18: ¡Feliz navidad!

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Él lo miraba en silencio.

Observando cómo terminaba de abrocharse los pantalones y comenzaba a hacerlo con la camisa.

―¿Te gusta lo que estás mirando? ―escuchó al otro preguntar.

Él asintió un poco sonrojado terminando por desviar su mirada.

―Tienes buen físico y estás en forma, no puedo ponerme una venda y fingir que eso no es cierto.

Él lo escuchó reírse y luego sintió un peso en la cama, junto a su lado.

―Me halaga que digas eso, Noah.

―Sólo digo la verdad, Jaeden. ―Noah se giró a verlo y le regaló una sonrisa, ayudándole a terminar de abrochar la camisa.

―¿Ya pensaste en lo que harás? ―el castaño más bajo negó alejando sus manos del contrario cuando terminó de abrochar la prenda de vestir. ―¿Por qué esperas tanto?

―No lo sé...

―¿Qué no sabes?

―No sé qué hacer, Jaeden. ―suspiró, dejándose caer en la cama, cubriéndose con las manos el rostro. ―Sólo es raro, quizás no vine preparado para todo esto. No pensé que Finn me iba a corresponder e iba a trabajar en demostrarme que me correspondía a cada instante.

―Te dije que él había cambiado.

―Esa es la cosa, Jaeden. ¿Realmente cambió? ―volvió a sentarse, quedando frente a frente. ―Sadie y Caleb dicen lo mismo, pero ellos son sus amigos, siempre van a apoyarlo a él primero, ¿verdad?

―Es posible, pero te lo digo yo, y bien sabes que él y yo ni siquiera nos soportamos. ―Noah hizo una mueca y con pesadez asintió. ―Mira, cuando no estuviste él y yo hablamos, me confesó lo que sentía por ti. Él sabía que tú me gustas.

―¿Él lo sabe? ―cuestionó con sorpresa. Sus ojos ahora más abiertos de lo normal. Jaeden asintió. ―¿Cómo es eso posible?

―Hubo una noche que nos reunimos para comenzar a organizarnos para tu cumpleaños, antes de irse lo confronté y le dije que tú me gustabas y que yo no iba a dejar que te siguiera lastimando. Y lo decía enserio, no dejaría que te lastimara más, Noah.

―Eso, eso es muy lindo de tu parte, Jaeden. ―susurró cabizbaja. ―Gracias.

―No tienes que agradecer; te amo, Noah y solo quiero lo mejor para ti y por eso te digo que Finn ha cambiado, me lo ha demostrado durante este mes.

―Pero... ¿es posible?, ¿es posible que alguien cambie en un mes y medio?

―Tú lo hiciste, ¿cierto? ―Noah asintió. ―Bien, entonces, ¿por qué él no lo haría?

―No lo sé...

―Noah, escucha. ―mirando como Jaeden le sujetaba las manos, Noah se vio en la obligación de alzar el rostro y mirarlo. ―Basta de sentirte preso del miedo, ¿de acuerdo?, el miedo nos paraliza, es cierto y por ello es que podemos llegar a perder tan buenas oportunidades. Siempre has querido una oportunidad con él, ¿verdad? ―Noah asintió. ―Bien, digamos que los dioses finalmente te escucharon y te la están dando, ¿la desaprovecharas?

―No...

―Exacto, no, has pasado diez años anhelado esto, ahora que tienes la oportunidad de hacerlo realidad, no dejes que el miedo lo arruine.

―Jaeden... ¿cómo es qué terminaste siendo maestro de matemáticas y no psicólogo?

―No lo sé, quizás porque el destino quería cruzar nuestros caminos.

ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora