La primera regla

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Aunque fuera de mala educación, colocó ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón para evitar hacer notorio que sus manos se empuñaban con demasiada fuerza.

Después de aquel viaje en la moto, la cual detestaba, se le había quedado pegada la sensación, nuevamente, de cosquilleo por haber abrazado a Zen ¿Por qué se le hacía tan vivido el deseo de querer tenerlo cerca? Lo detestaba, sabía que no podía confiar en él, aun así era imposible controlar sus emociones por lo que había dicho el menor hace un par de minutos.

"Tú te diste el lujo de morderme y hacer que actué torpe por primera vez en mi trabajo de actor. Yo solo me apropie de lo que era mío"

Por un lado deseaba saber cómo era que la torpeza se manifestaba en ese actor ¿Sería de forma tierna o simplemente divertida? Ahora sentía molestia al saber que otros seres, que el mismo no conocía, pudieron verlo de aquella forma antes que sus propios ojos.

Soltando un suspiro, se regañó internamente para dejar de pensar en estupideces mientras comenzaba a ver su alrededor con cierta curiosidad.

La vez que había entrado en este pequeño apartamento no tuvo la oportunidad de contemplarlo en su totalidad, mas ahora el dueño estaba en la cocina y esta especie de sala-comedor estaba desierta.

Era como si lo invitara a observar cada detalle de su entorno.

Sacando una de sus manos del bolsillo, se dedicó a tocar con cuidado aquel sillón desgastado. La tela se notaba un tanto decolorada, incluso el cuero llegaba a tener unas partes en que no se notaba como tal ¿A esto se refería Mc cuando decía que la vida de Zen era bastante humilde? La casa del empresario nunca tendría este tipo de imperfecciones, sus ganancias le otorgaba una vida llena de lujos y comodidades, pero nunca creyó que el menor no se diera los gustos de cambiar los objetos viejos.

Mucho menos pensó que esto le interesaría tanto.

Escuchando unas pisadas acercándose, se dio vuelta y al instante arrugó el entrecejo al notar como el actor venia sin su típico blazer blanco y con una cerveza en la mano siendo que en el restaurante no había comido mucho.

¿Por qué ahora se preguntaba si la alimentación del chico era buena? Eso no era de su incumbencia, mas su mente no dejaba de gritarle que le preguntara a Zen si había comido apropiadamente en la casa de Jinhyun, aunque era claro que no. El mismo sabía que el artista solía olvidarse de todos los temas esenciales.

Escuchando un "¿Qué?" despreocupado y desinteresado por parte del actor, no le quedó más que soltar el agarre que tenía en su mano, que aún estaba escondida en el bolsillo, mientras desviaba la mirada.

Lo que pasara con el actor no debía ser de su incumbencia, tampoco podía darle armas para que el contrario se pusiera a molestarlo.

-en serio Jumin, eres un tipo extraño, pero ya que, siéntete en casa y siéntate en el sillón – Sonriendo nuevamente, se fue a sentar a donde se supone lo había invitado a sentarse – no será tan cómodo como el tuyo, pero estamos libres de la bola de pelo. No hay nada mejor que eso

-el remedio te ha dado resultado cuando has ido, tampoco es como si alguien te obligara a ir – Reacio a sentarse a su lado, por el miedo de lo que sus brazos pudieran llegar a querer a hacer, se cruzó de brazos y se quedó parado - ¿Para qué me has traído aquí?

-¿Para qué has venido? – Mostrando una sonrisa confiada, recorrió todo el estoico cuerpo ajeno con sus ojos y se sintió más satisfecho, Jumin era como un libro abierto

-...- ¿Cómo responder a una pregunta que ni el mismo sabia como hacerlo? Vino porque su alma lo deseaba, pero no quería permitirse desearlo, por lo mismo decirlo era imposible. Ni siquiera debía pensarlo – racionalice que V y Mc tenían su derecho a estar en privado y mi chofer no estaba...

yo no creo en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora