16: ¡Feliz cumpleaños!

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Finn suspiró.

Comenzó a abotonar su camisa con calma mientras se visualizaba en el espejo. Hoy era su cumpleaños y él no se encontraba con entusiasmo para festejarlo. Solo quería quedarse ahí, envuelto entre las sabanas que Noah muchas veces usó para dormir y soñar que el castaño estaba ahí con él, abrazándolo, besándolo y festejando su cumpleaños.

Ese era su deseo.

Su deseo de cumpleaños.

Quería ser positivo. Apenas eran las siete y treinta de la noche. Aún faltaban algunas horas para que su cumpleaños terminara y él tenía la esperanza de que Noah apareciera antes de que eso ocurriera. Después de todo, era Noah, era su mejor amigo, sabía que no podía olvidarse de su cumpleaños, al menos un mensaje, una llamada o una señal de humo haría para felicitarlo.

Terminó de abrochar su camisa colocándose de pie. Se miró por última vez en el espejo y satisfecho con su ropa decidió guardar la billetera y las llaves del departamento en su bolsillo, antes de hacer lo mismo con el teléfono avisó a sus amigos que ya iba en camino.

Sadie y Caleb le habían organizado una cena en un bar. A pesar de que él se había opuesto a ello los chicos terminaron ganando. Finn no había tenido más remedio que aceptar, su único consuelo es que solo sería una cena y no una fiesta o algo similar a ello, aunque sabía que al bar a donde irían tenía un club para bailar si se quería. Los chicos dejaron esa opción abierta pero Finn sabía de antemano que la negaría si ellos llegaban a proponerla.

Salió de la habitación de Noah y caminó por el pasillo hasta la salida principal. Desde que Noah se había marchado, Finn se había mudado a esa habitación, pues sentía que así podía estar cerca de su castaño. Era algo deprimente según sus mejores amigos pero a él no le importaba, él se sentía protegido estando allí y así quería seguir estando hasta que su castaño regresara.

Salió del departamento y caminó hacia el ascensor. Ingresó a este una vez que llegó y se encontró con un vecino, lo saludó y luego de ello se mantuvieron en silencio hasta llegar a la planta baja. Finn se despidió y caminó hasta la salida, el encargado de la recepción le informó que el taxi que había solicitado ya había llegado, el pelinegro le agradeció y salió hacia este.

La brisa un poco fría lo recibió, recordándole las fechas navideñas que estaban a la vuelta de la esquina. Ese era un tema que Finn trataba de evitar a toda costa porque no quería recordar lo solo que estaría ese día. Aun cuando Caleb y Sadie lo habían invitado a pasar ese día con alguno de ellos, Finn seguía renuente a la idea de aceptar.

Observando al hombre fuera del auto, Finn agitó su mano y el señor inmediatamente lo miró, amablemente le abrió la puerta al chico y este agradeció al ingresar al automóvil. Finn miró como el hombre cerraba y rodeaba el auto hasta ingresar al mismo, luego de haberle dado la dirección el señor comenzó a conducir. Finn suspiró y se dispuso a ver por la ventana pensando un poco.

Un mes y medio había transcurrido desde que Noah se había marchado y Finn había cambiado por completo. Con las únicas personas que ahora interactuaba era con Sadie y Caleb y en ocasiones con Jack con quien ahora mantenía una relación de psicólogo y paciente exclusivamente. De igual manera, algunas veces platicaba con alguno de los amigos de Noah y a veces, solo cuando se sentía agotado por no saber nada del castaño, hablaba con Jaeden. No eran mejores amigos ni nada similar a ello, aún no se soportaban y se seguían cayendo mal el uno al otro, pero al menos existía un respeto por parte de ambos y eso los hacía mantener una comunicación normal y tranquila.

Con Luke... bueno, con él seguía conversando, aunque la única relación que existía entre ellos era laboral. El primer encuentro que él y Luke tuvieron en Washington, Finn le había sido muy sincero, se había disculpado por lo ocurrido en el viaje y le había confesado que estaba enamorado de una persona y que se encontraba esperándolo. Luke a pesar de ello seguía ahí, esperando que Finn se diera por vencido en algún momento. Finn por su parte esperaba no rendirse en mucho tiempo.

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