Despertó de golpe y medio asustado.
Todo a su alrededor estaba borroso, por lo que no pudo más que asustarse pensando en que había vuelto a la prisión ¿Y si todo lo soñó? ¿Y si él no tocar a Zen significaba que todavía estaba en ese maldito lugar? Tragó con fuerza comenzando sentirse más inquieto de lo normal. No podría soportar una jugarreta como esa.
Centrándose, intentó no pensar en nada mas mientras mantenía los ojos cerrados. Él era un hombre, era una persona de bien, era alguien que usaba la racionalidad por sobre todo, así que si estaba de vuelta en esa maldita prisión estaba seguro que podía soportarlo.
Gran mentira.
Sintiendo como las lágrimas querían escaparse de sus ojos, un pelaje suave chocó contra su mano y posteriormente el cuerpo entero se refregó contra la misma mano. Eso basto para poder tranquilizarlo un poco.
Abriendo los ojos, miró directamente a Elizabeth III. La minina denotaba preocupación en su mirada ¿Será su imaginación o realmente mostraba esos sentimientos? Ya no lo sabía, pero lo agradecía. Agradecía que ella estuviera ahí para decirle que no era un simple sueño estar en casa al fin.
Soltando un suspiro, acarició la cabeza de la gata con tranquilidad mientras se sentaba.
No se había dado cuenta, pero nunca se movió del sillón ¿Será que se acostumbró a la incomodidad de aquella jaula? Esperaba que no. Deseaba volver lo más pronto posible a su rutina para que su mente no pensara en más estupideces, pero ¿Cómo vuelves a la realidad en la que se encuentran tus conocidos?
Mirando en dirección a la puerta que lo separaba de Zen, tragó con fuerza.
Definitivamente si no volvía a lo que era antes, el actor de teatro se encargaría de presionarlo, incluso hostigarlo, para que se abriera con él. Ya veía las mil conversaciones intentando presumir madures y un vasto conocimiento en lo que era la psiquis humana. Por lo mismo no debía darle esa oportunidad.
Debía sacar al menor de su casa para no mostrarle su peor cara.
Decidiendo ir a la cocina, sintió todo su cuerpo pesado. Ahora mismo no solo su mente era un problema constante con sus pensamientos, sino que su mismo cuerpo le impedía moverse adecuadamente. Incluso sentía que este le pedía volver a su lugar previo y solo durmieran por unas horas más, después de todo ¿A quién le afectaría no verlo?
Jeahee fue preparada durante años para poder controlar la empresa por al menos tres semanas más; su padre ni siquiera requería de su presencia si no era para mostrarle una nueva mujer; Jihyun debería ahora mismo estar con Mc disfrutando volver a verse; Saeyoung velando por su loco hermano y Yoosung jugando o estando con Saeyoung.
El único que podría llegar a requerirlo estaba al otro lado de esa puerta, pero debía alejarlo cuanto antes de su lado, después de todo el menor era su ser más preciado. Con el descubrió que era ansiar verdaderamente una llamada, la locura de verlo incluso si estaba sudoroso y con harapos inmundos, las películas tontas. Descubrió muchas cosas gracias a ese chico.
Ahora tenía que dejarlo ir.
Tenía que separarse a toda costa de Zen de su lado para no hacerle daño. Después de todo Rika se vio a sí misma en él. No había peor mal que ese.
Llegando a la cocina con el fastidio y asqueo de ser igual que Rika, se preguntó que hacer ¿Unos panqueques? ¿Café? No quería comer solo, en realidad no quería comer ¿Qué quería? Nada realmente, pero aun así estaba en la cocina buscando que hacer.
-señor Han, por favor, siéntese –La voz grave y masculina se hizo presente
Dándose vuelta con desgano, vio a su chofer, viejo y canoso como siempre, manteniendo una sonrisa mientras se adentraba a la cocina a paso lento.
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yo no creo en el amor
RomansaLuego de que ella escogiera quedarse con su mejor amigo y salvarlo de una muerte temprana, a Jumin no le queda nada mas que volver a su rutina aburrida esperando que nadie nuevo aparezca a afectarle nuevamente. No quería saber nada mas del amor, au...