04: ¿Celos?

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Un suspiro salió de los labios del azabache, mientras que con su mano tomaba un puñado de palomitas y lo llevaba a su boca. Algunas se escaparon cayendo sobre su regazo. Finn ante ello solo las tomó y las fue comiendo poco a poco, mientras que miraba con aburrimiento la película. Debió suponer que aquella película no generaba tanto terror cuando Noah la eligió. Sabía que su castaño amigo no era fanático del género, y aun así no notó alguna alerta cuando llegaron al cine y pidió como niño chiquito que miraran IT. La verdad es que él no le encontraba nada terrorífico al payaso de la historia, pero podía notar que todo su entorno opinaba lo contrario.

Por la luz que proporcionaba la pantalla, Finn podía observar a los demás espectadores ensimismados en la trama, inclusive su mejor amigo se encontraba mirando fijo la pantalla. Las únicas acciones que hacía era saltar cuando se sobresaltaba, negar cuando sentía que algo malo pasaría o cubrirse el rostro cuando algo realmente parecía asustarle, del resto ni palomitas comía, esporádicamente lo hacía, aquello no enojaba a Finn, tendría más palomitas para él. Volviendo a introducir la mano en la bolsa de palomitas, se dio cuenta de que las había terminado. Suspirando giró los ojos y sacudió sus manos un poco para luego estirarse y dejar descansar sus brazos en las butacas de sus costados.

Finn notó como Noah ante ello, se inclinó y dejó su cabeza descansar en el hombro del mayor. El azabache sonrió ante ello y mordió suavemente su labio inferior, si lo hubiera planeado no le hubiera salido tan perfecto. Apoyando su cabeza suavemente en la ajena, cerró sus ojos, embriagándose de aquel aroma a vainilla que desprendía el cabello de su castaño amigo. Un estremecimiento recorrió su cuerpo y un cosquilleo se hizo presente en su estómago. Finn frunció el ceño ante ello y abrió sus ojos percatándose de que los créditos salían en la pantalla.

¿Cuánto tiempo había pasado en aquella posición? Aquella pregunta viajó por su mente mientras alejaba su rostro de la cabeza de su amigo. Las luces de la sala se encendieron obligándolo a cerrar sus ojos y pestañear repetidas veces mientras se acostumbraba a la luz.

―Finn, ¿estás bien? ―el azabache abrió sus ojos y observó a su mejor amigo. Finn escrutó el rostro ajeno dándose cuenta de algunas cosas que antes no había notado.

El azabache se perdió por un momento en la mirada esmeralda de su mejor amigo. Los orbes de Noah brillaban con cierta intensidad para el mayor, quien comenzaba a sentirse expuesto ante aquella mirada. Sentía que Noah estaba viendo hasta lo más profundo de su ser y aquello lo hizo estremecerse y sonrojarse un poco, así que se vio obligado a desviar la mirada y terminar posándola sobre los labios ajenos. Noah tenía sus labios entre abiertos y aquello causó una enorme curiosidad en el azabache quien se encontraba preguntando, ¿qué sabor tendrían los labios de Noah? ¿Tendrían sabor a la gaseosa que había estado tomando? Finn mordió suavemente su labio inferior y cerró sus ojos, dejando que su deseo tomara control en él, acercándose poco a poco al rostro del castaño.

Sin embargo lo único que recibió fue un golpe en su frente cuando Noah se levantó con brusquedad y comenzó a correr por el pasillo libre. Lo único que el azabache había alcanzado a escuchar era que su mejor amigo necesitaba urgentemente visitar el baño.

•••

―Mi personaje favorito sin duda alguna es Richie. ―Finn frunció el ceño y terminó de tragar el bocado de hamburguesa que llevaba algunos minutos siendo triturado por sus dientes. ―¿Verdad que es lindo, Finn? A mí me gustó mucho. Además, era muy gracioso. ―musitó Noah sonrojado tomando una papita frita para llevarla a la boca.

Finn suspiró y volvió a morder la hamburguesa. Estaba algo molesto con Noah, él quería saber, ¿qué le veía su mejor amigo al dichoso actor? Él no lo había visto lindo, solo era alguien común y corriente como cualquiera. Pero Noah hablaba con tanta adoración hacia él, que eso causaba que Finn sintiera su sangre hervir al recorrer sus venas y arterias. ¿Por qué demonios se sentía de esa manera? Él no lo sabía. La verdad, habían muchas cosas que estaban ocurriendo aquella noche y que él aún no comprendía.

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