillándose ante él.— ¡Déjame ir!.

—¡NO, Y NO INSISTAS CARAJO!. —Suga toco el fuente de su nariz, irritado hasta más no poder.— ¡Y lárgate de aquí, que tú precencia me molesta!. —pero esa alma se negó a alejarse de su lado.— ¡Si mi padre te ve llorando se enojara conmigo!.

—¡No me importa si se molesta, no me iré hasta que me deje ser libre!. —Suga dejo de expresar alguna emoción en su rostro, su semblante se volvió frío, viendo hacia abajo al cuerpo que se aferraba a su pierna. Le tomo con sutileza los cabellos mientras se acuclillaba para quedar a la misma altura. Por un momento el chico delante de él, pensó que había conseguido lo que quería pero...

—Tu nunca más volverás a estar entre los vivos, me perteneces ahora ¿Sabes por qué?. —el ser negó— Porque estás muerto, y los muertos pertenecen aquí, al páramo del purgatorio, donde serán juzgados por sus pecados o por sus actos buenos. El cielo o el Infierno. Pero tú, no irás a ninguno de ellos, porque nunca hiciste nada con tu vida, y para los de allá arriba —señalo la entrada al cielo— y los de allá abajo —señalo la entrada al infierno—, tú nunca exististe. —y así, Suga se levanto, viendo con una sonrisa burlona al pobre chico que lloraba en silencio.— Vuelve al trabajo, no me hagás enojar... JiMin.

—Eres... Des-Despreciable. —sollozo, tallandose sus ojos irritados. Suga hizo oídos sordos a aquel insulto, no valía la pena pelear con ese mocoso recién llegado.— Yo, yo no seré su esclavo...

—Llevas aquí apenas dos días, no seas un exagerado. —Suga bufó, tomando un lienzo en blanco, al igual que un cincel, empezo a plasmar en tinta el paisaje frente a él.— Ve y has lo que te ordené. —JiMin sollozo bajo, acatando la orden del hijo de la Muerte, después de todo, había escuchado el rumor, que ese chico pálido, de hebras castañas, sería el próximo Dios de la Muerte muy pronto.

—Sí amo Suga. —dijo tímido, pero sin darse por vencido. El se alejaría de ese sujeto, no le gustaba estar en el limbo, no y no. Haría lo que fuera para que al menos se apiadaran de él y lo mandarán a otro lugar, lejos de ese castaño.

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Amo Suga. © |YoonMin| #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora