Él

10: Preguntas sin respuestas

En un intento de moverse, el bulto que se encontraba a su lado se lo impidió. Abrió los ojos, molesto por ello, le gustaba tener la libertad de moverse a donde quisiera cuando estaba en la cama. La cabellera de tono castaño junto a él lo hizo fruncir el ceño, se alzó lo suficiente sin tratar de despertar al contrario y la imagen que percibió lo exaltó.

De inmediato soltó su brazo del agarre ajeno y retrocedió en la cama con rapidez cayendo sentado al suelo, se mordió el labio para no quejarse por el golpe que había recibido en su trasero, sin embargo, al verse desnudo se olvidó de aquel pequeño dolor y se levantó de golpe corriendo al closet en busca de ropa.

Estaba desorientado, perdido.

¿Qué había hecho la noche anterior para terminar desnudo en la cama junto a Noah?

Se colocó la ropa interior, un pantalón de pijama y una camisa sin mangas; con torpeza salió del closet y volvió a visualizar la cama.

Noah estaba durmiendo cómodamente en dirección a donde él se encontraba, los mechones castaños de su amigo caían como cascada sobre su rostro y eso le parecía adorable, por un momento hasta sintió las ganas de regresar a la cama y abrazarlo, pero inmediatamente desechó el pensamiento al sacudir la cabeza y salir con premura de la habitación.

Necesitaba respuestas.

La cabeza le dolía horrores. Sin duda el recordatorio de una buena noche en el club, ¿cuánto licor había ingerido?, no lo sabía, pero estaba seguro de haber tomado lo suficiente para terminar desnudo en la cama con su mejor amigo.

Golpeó el marco de la cocina apenas ingresó a esta.

¿Qué había hecho?

¿Realmente había tenido sexo con Noah?

Se asustó ante ese pensamiento.

Si había tenido intimidad con su mejor amigo... Dios... ¿ahora cómo lo vería al rostro? Se sentía avergonzado; llevaba semanas evitándolo para no tener un recordatorio de sus sentimientos y apenas bebía, terminaba mandando todo al demonio y terminaba en la misma cama que él.

Gruñó al dejar caer su cabeza en la puerta del refrigerador.

¿Qué haría ahora?

¿Llamaba a Jack en busca de algún consejo?

¿O quizás a Sadie y a Caleb?

Ellos podrían contarle sobre los acontecimientos de la noche anterior. Sí, eso sin duda le pareció una grandiosa idea. Rebuscó en los bolsillos del pantalón pero no encontró su teléfono, se golpeó la frente con la palma de la mano.

Por supuesto que no lo traía consigo, apenas y había tenido la oportunidad de vestirse.

Necesitaba regresar a la habitación, tomar sus cosas e irse de ahí antes de que Noah despertara.

Sin embargo, una voz en su interior lo detuvo, ¿actuaria tan cobarde?, ¿acaso era Noah otro chico con quien había tenido sexo?, porque eso era lo que acostumbraba a hacer cuando despertaba con alguien en la cama. Se marchaba sin decirle nada y no lo volvía a ver. Pero Noah... él no era un simple acoston de una noche, él era su mejor amigo; necesitaba hablar con él y explicarle que lo que sea que hubiera hecho, estaba arrepentido.

―¿Finn?

Dando un respingo se apoyó en la puerta del refrigerador, no quería voltear a verlo. Estaba apenado consigo mismo por sus acciones, aun cuando no sabía qué demonios había hecho.

―¡Noah, despertaste! ―respondió. Su voz sonó bastante aguda, haciéndolo fruncir el ceño.

¿Es que ni siquiera podía ocultar sus nervios al hablar?